Toda Venezuela y amplios sectores del mundo están en vilo ante el incierto estado de salud del presidente Hugo Chávez. También se sigue con atención el proceso democrático atípico que vive el país bolivariano desde el pasado 10 de enero, cuando el mandatario reelecto no regresó al país para juramentar un cargo que ejerce por casi catorce años.

Ante esta coyuntura los obispos venezolanos han alzado su voz, ya que está de por medio la vigencia de la Constitución y la calidad de vida material y psicológica de los pobladores.

Para conocer más directamente esta realidad, ZENIT dialogó con monseñor José Luis Azuaje Ayala, obispo de la diócesis de El Vigía-San Carlos y primer vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana.

Él tiene también otra responsabilidad como presidente de Caritas para América Latina y el Caribe, cuya misión nos hablará en la segunda parte de esta entrevista que publicaremos pasado mañana.

¿Cómo le medimos la temperatura a Venezuela?

--Mons. Azuaje: Tenemos varias lecturas. Una sería la que nos proporciona el ente gubernamental de planificación económica, que nos habla de un crecimiento de lo macroeconómico. Pero en la realidad, en el día a día de la gente, este crecimiento no se ve revertido ni en la disminución de la pobreza, ni en la calidad de vida.

¿Qué otra realidad es la que se ve?

--Mons. Azuaje: Es lo que nosotros constatamos en nuestras visitas pastorales. Porque la pobreza no se puede evaluar dentro de un solo parámetro, sino hay que tener en cuenta el parámetro alimentario, de la salud, vivienda, cultura y educación, donde es compleja la situación. Estamos en un proceso en el cual habría que buscar los canales más certeros para constatar las estadísticas, porque estas provienen de varias fuentes.

La crisis se deja ver…

--Mons. Azuaje: Hay una crisis de credibilidad y también de tipo moral, por los muchos elementos que van apareciendo. La crisis de credibilidad es por la falta de un sustento en los proyectos políticos que se presentan, así como en los cambios en el sistema democrático y político, o en las decisiones que toma el sistema judicial.

¿Y las de tipo moral?

--Mons. Azuaje: Lo vemos en la impunidad tan grande que se está viendo en nuestro país. El mismo hecho de tener al señor presidente tan enfermo, y del cual nosotros no tenemos ningún tipo de información veraz por parte de una junta médica sobre su real situación de salud. Esto implica que quienes estaban alrededor de él son los que asumen el poder en este momento, generando una gran crisis de credibilidad en función del cumplimiento de la Constitución y de las normativas que se establecieron para ser cumplidas.

La gente está muy inquieta, ¿verdad?

--Mons. Azuaje: Todo esto genera zozobra y también inseguridad, miedo e inestabilidad para el ámbito institucional del país. Estamos ante un panorama que no podemos predecir, y que día a día lo tenemos que ir construyendo con las pocas herramientas que tenemos al alcance.

En usted se puede notar la preocupación de los obispos...

--Mons. Azuaje: Sí, por eso estamos haciendo hincapié primero en mantener la paz, la paz cívica y democrática, así como rescatar las instituciones para que se activen. En este momento es cuestión de mantener el Estado de Derecho y la democracia. Acabamos de decirlo en el último comunicado al pueblo venezolano: nuestra preocupación por las distintas interpretaciones que se le pueden dar a la Constitución, especialmente lo que se refiere al término de un periodo de gobierno y el inicio de otro. Porque todo esto ha causado zozobra y expectación ante la ausencia del presidente de la República, y por las repercusiones que pueda traer a futuro.

Un exgeneral encarcelado acaba de decir que Venezuela vive una "dictadura fascista postmoderna". ¿Cómo interpretar estas palabras?

--Mons. Azuaje: Esos son criterios y palabras propias de alguien que vivió el régimen que avalaba todo este proceso del presidente; después pasó al otro lado y ahora está encarcelado. Lo cierto es que todos los venezolanos debemos trabajar por mantener nuestra democracia, que ha costado mucho trabajo sostenerla. Esta debe ser una democracia participativa donde el pueblo sea protagonista de su historia, donde se vea a los políticos y a quienes tienen el poder, como personas que están al servicio del pueblo, y no hacer que el pueblo les sirva.

Todo un trabajo desde la base, entonces…

--Mons. Azuaje: Hay que retomarlo, con una reflexión democrática desde las mismas comunidades. Esto permitirá promover la conciencia y la madurez política de muchos sectores del pueblo, para que hoy puedan reclamar sus derechos y cumplir sus deberes. Es una dinámica de la que se pueden obtener muchas riquezas para ir haciendo que madure la democracia, a fin de que se cumplan las normativas, especialmente la Constitución.

Nos asalta aún la duda ¿el presidente Chávez está realmente grave, quizás ya incapacitado para gobernar?

--Mons. Azuaje: Creo que esto queda en la conciencia de quienes están más cerca a él, especialmente de quienes conocen su situación. Quedará en su conciencia si realmente no han dicho la verdad y por haber tenido en vilo y tensión a todo un pueblo. El pueblo venezolano ha sido muy generoso, tanto los que lo aceptan como los que no lo aceptan, todos se han unido en oración. Y si lo quiere el Señor, pueda volver a sus labores cotidianas, como la persona de mayor responsabilidad que tiene Venezuela.

Que se sepa de una vez la situación, entonces…

--Mons. Azuaje: Apelamos a la conciencia de quienes están mas cerca y conocen la situación, para que digan la verdad.