El papa Francisco encontró ayer miércoles a los participantes del Consejo de Cardenales para el Estudio de los Problemas Organizativos y Económicos de la Santa Sede que concluyeron una reunión de dos días. A ellos el santo padre les invitó a proseguir sus reuniones con regularidad.
Durante la cumbre de dos días el cardenal Giuseppe Versaldi, presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede, presentó a los purpurados en primer lugar el balance definitivo consolidado y posteriormente el de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano en 2012 que cierra con un superávit de 2.185.622 de euros.
Del balance se deduce que el mayor gasto de la Santa Sede son los costos del personal que allí trabaja, 2.823 personas. Se suman 5 millones de euros del impuesto patrimonial (IMU), que el Vaticano paga por propiedades que posee en el territorio italiano.
La Gobernación que en cambio tiene una administración autónoma, provee a los gastos del Estado y cuenta con 1.936 empleados, cerró con un superávit levemente superior a los 23 millones de euros.
Uno de los ingresos es el Óbolo de San Pedro, la colecta que se realiza a finales de junio para la caridad del Santo Padre. En el 2012 ha sido de 65.922.637 de dólares estadounidenses, levemente superior que el año pasado.
Se cuenta también con el apoyo financiero de las diócesis de todo el mundo, que disminuyeron del 11 por ciento, pasando de 32 millones de dolares a poco más de 28 millones.
Existen además otras contribuciones para la Santa Sede: la de los institutos de vida consagrada, de las sociedades de vida apostólica y de las fundaciones; que aportaron 1.133 millones de dólares.
Por su parte el Instituto para las Obras de Religión (IOR), como cada año, ha ofrecido en el 2012 al Santo Padre una suma significativa en apoyo de su ministerio apostólico y de caridad, 50 millones de euros.
Durante los dos días, informó un comunicado de la oficina de prensa del Vaticano, los cardenales han reflexionado sobre los datos del balance ofrecidos destacando los resultados positivos obtenidos, y han alentado la necesaria reforma encaminada a reducir los costos mediante la simplificación y racionalización de los órganos existentes, así como una programación más cuidadosa de las actividades de todas las administraciones.
La publicación de las cuentas del Vaticano es parte de la transparencia que la Santa Sede está queriendo dar en el camino emprendido ya algunos años atrás.