Se ha producido un hecho que si no fuera preocupante, por la opacidad que supone en nuestros gobernantes, movería a la risa. La imagen es alucinante: dos filas de sillas de periodistas, dispuestas como para ver cine, salón lleno, periodistas pegados a la imagen de Mariano Rajoy, en plan busto parlante, que emite por una pantalla gigante de plasma. ¡Señores esto es el futuro!
Según publicaba la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP), en su página web: «Hoy al mediodía volveremos a asistir a la penosa imagen de decenas de periodistas haciendo el ridículo frente a una pantalla de televisión en la sede del PP, atendiendo a una supuesta comparecencia del presidente de Gobierno, Mariano Rajoy. Encapsulado en ese pantalla de plasma el señor Rajoy no responderá a pregunta alguna de los periodistas que, por obligación de los directivos de sus medios se ven obligados a participar de esa parodia de rueda de prensa. De momento, solo el digital eldiario ha hecho público que no participará de esta farsa. En su web se puede leer: “eldiario.es no enviará a ningún periodista a ver la comparecencia de Mariano Rajoy desde la sala de prensa de Génova. Informaremos de su discurso, explicando al lector la falta de transparencia en la intervención, pero no acudiremos a la sede del PP, salvo que finalmente se acepten preguntas. Como ya explicamos en la anterior aparición del presidente en una pantalla de televisión, eldiario.es vamos a aplicar este mismo criterio con todas las falsas ruedas de prensa. Si un político no acepta preguntas, no necesita periodistas ejerciendo de público en la sala”.
Dos colegas, entre otros muchos, han protestado en sendos artículos de opinión contra el preocupante hecho. El caso es que al final todos fueron y eso es más preocupante todavía. Se puede ver una foto de la sala llena de periodistas mudos asistiendo a la clase plasmática del profesor Rajoy.
Antonio Fernández Gil (Kayros) en un artículo que titula “la rueda de prensa muda”, afirma que “a los periodistas ya mayorcitos nos ha tocado conocer un instrumento de comunicación nuevo que no estaba prescrito en ningún libro de estilo ni prontuario deontológico. Es la rueda de prensa sin derecho a preguntas. La persecución al periodista tiene a lo largo del tiempo los más diversos matices de crueldad y refinamiento, pero este hecho antinatural de que la información venga solo del poder estaba reservado para el siglo XXI, en una Europa, madre de los derechos humanos, y más concretamente, en una España civilizadora del orbe”.
“Pues bien –añade Kayros–, algunos políticos entre los cuales destaca el Presidente del Gobierno, han inventado la rueda de prensa muda, un artificio que consiste en llamar a los periodistas para que asistan a los que ellos nos quieran decir como si fuéramos estatuas, pero eso sí sin réplicas y sin poner objeciones. Qué bien, oiga. Debe ser esto un resabio de la dictadura, pues de sobra es sabido que allí hablaba el caudillo como depositario de la verdad revelada y ay de quien pusiera objeciones porque el depositario podía llevarte al depósito de cadáveres. De aquel miedo institucional, nacido de una guerra, parece desprenderse este otro miedo a que los periodistas hagan preguntas”.
Por su parte, Marta Soler, corresponsal del diario El País en Almería, en un artículo titulado “Me plasmo”, señala: “Mi capacidad de asombro aumenta a diario al comprobar hasta dónde somos capaces de aguantar los periodistas. Ruedas de prensa sin preguntas, comparecencias que se anulan en último momento, que se convocan en cinco minutos para decir nada en absoluto, ninguneo constante al gremio, falsos compromisos de apoyo a la profesión mientras piden la cabeza de los periodistas molestos, trabajos sin remunerar, puestos para los que no es necesario haber estudiado Ciencias de la Información… y ahora ruedas de prensa por videoconferencia. No ha sido la primera vez y no será la última en la que el presidente del Gobierno se dirige a los medios de comunicación a través de videoconferencia. Desde luego que eso es apostar por I+D+I. No he visto fotografía más ridícula en los últimos meses que la de una sala llena de periodistas con sus libretas, ordenadores, cámaras de vídeo y fotográficas mirando a una pantalla de 46 pulgadas a través de la que Mariano Rajoy dirige su discurso. Ya lo hizo hace dos meses y lo ha vuelto a hacer. También le ha copiado en alguna ocasión el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba. Otro transgresor”.
