La idea de que la libertad permite elegir si uno es hombre o mujer “es una barbaridad que no resiste el menor análisis, que atenta contra todo, contra las leyes naturales. Respetamos a quienes lo piensan pero no es correcto es que nos traten de imponer sus creencias a todos”. Y añadió: “No se lo impongan a los chicos, porque hay gente que está enseñando eso a nuestros chicos, a nuestros jóvenes”.
Lo indicó el presidente de Ecuador, Rafael Correa, el 28 de diciembre de 2013 en su mitin político en el lugar de construcción del nuevo Hospital de Monte Sinaí, Provincia de Guayas.
Añadió que él apuesta por la familia convencional, “y creo que esta ideología de género, que estas novelerías, destruyen la familia convencional, que sigue siendo y creo que seguirá siendo la base de nuestra sociedad. ¡Que vivan las mujeres, que viva ese movimiento feminista por igualdad de derechos! ¡Pero atentos con esos extremos de que ya no hay hombres ni mujeres naturales, sino que son construcciones sociales”.
El presidente apoyó la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero no la “igualdad en todos los aspectos, porque somos gracias a Dios hombres y mujeres diferentes, complementarios, y no es que se trate de imponer estereotipos, pero qué bueno que una mujer guarde sus rasgos femeninos, qué bueno que un hombre guarde sus rasgos masculinos”.
Criticó también a quien hacen de la defensa de la vida o de la familia una cuestión política, cuando en realidad es un problema moral y especificó: «Si Pinochet era abortista era de izquierda, si el Che Guevara contrario al aborto de derecha, eso no tiene nada que ver con derecha o izquierda, son barbaridades, son cuestiones morales”.
El mandatario ecuatoriano matizó que “todos luchamos por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero otra cosa son estos movimientos feministas fundamentalistas”.
“Y les insisto –prosiguió el presidente– esa ideología, para mí, es peligrosísima. Les están enseñando a nuestros jóvenes en algunos colegios esa ideología de género, que básicamente dice que no hay hombre y mujer natural, que la naturaleza no determina el sexo, sino los condicionamientos sociales, y que para tener verdadera libertad yo debo liberarme de esos condicionamientos sociales y poder elegir mi género. Eso no resiste el menor análisis. Es pura y dura ideología, muchas veces para justificar el modo de vida de aquellos que generan esas ideologías; les respetamos como personas, pero no compartimos esas barbaridades que no soportan el menor análisis académico y que destruyen la base de la sociedad, que sigue siendo la familia convencional”.
Las palabras del presidente despertaron la reacción de movimientos ideológicos y de los grupos GLBTI (gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexo) que le criticaron en particular en twitter y redes sociales, indicó el diario ecuatoriano El Comercio. Entre ellos se destacaron los promotores del llamado Matrimonio Civil Igualitario, como Pamela Troya y Gabriela Correa, que vieron rechazado su solicitud de matrimonio por el Registro Civil, el cual expresó que «no cumplen con todos los requisitos para aprobar su pedido».
Según estos grupos el presidente habría entrado en contradicción con lo operado el 13 de diciembre, cuando se reunión con ocho representantes del lobby LGBTI en Guayaquil, expresando el compromiso de defender los derechos de las personas homosexuales.