Autenticidad evangélica, eclesialidad, ardor misionero

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Ha pedido el papa a las cofradías y hermandades de todo el mundo presentes en Roma

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A las 10 horas de hoy, VI Domingo de Pascua, ante la basílica vaticana, en la plaza de San Pedro, el papa Francisco ha celebrado la eucaristía para los miembros de las cofradías y hermandades llegados a Roma de todo el mundo, para asistir a la celebración de la Jornada de las Cofradías y dela Piedad Popular, con motivo del Año de la Fe.

A lo largo de toda la Columnata de Bernini, se habían desplegado los crucifijos y estandartes de las diversas cofradías y hermandades presentes, mientras que la imagen de Nuestra Señora de Quintiliolo, llevada desde Tivoli, estaba situada cerca del altar.

Antes de la celebración eucarística, monseñor Salvatore Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, dirigió al papa unas palabras de saludo.

En su homilía, el papa ha agradecido a las cofradías y hermandades presentes, que han experimentando «en los últimos tiempos una renovación y un redescubrimiento», su presencia.

En primer lugar les ha pedido que vivan pegados al evangelio, comentando el texto de la lectura de hoy, que insiste «en que la fe cristiana está toda ella centrada en la relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo». «Quien ama al Señor Jesús, acoge en sí a Él y al Padre, y gracias al Espíritu Santo acoge en su corazón y en su propia vida el Evangelio», ha subrayado.

En segundo lugar, les han invitado a vivir la dimensión eclesial: «La piedad popular es una senda que lleva a lo esencial si se vive en la Iglesia, en comunión profunda con vuestros Pastores. Queridos hermanos y hermanas, la Iglesia os quiere. Sed una presencia activa en la comunidad, como células vivas, piedras vivas».

«Amad a la Iglesia. Dejaos guiar por ella. En las parroquias, en las diócesis, sed un verdadero pulmón de fe y de vida cristiana. Veo en esta plaza una gran variedad de colores y de signos. Así es la Iglesia: una gran riqueza y variedad de expresiones en las que todo se reconduce a la unidad, al encuentro con Cristo», ha subrayado.

Y ha señalado el papa un terceer aspecto que debe caracterizar a estas asociaciones laicales, la «misionariedad». «Tenéis una misión específica e importante, que es mantener viva la relación entre la fe y las culturas de los pueblos a los que pertenecéis, y lo hacéis a través de la piedad popular», les ha dicho.

«Cada cristiano y cada comunidad es misionera en la medida en que lleva y vive el Evangelio, y da testimonio del amor de Dios por todos, especialmente por quien se encuentra en dificultad. Sed misioneros del amor y de la ternura de Dios», les ha pedido.

Y ha recogido su homilía en una reflexión final: «Autenticidad evangélica, eclesialidad, ardor misionero. Pidamos al Señor que oriente siempre nuestra mente y nuestro corazón hacia Él, como piedras vivas de la Iglesia, para que todas nuestras actividades, toda nuestra vida cristiana, sea un testimonio luminoso de su misericordia y de su amor. Así caminaremos hacia la meta de nuestra peregrinación terrena, hacia la Jerusalén del cielo. Allí ya no hay ningún templo: Dios mismo y el Cordero son su templo; y la luz del sol y la luna ceden su puesto a la gloria del Altísimo. Que así sea».

Se puede leer el texto completo de la homilía en: http://www.zenit.org/article-45644?l=spanish

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ZENIT Staff

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