Pueblos del Perú y Chile unidos por la paz y la concordia

Obispos firmaron declaración conjunta durante encuentro bilateral en Tacna y Arica

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Al finalizar el «Encuentro Perú-Chile: el rol de la Iglesia en las relaciones bilaterales», que se llevó a cabo el 19 y 20 de julio en las ciudades peruanas de Tacna y chilena de Arica, los asistentes hicieron público una Declaración conjunta, en la que recogen los puntos centrales de la jornada de reflexión e integración.

Entre los participantes estuvieron los presidentes y secretarios generales de los episcopados de ambos países, así como los representantes consulares y el director en el Perú de la Fundación Konrad Adenauer.

Acompañaron en la lectura de la declaración el grupo interdisciplinar de expertos, invitado por los organizadores del evento, esto es, la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Chile y el Instituto de Estudios Social Cristianos del Perú.

La Declaración de diez puntos ratifica el deseo de los pueblos del Perú y Chile, en una búsqueda común de unidad, fraternidad y mejora de las condiciones sociales de los jóvenes y los migrantes, entre otras realidades analizadas en estos días. 

Ofrecemos a continuación el texto completo emitido hoy.

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“AL SERVICIO DE LA UNIDAD Y FRATERNIDAD DE NUESTROS PUEBLOS”

En el “Encuentro Perú-Chile: el rol de la Iglesia en las relaciones bilaterales”, organizado por el Instituto de Estudios Social Cristianos y La Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Chile, con la colaboración de la Fundación Konrad Adenauer, los Presidentes y Secretarios de las Conferencias Episcopales de Perú y Chile, acompañados por laicos y laicas de ambos países, señalan lo siguiente: 

1. Queremos contribuir a profundizar las relaciones entre nuestros pueblos, ligados por el territorio y la pertenencia a la gran patria latinoamericana y, además, por tantos lazos históricos y de fecunda vecindad.

2. Nuestro interés no es nuevo ni coyuntural. La Iglesia ha estado íntimamente ligada a la vida de nuestros pueblos. En efecto, junto a la riqueza y diversidad de las culturas originarias, el don de la fe cristiana es uno de los cimientos de la identidad y unidad de nuestra realidad histórica y cultural, la cual queremos servir desde el Evangelio de Cristo, que fecunda toda cultura y es capaz de hacernos hermanos.

3. La actual situación de la disputa jurídica entre nuestros países, a propósito del límite marítimo, nos invita mirar en perspectiva histórica nuestra relación. Por lo mismo, valoramos que las autoridades de nuestros países se hayan comprometido a un irrestricto respeto y acatamiento del fallo por parte de la Corte Internacional de Justicia. Entre otros factores, las relaciones entre nuestros pueblos están llamadas a basarse en el respecto y sujeción mutua a los acuerdos convenidos y al derecho internacional.

4. Valoramos el rol de los medios de comunicación social que han demostrado sentido de responsabilidad al abordar este tema y les alentamos a cultivar en el tiempo una efectiva preocupación por los temas de integración entre nuestros pueblos en sus diversos ámbitos y manifestaciones.

5. Es esperanzador constatar que, concluido el proceso jurídico con el fallo de La Haya, podemos asumir este momento como una gran oportunidad histórica para dar estabilidad y profundizar en nuestras relaciones bilaterales, basadas en la confianza y la cooperación.

6. Los desafíos que enfrentan nuestros países tienen, de modo inédito, un escenario global y presentan características particulares. Necesitamos enfrentar los retos de hoy con una mirada global y con una acción conjunta en muchos ámbitos que afectan cotidianamente la vida de nuestros pueblos.

7. Invitamos a reconocer y cultivar los múltiples factores de unidad que se dan entre nuestras naciones como, asimismo, los desafíos comunes que enfrentamos. Las buenas relaciones entre Tacna y Arica y sus respectivas Iglesias diocesanas son un ejemplo alentador. Instamos a nuestras comunidades eclesiales, y a cuantos trabajan por el bien común, a revertir las realidades sociales desgarradoras incapaces de integrar bien nuestras diversidades culturales y de superar la brecha escandalosa de acceso a los legítimos recursos que mantienen a muchos en una marginación social.

8. Constatamos grandes avances en la integración de nuestros países. Se han multiplicado las relaciones comerciales y se hace cada vez más sólida una visión de Estado en el plano de las relaciones políticas. No obstante, queremos llamar la atención sobre la fragilidad y ambigüedad de relaciones centradas sólo en el plano comercial y en las cúpulas políticas. Pensamos que las relaciones bilaterales se harán más fuertes en la medida que se arraiguen en la vida y en la participación de nuestros pueblos. De modo particular, invitamos a mejorar nuestra atención sobre la creciente realidad de los inmigrantes. Con su aporte enriquecen la vida de nuestras sociedades. Ellos requieren del respeto y de un trato justo de todos. Nos comprometemos a un especial cuidado y atención pastoral y humanitaria por la realidad de los inmigrantes.

9. La nueva realidad que hoy se abre como una gran oportunidad nos invita a fortalecer el dinamismo y la creatividad de la solidaridad y de la amistad. Nuestras relaciones sólo podrán seguir ampliándose y mejorando en la realización de nuestra identidad común.

10. Desde ya invitamos a las instituciones organizadoras de este encuentro para que continúen con el esfuerzo plasmando en esta ocasión promoviendo nuevos espacios de diálogo y de confraternización.

Mons. Ricardo Ezzati, SDB
Arzobispo de Santiago
Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile

Mons. Salvador Piñeiro
Arzobispo de Ayacucho
Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana

Mons. Ignacio Ducasse
Obispo de Valdivia
Secretario General de la Conferencia Episcopal de Chile

Mons. Lino Panizza, OFM Cap.
Obispo de Carabayllo
Secretario General de la Conferencia Episcopal Peruana

Tacna, Perú – Arica, Chile, 19 – 20 de julio de 2013

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ZENIT Staff

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