Construir sobre roca

Catequesis para la familia, semana del 13 de Enero del 2014

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Hace poco más de un año que murió mi padre y durante la misa del funeral, mientras lo despedíamos, sentía un inmenso dolor y una inmensa alegría. Luego, hablando con mis amigas que habían venido para acompañarme, recuerdo que les dije que lo que más le agradecía a mi padre era la fe y la confianza en la providencia divina que me había dado. En esos momentos esa era y es para mi la herencia más preciada. Es lo que me mantiene sobre la roca.

Esta es la herencia que yo también quiero dejarle a mis hijos, familiares y amigos.

El primer paso es ser conscientes de su importancia. Les podemos dejar muchas cosas a nuestros hijos; estudios, buenos colegios, viajes, deporte, ordenadores, idiomas, masters…y todo muy bueno y necesario. Pero si nos olvidamos de  enseñarles el inmenso Amor de Dios o lo escondemos en el fondo de nuestro corazón o nos limitamos a una serie de costumbres y tradiciones, les estaremos dejando indefensos ante la vida y las tormentas que les esperan. Habremos construido sobre arena.

Una vez lo tenemos claro ¿por dónde empezar?. Haciéndonos como niños. No recordemos nuestros intentos fallidos o los buenos momentos cuando todo parecía ir sobre rosas, antes de que nuestros hijos entraran en la adolescencia por ejemplo. Miremos al frente bien agarrados a la mano de Dios.

Estaría bien que nos detuvieramos y meditáramos y habláramos con Dios, para saber lo que Él quiere para cada uno de nosotros y nuestras familias. Nada mejor que unos ejercicios espirituales o curso de retiro para hacerlo. Y es bueno asistir todos los años, porque nosotros y nuestras familias vamos cambiando y lo que es bueno hoy a lo mejor mañana ya no lo es.

Empecemos por nosotros, renovemos nuestro amor a Dios y nuestra fe, porque nadie da lo que no tiene. Luego podemos pasar a la parte práctica y de organización. ¿Qué espacios y tiempos de oración se dan en mi casa?. Cada familia es única y ha de encontrar su propio camino. Sin embargo hay oraciones que recomiendan rezar en familia: el santo rosario, las oraciones de la mañana y de la noche, la bendición de la mesa, el asistir juntos a la Santa Misa los domingos y fiestas de guardar… luego cada uno puede añadir lo que quiera y empezar su propia tradición familiar.

Mientras estoy escribiendo he ojeado lo que ha dicho el Papa en su homilía de este domingo y me encuentro con estas palabras: “Estos niños son el eslabón de una cadena. Vosotros, padres, tenéis un niño o una niña que bautizar, pero dentro de unos años serán ellos los que tendrán que bautizar a un hijo o sobrino. ¡Así es la cadena de la fe!  ¿Qué significa esto? Yo sólo querría deciros esto: vosotro  sois quienes comunican la fe, los transmisores; tenéis el deber de comunicar la fe a estos niños. Es la herencia más hermosa que les podéis dejar: la fe. Sólo eso. Llevad sólo este único pensamiento a casa. Debemos ser transmisores de la fe. Pensad en eso y en cómo transmitir la fe a los niños.”

Y no hace falta decir nada más.

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Eva Carreras del Rincón

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