La fe no se vende, hay que dar testimonio con coraje. Como Pedro y Juan, pero esto supone una gracia, que hay que pedir para vencer la tentación de bajar a pactos.
Esta es la invitación que hizo el papa Francisco, durante la misa de hoy en la capilla de la residencia Santa Marta. A la celebración --indicó hoy la Radio Vaticano- estaban presentes una familia argentina, algunas de la Hijas de San Camilo y de las Hijas de Nuestra Señora de la Caridad.
En su homilía, el papa comentó las lecturas del sábado de la octava de pascua: en la primera, Pedro y Juan dan testimonio ante los jefes judíos a pesar de las amenazas. Y del Evangelio, que narra las apariciones de Jesús a María de Magdala, a los discípulos de Emaús y la incredulidad de los once apóstoles a quienes aseguran haberlo visto vivo.
Y el papa planteó: “Cómo es nuestra fe? ¿Es fuerte? ¿O a veces al 'agua de rosas'? ¿Cuándo llegan las dificultades somos corajosos como Pedro o un tanto tibios?”.
Y recordó que Pedro no calló su fe, no descendió a componendas porque, como se indica en los Hechos de los Apóstoles, “continuaron firmes en esta fe”, diciendo: “No podemos callar ante aquello que vimos y oímos”.
En la historia del pueblo de Dios --indicó Francisco- siempre “existió esta tentación: eliminar una parte de la fe”. Pero “la fe –explicó– es tal como nosotros la confesamos en el Credo”. Por lo tanto, debemos superar “la tentación de hacer un poco como hacen todos, de no ser tan rígidos”. Porque “cuando comenzamos a cortar la fe, a negociar la fe, de cierta forma a venderla al mejor postor, iniciamos el camino de la apostasía, de la infidelidad al Señor”.
Y recordó que el ejemplo de Pedro y Juan nos ayuda, nos da fuerza, como se ve en la historia de la Iglesia, incluso hoy en día. Porque “para encontrar mártires no es necesario ir a las catacumbas o al Coliseo: actualmente los mártires están vivos en numerosos países. Los cristianos son perseguidos debido a la fe. En algunos países no pueden usar la cruz: son castigados si lo hacen. Hoy, en el siglo XXI, nuestra Iglesia es una Iglesia de mártires”.
“De aquellos que como Pedro y Juan dicen: 'No podemos callar lo que hemos visto y escuchado'. Y esto nos da fuerza a nosotros que a veces, tenemos una fe un tanto débil. Nos da fuerza para afrontar la vida esta fe que recibimos, esta fe que es el don que el Señor ofrece a todos los pueblos”.
El papa recordó entretanto “que esto no podemos hacerlo por nosotros mismos, es una gracia, la gracia de la fe que debemos pedirla todos los días: “Señor, te agradezco la fe. Conserva mi fe, haz que crezca. Que mi fe sea fuerte, audaz y que me ayude en los momentos en que, como Pedro y Juan, debo hacerla pública. Dame el coraje”.
"Esta --concluyó- sería una hermosa oración para los días de hoy: que el Señor nos ayude a custodiar la fe, a llevarla hacia adelante, a ser nosotros, mujeres y hombres de fe. Que así sea”.