Esta modernez me supera –añade Marta Soler–. No puedo con ella. Pecaré de tradicional, pero prefiero la carne y hueso al plasma. Creo más en la pregunta-respuesta directa que se establece en el mismo habitáculo y no en una posición parecida a la de Darth Vader hablando con el señor oscuro de los Sith alertando de la entrada de Luke Skywalker y Obi-Wan Kenobi en su nave”.
“No vamos a las ruedas de prensa a ver la tele –añade–. La conferencia de prensa se ha convertido en un auténtico circo; una cita inútil en la mayoría de los casos a las que los medios se creen obligados a asistir porque hay que estar. Depende. En muchas de ellas se pierde el tiempo de manera bochornosa y sólo sirve para que el político de turno se lleve puesta una foto. Mientras se está allí se deja de estar en lo importante, en donde se produce la noticia: en la calle. Y se deja de estar con los afectados por las noticias, los protagonistas: la gente, el público. Es cierto que los contenidos de un medio no se pueden llenar tan sólo con lo que opina la gente de la calle, como si todo fuese una gran encuesta; pero tampoco de lo que dicen en exclusiva los políticos, como si de la lectura del BOE, BOJA o BOP se tratara. Para ver al presidente del Gobierno por una pantalla de plasma, me quedo en mi casa. El mismo trabajo pude hacer yo en mi salón viendo el canal 24 horas que el periodista de Madrid enviado a Génova. Salvo que yo podía estar con las pantuflas y en pijama. Lo peor es que desde los medios se sigue tragando y se nos está perdiendo el respeto si es que alguna vez se nos tuvo. Con estas actitudes se mofan de una profesión indispensable para seguir viviendo en democracia. Lo hacen y les dejamos”.
Por su parte la presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Elsa González, indicó que los políticos no pueden ser los que pongan los límites a la información y subrayó que «como garantes» del derecho de la ciudadanía a recibir información veraz, que está «amparado por la Constitución«, son los periodistas los que «tienen una responsabilidad especial» y deben «desempeñar la profesión con ética y salvaguardando el honor de las personas».
La FAPE, añadió, “rechaza, una vez más, la estrategia de algunos partidos de utilizar a los periodistas como comparsas al convocarlos para escuchar las intervenciones de sus líderes sin que tengan posibilidad alguna de hacer preguntas. Estas iniciativas hurtan a los periodistas el cumplimiento de su papel de garantes del derecho de información de los ciudadanos”.
“Los confinamientos de los periodistas –subraya- suponen en realidad un confinamiento de la libertad de expresión y del derecho de información, pilares fundamentales de una democracia como la que disfrutamos en nuestro país”.
“Los partidos tienen todo el derecho a establecer la estrategia de comunicación que les parezca –asegura–, pero se equivocan insistiendo en ningunear a los periodistas y en poner constantemente trabas a los derechos de libertad de expresión y de información”.
El pasado día 3 de marzo, la Junta Directiva de la FAPE denunció el creciente acoso que están sufriendo los periodistas en el ejercicio de su profesión.
Entre estas trabas, la FAPE cita las querellas contra medios periodísticos, las ruedas de prensa sin der
echo a preguntas, la reclusión de los periodistas en salas aisladas para evitar que las hagan, la asistencia a actos en los que su papel se limita a escuchar, los video-comunicados y declaraciones en video-blogs o en Twitter y demás enlaces de sonido y fotos “con los que los políticos tratan de convertir la información en propaganda”.
La FAPE recuerda que directores de decenas de medios firmaron el “Manifiesto contra las ruedas de prensa sin preguntas y otras anomalías informativas #sinpreguntasnocobertura”, de mayo de 2011, en el que se comprometían a dejar de cubrir ese tipo de convocatorias si los políticos insistían en practicarlas.
La iniciativa ha provocado que casi hayan desaparecido las convocatorias en formato “rueda de prensa” en las que no se permitía preguntar, pero los partidos han buscado otros atajos para hurtar su obligación de dar explicaciones a la opinión pública y responder a las preguntas de los informadores, como son, advierte la FAPE, “la supresión de las propias conferencias de prensa y el recurso al silencio, como si éste fuera la panacea que borra de un plumazo los problemas”.
Asombrados es poco, ¡estamos plasmados!