La Secretaría de Estado de la Santa Sede anunció hoy, en un escueto comunicado, pero trascendental, que el papa Francisco nombró a una comisión de cardenales para estudiar una reforma de la Curia Romana, el organismo que gobierna a la Santa Sede bajo la dirección del papa.
Con esta significativa decisión, el papa Bergoglio da un paso más en la estela de sus predecesores para acentuar la colegialidad, dando parte en el proceso de decisión de asuntos que afectan a la Iglesia universal a cardenales que han tenido experiencia de gobierno en la Iglesia, con una larga andadura y méritos, procedentes de las diversas esquinas del planeta, para emprender la asignatura pendiente de todos los últimos papas: la reforma de la Curia Romana, origen de muchos dolores de cabeza y de las filtraciones que dieron base al escándalo conocido como vatileaks.
“El santo padre Francisco, retomando una sugerencia que nació en el curso de las Congregaciones Generales anteriores al cónclave –indica el comunicado- ha constituido un grupo de cardenales para ser aconsejado sobre el gobierno de la Iglesia universal”.
Recordamos que estas Congregaciones Generales fueron decisivas para conocer por ejemplo el perfil de Iglesia del papa Francisco, como luego se dio a conocer por el cardenal Jaime Ortega de La Habana, así como conocer las posturas de los purpurados en la actual situación eclesial. La reforma de la Curia Romana fue uno de los asuntos tratados.
Es una decisión nacida en unas reuniones que, tras la sede vacante, congregaron a todos los cardenales, incluso a quienes por motivo de edad no participaron en la elección del futuro papa. Por tanto, también la experiencia y sabiduría de estos consejeros de más de 80 años del papa, como lo son todos los cardenales, pudo sumarse a la reflexión.
El comunicado de la Secretaría de Estado, añade que la comisión de obispos nombrados por Francisco deberá “estudiar un proyecto de revisión de la constitución apostólica Pastor Bonus, sobre la Curia Romana”.
La Constitución Apostólica Pastor Bonus indica que: “La curia romana es el conjunto de dicasterios y organismos, que ayudan al romano pontífice en el ejercicio de su suprema misión pastoral, para el bien y servicio de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares, con lo que se refuerzan la unidad de la fe y la comunión del Pueblo de Dios y se promueve la misión propia de la Iglesia en el mundo”.
En palabras más simples, los dicasterios son el equivalente a los ministerios en un Gobierno, con los cuales un jefe de Estado se ocupa de temas como Asuntos Exteriores, Interior, Cultura, etc.
La necesidad de una reforma de la Curia Romana es un punto del que se viene hablando desde hace mucho tiempo, y que siempre quedó como asignatura pendiente, un pontificado tras otro, seguramente por su complejidad. La Pastor Bonus, escrita por Juan Pablo II en 1988 fue la última reforma de la Curia y sus congregaciones pero no abordó de lleno los problemas centrales de una Curia burocratizada, que ha seguido creciendo al hilo de los tiempos, mientras que en las Congregaciones Generales, según revelaron algunos cardenales, dado que no es tema de secreto lo en ellas tratado, se abogó por una Curia más ágil y funcional.
La Pastor Bonus, en su segundo artículo, organiza los dicasterios en cinco grupos: Secretaría de Estado, Congregaciones, Tribunales, Consejos pontificios y Oficinas de la Curia. (Ver: http://www.zenit.org/es/articles/que-es-y-como-funciona-la-curia-romana).
La Comisión nombrada por Francisco, está integrada por ocho cardenales y un monseñor. De la Curia Romana participa el cardenal Giuseppe Bertello, presidente del Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano, mientras que muchos de los otros siete cardenales eran papables.
El comunicado de la Secretaría de Estado indica que la comisión está así constituida:
– Card. Giuseppe Bertello, presidente del Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano;
– Card. Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo emérito de Santiago de Chile;
– Card. Oswald Gracias, arzobispo de Bombay (India);
– Card. Reinhard Marx, arzobispo de München und Freising (Alemania);
– Card. Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa (República Democrática del Congo);
– Card. Sean Patrick O’Malley, O.F.M. Cap., arzobispo de Boston (Estados Unidos);
– Card. George Pell, arzobispo de Sydney (Australia);
– Card. Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, S.D.B., arzobispo de Tegucigalpa (Honduras), con función de coordinador;
– S.E. Mons. Marcello Semeraro, obispo de Albano, con función de secretario.
La proveniencia de los cardenales es variada no sólo por los países de procedencia sino porque integra a los cinco continentes.
Será secretario de esta «Comisión de Reforma» monseñor Semeraro, obispo de Albano, diócesis suburbicaria a la que pertenece Castel Gandolfo, actual residencia del papa emérito Benedicto XVI.
El comunicado concluye precisando que “la primera reunión colectiva del grupo está fijada para los días 1-3 de octubre y su santidad está desde ahora en contacto con los mencionados cardenales”.
O sea que Francisco y su “Comisión de Reforma” tendrán seis meses para comunicarse a distancia sobre sus objetivos, estudiar a fondo el tema, hasta octubre, o sea después del verano europeo, que, como se sabe comporta también la disminución de actividad en la Santa Sede y el periodo de descanso del pontífice.