A la pregunta de si es mejor calzado púrpura o negro para un papa, se podría responder con el aforismo chino: «Gato negro o blanco, lo mismo da, lo importante es que cace ratones». Pues eso, el que le resulte más cómodo al pontífice para su ministerio. También los símbolos evolucionan y se adaptan a los tiempos. El púrpura simbólico de la sangre de los mártires cambia ahora por el negro ajado de la pobreza evangélica, no menos simbólico.
Regalados por Benedicto XVI a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, los zapatos del papa emérito habían causado polémica en noviembre de 2005 por una leyenda urbana inventada en Inglaterra que afirmaba que eran de Prada. No eran tal. Y ahora Francisco zanjó por lo sano, usando los suyos de siempre.
Benedicto XVI al dejar el pontificado regaló sus zapatos púrpura a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, dado que su simbolismo iba ligado al ministerio del sumo pontífice. Los hospitalarios decidieron exponerlos en Granada, España, en el Archivo Museo de San Juan de Dios-Casa de los Pisa y ha sido noticia hoy en los noticiarios televisivos.
El hermano Rafael Cenizo, director de la Farmacia Vaticana le indicó a ZENIT que, cuando Benedicto estaba por irse de El Vaticano hacia Castel Gandolfo, le regaló dichos zapatos rojos a un enfermero de la Orden de San Juan de Dios que le asistía. Así llegó a sus manos y fueron enviados a España.
El director del museo, Francisco Benavides, precisó: «El calzado lo regaló antes de dejar El Vaticano, pero no llegó a Granada hasta el pasado viernes porque nadie quería arriesgarse a mandarlos por correo».
La Casa de los Pisa fue construida por la homónima familia poco tiempo después de la reconquista de Granada por los Reyes Católicos, en 1492, y ha pasado a la historia porque sus dueños acogieron a san Juan de Dios, donde murió el 8 de marzo de 1550.
El calzado púrpura era tradicionalmente, por así decir, parte de la vestimenta papal, y simbolizaba la sangre de los mártires derramada en el suelo de Roma. Como lo es el rojo de la sotana cardenalicia que tiene el mismo significado: dar la vida por la Iglesia hasta la sangre.
En una época de famosos estilistas y gran libertad por lo que se refiere a la moda, entretanto el calzado rojo causó no pocas polémicas, e inclusive la falsa noticia de que eran de la marca Prada, lo que fue desmentido por el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.
La historia de los zapatos de lujo la difundió en Italia el diario La Repubblica, en un título que afirmaba que los mocasines eran de Prada. Y si bien dos líneas más abajo indicaba que la casa de moda no lo confirmaba, realizaba un increíble juego de palabras para no dejarlo claro.
El diario L’Osservatore Romano replicó años más tarde, para explicar algunos cambios en la vestimenta introducidos por Benedicto XVI: “Il Papa non veste Prada, ma Cristo” (El papa no viste de Prada, sino de Cristo), y añadía que el significado del color rojo es, como ya se ha dicho, la sangre de la pasión de Cristo y de los mártires. El diario italiano, que hacía el juego a un diario británico, el primero que publicó la leyenda urbana, jugaba también con el título de una famosa película, protagonizada por Meryl Streep, y titulada, qué casualidad, «El diablo viste de Prada»
En cambio el blanco del color de la sotana papal parece haber sido introducido por el papa san Pío V, a mediados del siglo XVI. Antes los papas usaban la sotana púrpura como el resto de los cardenales. Pío V era dominico, y el hábito de esta orden es justamente blanco por lo que el papa siguió usando el color de su hábito. La sotana blanca no es privativa del pontífice. En países de clima cálido la usan los sacerdotes y los obispos. Y últimamente los líderes de otras confesiones cristianas han empezado también a usarla.
Los zapatos que donó Benedicto XVI sabemos que no son de Prada, porque nunca existieron. Quizás son los que regaló a Benedicto XVI el inmigrante peruano Antonio Arellano, fabricados en su taller artesanal ubicado en el Borgo Pío, a pocas cuadras de El Vaticano, aunque el director de la Farmacia no tiene información sobre quién los confeccionó. “Los zapatos que hago se los regalo al papa, porque la pasión paga más que el dinero”, había comentado Antonio Arellano.
Francisco en cambio, como ya es notorio, prefirió quedarse con los zapatos negros que usaba en Buenos Aires en su vida cotidiana. Un gesto también de poderoso simbolismo, unos zapatos gastados de recorrer caminos en las villas de Buenos Aires para llevar el Evangelio.
¿Rojo, blanco o negro? En política sería muy distinto, en cambio en la comunidad eclesial cada color tiene su simbolismo, todos igualmente ricos de significado, como lo son el carisma de san Benito, el de san Francisco o el de san Ignacio. Todos santos y aunque diversos, armónicos en una misma melodía: la de la universalidad de la Iglesia.