Sigamos explicando los diversos tipos de predicación sagrada. La semana pasada vimos la charla o discurso explicativo. Hoy veremos la predicación o charla persuasiva.

PREDICACIÓN O CHARLA PERSUASIVA

Toda charla o discurso persuasivo está dirigido especialmente a la voluntad de los oyentes para que se decidan a hacer lo que les estoy proponiendo, porque es un bien que les realiza como hombres, como cristianos, como profesionales. Recuerden que la charla o discurso explicativa estaba dirigido sobre todo a la mente. Esta irá dirigida a la voluntad.

Primero, demos las características de este discurso persuasivo:

Un solo tema, en forma persuasiva y convincente: “Deja la droga…Confiésate una vez al mes…Ve a misa todos los domingos…Obedece a tus padres…Estudia con responsabilidad y seriedad…Haz apostolado…Ayuda económicamente a tu parroquia…haz deporte todos los días durante media hora, etc…”.

Debo probar ese tema con dos o tres motivos fuertes y convincentes sacados de la Sagrada Escritura, de la historia, de la experiencia propia o de otras personas. La voluntad sólo se moverá si encuentra los motivos fuertes para hacer o dejar de hacer eso que el predicador le propone.

Debo dar peso y valor a esos motivos con la fuerza del sentimiento, desentrañado algunos de los famosos tópicos del filósofo griego Aristóteles: quién, qué, cuándo, dónde, por qué, para qué, cuántas veces, cómo (quis, quid, quando, ubi, cur, ad quid, quotiens, quomodo). El hombre no es sólo cabeza o voluntad, sino también afectividad y corazón; por eso tenemos que tocar la sensibilidad del oyente para que sienta esa verdad que le estoy proponiendo.

Debo pronunciarlo todo con fuerza persuasiva, variedad de tono de voz, preguntas a los oyentes, ironía fina, momentos de silencio y siempre dando énfasis a los aspectos positivos.

Debo poner ejemplos de santos o de personas ejemplares en ese tema que estoy dando.

Y al final, es siempre recomendable dar una cita de un Santo Padre sobre ese tema, pues citar un Santo Padre es como subirse en hombros de gigantes.

Segundo, demos ahora el esquema de todo discurso persuasivo:

Una introducción atrayente con estadísticas, ejemplos, noticias, hechos históricos, contrastes. Desde aquí hay que lanzar ya algunas objeciones que los oyentes tienen al respecto de ese tema que se tratará, y que después el predicador irá dando respuestas.

Formular un párrafo estructurado y vigoroso (en oratoria se llama “proposición”) , donde uno mi fin con los motivos que probaré y valoraré. Por ejemplo: joven, si estudias con responsabilidad (mi fin) podrás tener un mejor porvenir y conseguirás un óptimo trabajo (primer motivo), madurarás como persona humana (segundo motivo) y ayudarás sin duda a la humanidad con el resultado de tus estudios (tercer motivo), ¿no crees?

Desarrollo de esos tres motivos que formulé en esa párrafo o proposición: motivos que deben ser probados, valorados, y pronunciados con fuerza, vigor, variedad de tonos, énfasis…como ya dijimos anteriormente.

Una conclusión o peroración donde se resume brevemente el discurso. Procurar dejar una frase breve y clave, a manera de consigna.

Tercero, les ofrezco el esquema de un posible discurso persuasivo sobre las drogas a jóvenes. Objetivo: Joven, deja la droga cuanto antes. Motivos: Primero, deja la droga, porque la droga destruye tu organismo físico (dar estadísticas científicas y médicas para probar este primer motivo)….conozco el caso de un joven (prueba de experiencia)…¿Por qué se drogaba, cuándo se drogaba, qué experimentaba….? Segundo, deja la droga porque la droga destruye tu psiquismo…El doctor X tiene un estudio muy interesante al respecto. Tercero, deja la droga porque la droga destruye tu familia. Dios en la Sagrada Escritura nos dice…La beata Madre Teresa de Calcuta tiene este texto maravilloso sobre este tema.