Desde todos los rincones de España se preparan para la jornada de ayuno y oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y el mundo entero, convocada por el papa Francisco, el próximo 7 de septiembre, víspera de la Natividad de María, Reina de la Paz.
En la Catedral madrileña de la Almudena, el cardenal arzobispo Antonio Mª Rouco Varela celebra el domingo 8 de septiembre a las 19.00 una misa por esa misma intención.
Por su parte, monseñor Julián Barrio, arzobispo de Santiago, invita a los fieles de su diócesis a una vigilia de oración esa misma tarde en la Catedral y ha propuesto a las parroquias a que también organicen actos litúrgicos con esa misma intención. Y desde el oeste de la península hasta el este, en Barcelona el cardenal Lluís Martínez Sistach ha anunciado una eucaristía y vigilia de oración por la Paz en la Catedral de Barcelona el sábado, desde las 19.00 y hasta las 21.00.
La archidiócesis de Sevilla también se ha sumado a la convocatoria por la paz, y también la catedral será lugar de encuentro a las 20.00 ante la imagen de la Virgen de los Reyes. Así lo ha confirmado el arzobispo de Sevilla, mons. Juan José Asenjo, en una carta remitida a los sacerdotes, diáconos, miembros de la vida consagrada, movimientos, asociaciones, hermandades y fieles de la archidiócesis. En la carta, el prelado sevillano subraya la “gran preocupación” con la que se siguen las noticias procedentes de Siria, “donde la crueldad se acrecienta con el uso de armas químicas contra la población civil. Una vez más –añade-, se ahonda el horrendo foso de la violencia de la que es capaz el hombre moderno, empleando los adelantos científicos y técnicos contra sus semejantes
Del mismo modo, monseñor Osoro, arzobispo de Valencia, ha invitado a todas las parroquias valencianas a sumarse al llamamiento del papa. El arzobispo presidirá una misa en la Catedral a las 19.00. A continuación, el arzobispo celebrará otra eucaristía en la Basílica de la Virgen, a las 20.30, seguida del rezo del Rosario y un tiempo de silencio y oración. El prelado ha señalado en un escrito que “la Iglesia no puede permanecer en silencio ante todo este sufrimiento que provoca la guerra y la violencia” sino que “debe alzar la voz en defensa de los más débiles e inocentes, y pidiendo la paz”.