En la misa cotidiana del papa Francisco, la última con la presencia de público, puesto que inicia en Europa el período de las vacaciones de verano, el santo padre recordó que ser cristiano “no significa hacer cosas sino dejarse renovar por el Espíritu Santo”.
El papa subrayó que en la en la Iglesia existen también estructuras antiguas que no hay que tener miedo de renovar. En la misa, indicó la Radio Vaticano al difundir el texto, que tomaron parte los reclutas de la Pontificia Guardia Suiza.
Tras leer el evangelio que habla de “vino nuevo en odres nuevos”, el papa Francisco recordó la renovación que trajo Jesús: “La doctrina de la Ley es renovada y enriquecida por Jesús”. “Una verdadera renovación de misma ley, pero más madura” dijo.
Porque “las exigencias de Jesús eran más fuertes” más “grandes que aquella ley”. La Ley permitía odiar al enemigo. Jesús en cambio pide que recen por los enemigos. Este es “el reino de Dios que Jesús predica”.
La renovación “antes de todo es en nuestro corazón”, dijo el santo padre, porque a veces pensamos que ser cristianos significa hacer esto o aquello. Pero no es así.
“Ser cristianos significa dejarse renovar por Jesús con esta vida nueva. Yo soy un buen cristiano, todos los domingos voy a misa de 11, hago esto y aquello… como si fuera una colección. Pero la vida cristiana no es un collage de cosas. Es una totalidad armónica, armoniosa, y la hace el Espírtu Santo. Renueva nuestro corazón, nuestra vida y nos hace vivir de una manera diversa, pero en un estilo que incluye la totalidad de la vida. No se puede ser cristiano a pedazos, part-time. ¡El cristiano part-time no funciona! Todo, todo el tiempo a tiempo pleno. Esta renovación la hace el Espíritu Santo. Ser cristiano al final no significa hacer cosas pero dejarse renovar el por el Espíritu Santo, o usando las palabras de Jesus, volverse vino nuevo”.
La novedad del Evangelio, añadió, es “una novedad, pero dentro de la misma ley que está en la historia de la salvación”. Y esta novedad nos renueva y renueva las estructuras.
“En la vida cristiana –prosiguió el papa– como también en la vida de la Iglesia hay estructuras caducas: es necesario renovarlas. Y la Iglesia está siempre atenta a esto a través del diálogo con las culturas… Siempre se deja renovar según los lugares, los tiempos y las personas. Este trabajo lo ha hecho siempre la Iglesia. Desde el primer momento. Recordemos la primera pelea teológica: ¿para ser cristiano es necesario cumplir las prácticas judías o no?».
«¡No!, ¡dijeron no! Los gentiles pueden entrar como son: gentiles… Entrar en la Iglesia y recibir el bautismo. Una primera renovación de la estructuras… y así la Iglesia siempre anduvo hacia adelante, dejando que el Espíritu Santo renueva estas estructuras, estructuras de Iglesia. ¡No tengan miedo de eso. No tengan miedo de la novedad que el Espíritu santo pone en nosotros! ¡No tengan miedo de la renovación de las estructuras!”.
“La Iglesia -añadió el papa- es libre, la lleva adelante el Espíritu Santo”. Y el evangelio nos enseña esto: “La libertad de encontrar siempre la novedad del evangelio en nosotros, en nuestra vida y también en las estructuras”. El papa ha por lo tanto reiterado la importancia de la “libertad para elegir odres nuevos para esta novedad”.
Añadió que el cristiano es un hombre libre “con aquella libertad” que nos da Jesús, “no es esclavo de costumbres, estructuras… lo lleva adelante el Espíritu Santo”.
Y el papa recordó que el día de pentecostés estaba la Virgen a lado de los discípulos: “¡Y donde está la madre, los niños están seguros! ¡Todos! Pidamos la gracia de no tener miedo de la novedad del evangelio, ni de la renovación que opera el Espíritu Santo, de no tener miedo de dejar caer a estructuras caducas que nos vuelven presos. Si tenemos miedo debemos saber que con nosotros está la Madre y como los niños con un poco de miedo vamos a lo de Ella y Ella -como dice la más antigua antífona, ‘nos proteje con su manto, con su protección de madre’”.