Ofrecemos a nuestros lectores un nuevo artículo de la serie sobre la Iglesia en América Latina, que ha recibido en estos días al papa Francisco con una amplia acogida.
Conscientes del interés que viene suscitando el subcontinente del papa Francisco, ZENIT viene difundiendo el valioso estudio del Observatorio Pastoral del Celam (OPC), que nos acerca a la realidad pastoral, social y devocional de los pueblos latinoamericanos.
En esta oportunidad, conoceremos un poco más a la Iglesia de Costa Rica, un país ubicado en la franja centro del continente americano, con una extensión de 51.100 km2, que acoge a cerca de 4.509.290 habitantes, de los cuales el 75% serían católicos.
Orígenes del cristianismo
En 1513 se funda la catedral de Santa María de Darién, en la región de Veragua, y en 1521 es erigida la Diócesis de Darién con jurisdicción sobre León (Nicaragua) y Castilla de Oro (Costa Rica). En 1560 llega el padre franciscano Juan Estrada Rávago, evangelizador de Costa Rica.
En 1565 se encarga al obispo de Nicaragua, Don Luis de Fuentes, ser obispo de Costa Rica, con pertenencia a la Arquidiócesis de Guatemala, hasta 1743. Después, en 1773 formó parte de la arquidiócesis de Guatemala.
El 28 de febrero de 1850, Pío IX erige la Diócesis de San José de Costa Rica y nombra a monseñor Anselmo Llorente y Lafuente como primer obispo. El 16 de febrero de 1921 es elevada a arquidiócesis con jurisdicción sobre Alajuela y Limón.
Relación Iglesia-Estado
En el OPC se lee que el artículo 75 de la Constitución Política vigente establece que: “La Religión Católica, Apostólica, Romana, es la del Estado, el cual contribuye a su mantenimiento, sin impedir el libre ejercicio en la República de otros cultos que no se opongan a la moral universal ni a las buenas costumbres”. La referencia constitucional de ésta disposición, expone la evolución constitucional de las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica, en un marco de libertad religiosa, lo que es fundamental en un Estado democrático.
Recientemente, el artículo 75 constitucional interpretado a la luz de la jurisprudencia de la Sala Constitucional define un Estado Democrático de Libertad Religiosa, por cuanto, a pesar de indicar que la Religión Católica es la del Estado, a la que contribuye a su mantenimiento, es lo cierto también que no solo garantiza la libertad religiosa sino que, por igual, debe cooperar y estimular otras confesiones distintas a la católica.
Según el OPC, "este hecho supone la posibilidad, jurídicamente garantizada, de acomodar el sujeto, su conducta religiosa y su forma de vida a lo que prescriba su propia convicción, sin ser obligado a hacer cosa contraria a ella. En segundo lugar, se refiere al plano social, la libertad de culto, que se traduce en el derecho a practicar externamente la creencia hecha propia".
Comunidad de servicio
La Iglesia católica está organizada en una arquidiócesis, San José, y siete diócesis: Limón, Alajuela, Cartago, Puntarenas, Tilarán, San Isidro de El General y Ciudad Quesada.
Un arzobispo, siete obispos y cuatro obispos eméritos conforman el episcopado costarricense. Les acompañan en su servicio eclesial, 554 presbíteros diocesanos y 205 religiosos; 99 religiosos y 825 religiosas, según datos de 2005.
La Conferencia Episcopal de Costa Rica cuenta con siete comisiones nacionales: Pastoral Profética, Pastoral Litúrgica, Pastoral Social – Caritas, Familia y Comunidad, Vocaciones y Ministerios Ordenados, Cultura y Educación y Comunicación Social. Al frente de cada una de ellas se encuentra uno de los obispos que conforman la Conferencia.
Funcionan varias emisoras católicas de radio, tanto en la capital como en las diferentes diócesis; un canal de televisión, Telefides, que funciona las 24 horas del día y está incluido en la ofertas de los sistemas de cable. Funciona además un periódico que se llama Eco Católico.
Presencia en la sociedad
En el análisis que hace el OPC, se explica que la sociedad costarricense experimenta un "ya muy avanzado proceso sociocultural profundamente marcado no solo por la globalización, sino, también, por el impacto de un modelo económico 'mercadocéntrico'". Se refiere también que este modelo "se contrapuso a otro de fuerte inspiración social y solidaria, de raíces tanto socialcristianas como socialdemócratas, entre cuyos promotores figuraron ilustres difusores de la doctrina social de la Iglesia".
En una atenta lectura del documento del Celam, se lee que "el impacto se notó en el empeño por debilitar al Estado como ente regulador de la economía, provisor de servicios fundamentales (salud, educación, agua, electricidad...), actor exclusivo en sectores económicos que se habían concebido fuera de la lógica del libre mercado (banca, seguros, telecomunicaciones...), así como en un desinterés porque el aparato estatal fuera garante de la equidad, la justicia, la justa distribución de los bienes".
"No ha sido fácil para la Iglesia costarricense insertarse en esta dinámica sociocultural", destaca el OPC, pues por una parte, "entre los medios de comunicación social principales es dominante la tendencia a considerar que la única materia importante sobre la que se debe decir algo respecto de la Iglesia es la de la sexualidad, en relación con la que siempre se le presenta como portadora de una visión anacrónica, oscurantista y pesimista".
Acciones pastorales
El OPC explica que la base de la Iglesia está compuesta cada vez más por laicos y laicas que convencidos de su fe y de su pertenencia a la Iglesia, y menos “fieles por obligación”. Valoran que "la perseverancia de estos fieles, pese a las fuertes campañas impulsadas por algunos medios de comunicación masiva para deteriorar y hasta destruir la Iglesia, demuestran su madurez".
Sin embargo, continúa el análisis, "el servicio de la caridad con poblaciones que reflejan el rostro sufriente de Cristo es un rasgo de nuestra Iglesia no debidamente visibilizado: privados de libertad, adictos a drogas, personas en situación de calle, inmigrantes, niños y niñas en situación de vulnerabilidad. Tenemos el reto de divulgar más su existencia, tanto para fines de mejorar la recaudación de fondos para su sostenibilidad, como para rendir cuentas de nuestros trabajos".
El Informe deja en evidencia que "diversas organizaciones sociales del mundo laboral, agrícola y de economía solidaria tiene esta expectativa en relación con nuestro rol en la dinámica social costarricense".
Santuarios marianos
El más concurrido santuario al que acuden los costarricenses es la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles en Cartago, donde veneran una imagen tallada en piedra del lugar, muy pequeña, que mide aproximadamente sólo siete centímetros de longitud.
Según se lee en la web oficial, Nuestra Señora de los Angeles lleva cargado a Jesús en el brazo izquierdo, en el que graciosamente recoge los pliegues del manto que la cubre desde la cabeza. Su rostro es redondeado y dulce, sus ojos son rasgados, como achinados, y su boca es delicada. Su color es plomizo con algunos destellos dorados como diminutas estrellas repartidas por toda la escultura.
La "Negrita" como la llama el cariño de los costarricenses, fue coronada solemnemente el 25 de abril de 1926. Nueve años más tarde, el papa Pío XI elevó el santuario de la Reina de los Ángeles a la dignidad de Basílica menor. La Virgen de los Ángeles fue declarada patrona de Costa Rica y protectora de las Américas por el papa Juan Pablo II.
Para conocer más de la Iglesia costarricense aquí