La vida es un regalo de Dios. Un testimonio milagroso en este sentido llega hasta nosotros, en estos días. Es la historia de un embarazo inesperado, que se ha opuesto al triste destino que parecía ya escrito y ha refutado la seguridad pesimista de los médicos. Todo esto, para dar a luz a una niña muy deseada.
Los destinatarios de esta conmovedora gracia son dos esposos canadienses, con poco más de veinte años. La joven, llamada Marcy Julien, guardaba la amargura de no poder cumplir con su vocación más profunda como mujer, ser madre.
Esto debido a la violencia reiterada sufrida por la joven durante la adolescencia a manos de su padrastro. Desolada, Marcy Julien trató de abordar varios médicos, expertos en ginecología, pero la respuesta fue siempre una opinión negativa. Los daños físicos y psicológicos observados por la paciente no podrían permitirle procrear nunca más. Laceraciones profundas, las suyas. Impresas en el cuerpo y en el corazón.
Un milagro de hoy
En junio de 2012, Canadá recibe la estatua de Santa María Goretti. La cual, después de un largo peregrinaje en el país norteamericano, llega también a Toronto, la ciudad de la joven pareja. Marcy Julien conoce la noticia por la televisión y decide ir donde ella con su marido. Los dos, tan pronto como llegaron a los pies de la santa, se arrodillaron y rezaron para recibir la gracia de tener un hijo. La intensa oración hace volver a casa a la pareja, al menos, con la feliz certeza de no sentirse solos.
Es así que poco después de este hecho, Marcy descubre que estaba embarazada. La noticia confunde a los médicos, socava sus certezas, dejándolos casi consternados. Nueve meses después de la maravillosa noticia, nace María Mercedes Ferreira, «la niña del milagro», como ya ha sido llamada por alguien. Un exquisito premio para una pareja que nunca se rindió, a pesar del dolor, de fijar sus ojos confiados hacia el cielo.
Almas agradecidas
«Es por esta razón que, como signo de devoción, la pareja nos pidió la oportunidad de venir a Nettuno en Roma y bautizar al niño», cuenta Roberto Porcari, presidente de la Asociación Santa Maria Goretti de Nettuno, que está activa desde el año 2007 para promover el culto. «Elegimos julio, ya que es el mes dedicado a la santa, con peregrinaciones a pie, festivales y procesiones».
Es así que el 22 de julio, la pequeña será bautizada en el Santuario de Nettuno, el lugar donde fue martirizada santa María Goretti. Presidirá la ceremonia el obispo de Albano, monseñor Marcello Semeraro, quien ha quedado muy impresionado por la historia y por lo tanto ha permitido celebrar el bautismo, aunque el Santuario no se utiliza para este tipo de actos. La pequeña y sus padres serán huéspedes de la localidad costera hasta el 27 de julio.