Durante una entrevista telefónica con la agencia ZENIT, el secretario del Consejo Pontificio para la Familia, monseñor Jean Laffitte, ha tenido a bien dirigir, desde Roma, «un saludo fraternal y caluroso a todos los participantes en la Manifestación del 13 de enero».
El obispo indicó que “los problemas sociales, éticos y familiares del proyecto de ley que instituye el denominado ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo son tales que imponen a todo hombre de buena voluntad, como también a todo cristiano, el deber de expresar, en la medida de lo posible, su firme oposición a una medida destructiva del vínculo social y contraria al bien común”.
El prelado añadió que “todos los que, de un modo u otro, habrán calramente defendido los valores más fundamentales de la sociedad a la que pertenecen, podrán experimentar un orgullo legítimo de haber hecho todo lo que estaba en su mano para salvaguardar el patrimonio común”: “el matrimonio, unión entre un hombre y una mujer –añadió monseñor Laffitte–, es la única mediación posible para fundar una familia donde el niño pueda ser acogido en el amor de un padre y una madre”.