Esperando al papa Francesco

Como el «Cristo Redentor»: Río espera al pontífice con los brazos abiertos

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A las 16.00 (hora local) de esta tarde, el papa Francisco llegará al aeropuerto internacional Galeão/Antonio Carlos Jobim de Río de Janeiro. Después de un primer saludo a los fieles, el santo padre irá en un coche cubierto a la Catedral de Río, para después dirigirse en su jeep descubierta – y no blindada; un elemento que preocupa a la seguraridad – al Teatro Municipal y a continuación al edificio Guanabara, donde le esperarán la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff y el gobernador del Estado de Río de Janeiro, Sérgio Cabral.

La “Cidade maravilhosa” – como también se le llama a Río – se presenta aún más variopinta que de lo normal, gracias también a numerosos peregrinos y voluntarios que desfilan por sus calles con banderas nacionales a sus espaldas. La famosa playa de Copacabana – uno de los símbolos de Brasil y de la ciudad carioca – parece haberse transformada en una especie de nueva plaza de San Pedro, lugar de encuentro y también símbolo de la renovación de la Iglesia. «Esta es la experiencia de una Iglesia que une», ha dicho a ZENIT un joven argentino, Jaime Cántaro.

«Me gusta el papa Francisco porque nos enseña a amar a los pobres, porque si queremos llegar a un nivel más alto, debemos ayudar a quien está abajo», ha declarado a su vez otro peregrino, el estadounidense Francisco Cabrera, que por motivos de salud no pudo participar en la JMJ Madrid 2011.

La hospitalidad de la gente de Río es palpable por todas partes, comenzando por los carteles repartidos por toda la ciudad, pasando por el alojamiento ofrecido por miles de cariocas a los jóvenes peregrinos, hasta los detalles de la organización y los escenarios de los eventos.

<p>»Nosotros queremos acoger a todos con los brazos abiertos, porque es muy importante para nosotros ver a tanta gente buena reunida por un eventos como éste», ha declarado Elizabete, residente en Río de Janeiro.

Para completar la hospitalidad estarán cerca de 60.000 voluntarios procedentes de varios países, los 14.000 militares – según datos del ministerio de defensa – que velarán por la seguridad e incluso 100 confesionarios preparados para dar a los jóvenes la posibilidad de confesarse durante el evento.

Como el «Cristo Redentor», – la gigantesca estatua que desde la cima del Corcovado vela por la ciudad y a sus peregrinos – Río está preparada para acoger hoy al papa Francisco con los brazos abiertos.

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Thácio Siqueira

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