Publicamos hoy la segunda y última parte de la entrevista con el padre Eric Jacquinet, responsable de la sección de jóvenes del Consejo Pontificio de los Laicos.
¿Cuáles son según usted los frutos más importantes de las JMJ desde que comenzaron?
– Padre Eric Jacquinet: En mi opinión la JMJ ha ayudado a muchos jóvenes a encontrar una identidad cristiana. Juan Pablo II tenía un proyecto para hacer llegar los jóvenes a Cristo. El papa Benedicto XVI cuando fue a su primera JMJ en Colonia, decía «voy para hacer descubrir a los jóvenes la belleza de la fe». Muchos se han visto reforzados en la fe y han decidido seguir a Cristo. Muchos amigos míos, paganos, yendo a la JMJ de París en 1997 y viendo la mirada del santo padre decidieron comprometerse a seguir a Cristo y encontrar en Él su alegría. Esta es la vocación principal de los bautizados. La JMJ es un impulso importante: muchas parejas jóvenes deciden casarse, otros sin embargo toman la decisión de entrar en el seminario o en la vida religiosa, teniendo la confirmación de que es posible, viendo también la experiencia de jóvenes sacerdotes que están en estos encuentros. «No he venido aquí solo para daros las gracias, os pido que respondáis verdaderamente a la llamada del Señor», fueron las palabras del papa Benedicto XVI durante el encuentro con los voluntarios de la JMJ de Madrid. Este dinamismo espiritual que se vive en la JMJ trae además frutos en las iglesias locales. Algunos países pobres no pueden mandar muchos jóvenes, y así los afortunados que participan, vuelven a sus países de origen organizando encuentros nacionales contando lo que han vivido en la JMJ.
Hablando de países pobres me viene en mente África, ¿cómo es la participación de los jóvenes africanos en la JMJ?
– Padre Eric Jacquinet: La participación no es muy alta, a veces faltan naciones enteras. Esta vez sin embargo hemos ayudado a muchos países de África a través del fondo de solidaridad de la JMJ: cada joven de un país rico es invitado a donar 10 euros para este fondo que gestiona el Consejo para los Laicos y que distribuye según las peticiones de varios países. Hemos enviado dinero a África a través de las conferencias episcopales de varios países, para que puedan estar presentes y aprovechar esta experiencia. Sin embargo, muchos que no podrán ir se organizarán para hacer conexiones y vivir de forma local los eventos que se desarrollarán en Río.
¿Cuáles son los criterios que se tienen en cuenta para organizar estos eventos?
– Padre Eric Jacquinet: Lo primero de todo debe estar el deseo de un obispo o un arzobispo de organizarla, y una colaboración posible con el Estado, para que pueda asegurar los medios concretos para acoger a los jóvenes: hospitales, estructuras médicas, etc. La Jornada Mundial de la Juventud también se ha hecho en lugares en los que la Iglesia católica no es la primera iglesia del país, como por ejemplo en Sidney 2008. A nivel logístico hay una alternancia entre Europa y los demás continentes. Sueño con que un día haya de nuevo una JMJ en Asia, quizá en Seúl en Corea del Sur, o en los países del ex bloque soviético, o por qué no, en India, en China o en África. Hace dos años, preparando la JMJ de Río algunos delegados africanos invitaron a reflexionar si era posible organizarla en África, el cardenal Stanisław Ryłko (presidente del Pontificio Consejo para los Laicos) se mostró disponible para ver si efectivamente había esta posibilidad, pero en el momento faltan algunos criterios para poder sugerir al santo padre esta meta.