Durante la Audiencia general de hoy, realizada en la plaza de San Pedro, el papa prosiguió con su catequesis por el Año de la fe, esta vez con el tema “Cristo subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre”. Al final de su intervención, manifestó su cercanía a las víctimas del reciente sismo que afectó a las poblaciones de Irán y Pakistán, a quienes les aseguró también sus oraciones.
La gloria de Cristo
Como en las anteriores intervenciones, el santo padre viene desarrollando las verdades de la fe proclamadas en el Credo de la Iglesia. Esta ocasión fue propicia para que explicara el significado de la subida de Jesús a los cielos, o conocido como la Ascensión.
Este acto final, nos recuerda, que es narrado por el evangelista Lucas “pasa a través de la Cruz, a través de la obediencia al designio divino de amor por la humanidad”. Porque el cristiano debe entender también, dijo, que “entrar en la gloria de Dios exige la fidelidad cotidiana a su voluntad, incluso cuando esto requiere (..) a veces cambiar nuestros planes”.
Luego el Catequista universal destacó dos hechos de la narración de Lucas en el momento de la Ascención. Uno de ellos es cuando Jesús cumple “el gesto sacerdotal de la bendición”, a lo que los discípulos deben haber respondido con la postración, o arrodillándose e inclinando la cabeza.
Esto lo subraya Francisco porque Jesús “es el único y eterno Sacerdote, que con su pasión traspasó la muerte y el sepulcro, resucitó y ascendió a los cielos; está ante Dios Padre, donde intercede por siempre a favor nuestro”
Jesús, nuestro abogado
Tal como lo afirma san Juan en su Primera Carta, Cristo “es nuestro abogado”. Este hecho lo comparó el santo padre con los casos en que uno ha sido convocado por el juez o tiene un juicio, “lo primero que hace es buscar a un abogado para que lo defienda”.
Por ello invitó a tener la convicción de que “nosotros tenemos uno que nos defiende siempre, nos defiende de las insidias del diablo, nos defiende de nosotros mismos, de nuestros pecados”, refiriéndose claramente a Jesucristo.
Alentó por ello a todos los presentes a no tener miedo, especialmente a “acudir a Él, ¡a pedir perdón, a pedir la bendición, a pedir misericordia! (pues) Él nos perdona siempre (..) nos defiende siempre”.
Explicó también que por la Ascensión de Jesús al cielo, “nuestra humanidad ha sido llevada ante Dios; Él nos ha abierto el camino”.
Por esta razón, invitó a los creyentes a confiar en Cristo, con quien “estamos seguros de estar en buenas manos, en las manos de nuestro Salvador, de nuestro abogado”.
La alegría de comunicar
Otro elemento que destacó Francisco fue el hecho de que, a diferencia de otras pérdidas afectivas que tiene el hombre, esta vez los apóstoles regresaron a Jerusalén «con gran alegría», tal como se lee en Hechos de los Apóstoles.
¿Y por qué de esta alegría?, se preguntó el papa. Y lo explicó asegurando que “con la mirada de la fe”, los seguidores de Jesús entienden que Él “permanece con ellos para siempre, no los abandona y, en la gloria del Padre, los sostiene, los guía e intercede por ellos”.
Destacó también que, luego de que una nube sacó a Jesús de su vista, se encontraron con dos hombres vestidos de blanco, que los instaban a no quedarse inmóviles.
Fueron las palabras que les dijeron: “Este Jesús que de entre ustedes ha sido llevado al cielo, volverá así tal como lo han visto marchar” (Cf. Hechos 1,10-11), lo que se convirtió para todos en “una invitación a la contemplación del Señorío de Jesús, para tener de Él la fuerza para llevar y dar testimonio del Evangelio en la vida cotidiana”, aseguró el santo padre.
Finalmente, llenó de esperanza a los oyentes que lo seguían incluso por los medios de comunicación, al asegurarles que la Ascensión “no significa la ausencia de Jesús, sino que nos dice que Él está vivo entre nosotros de una manera nueva: en el señorío de Dios”.
Invitó a unirse a “muchos hermanos y hermanas que en el silencio y la oscuridad, en la vida familiar y laboral, en sus problemas y dificultades, en sus alegrías y esperanzas, viven cotidianamente la fe y llevan al mundo el señorío del amor de Dios”.
Saludos en español
Ante la presencia de fieles de lengua española, el papa dirigió las siguientes palabras:
«Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo de la Archidiócesis de Mérida, con su pastor, monseñor Baltasar Enrique Porras Cardozo, así como a los venidos de España, Argentina, Panamá, Venezuela, México y otros países latinoamericanos. Contemplemos a Cristo, sentado a la derecha de Dios Padre, para que nuestra fe se fortalezca y recorramos alegres y confiados los caminos de la santidad”.
El texto completo de la Catequesis del papa puede leerse aquí