En un reportaje realizado en Colombia y publicado esta semana por la BBC, denuncia la violencia que sufrieron y sufren miles de niños reclutados por la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y de las del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Revela también la existencia de centros de rehabilitación que ha creado el Gobierno para tratar de rehabilitar a los pequeños que se han escapado.
El reportaje añade que los niños son entrenados para usar armas, mientras que las niñas son utilizadas como espías para recabar información porque nadie sospecharía de una pequeña, por ello les encargan también de llevar dinero, armas y drogas. Y las niñas que quedan embarazadas son obligadas a abortar.
Para tratar de hacer frente a este grave flagelo, el especial indica que el Gobierno ha iniciado programas de rehabilitación: «Muchos de los que hoy se han desmovilizado reciben tratamiento en centros de rehabilitación de ubicación desconocida, para protegerlos de las facciones rebeldes».
El papa Francisco ha denunciado este 13 de enero al dirigirse al cuerpo diplomático acreditado en el Vaticano, no sólo el horror del aborto, pero también el de los niños “que son utilizados como soldados, violentados o asesinados en los conflictos armados, o hechos objeto de mercadeo en esa tremenda forma de esclavitud moderna que es la trata de seres humanos, y que es un delito contra la humanidad”.
El gobierno de Colombia actualmente se encuentra en negociaciones en Cuba con los representantes de las FARC. Los puntos de la agenda en esta fase son: las drogas ilícitas, la reparación a las víctimas, el abandono de las armas y el mecanismo para refrendar un eventual acuerdo de paz. Las mismas seguirán hasta el próximo jueves 23 de enero, y coinciden con el fin de la tregua unilateral navideña declarada por las FARC el 15 de diciembre pasado.
A la delegación de las FARC se sumó en este mes de enero el guerrillero ‘Julián Conrado’ que fue trasladado a La Habana desde Venezuela, donde estaba preso desde el 2011, con un pedido de extradición de Bogotá que no fue aceptado, y con una lista de acusaciones entre las cuales figuran homicidio agravado, tortura y desaparición.
Los niños que han desertado y se integran en los programas de rehabilitación son llevados a los centros de recuperación en donde aprenden a cultivar, a cuidar y alimentar a los animales y como punto fundamental, a confiar en otras personas que gestionan estos centros. El reportaje toma diversos testimonios de niños: historias en que las víctimas cuentan las brutalidades que sufrieron, los combates en que tuvieron que participar, etc.
El gobierno acusa a los grupos guerrilleros de continuar el reclutamiento de niños y el Ejército incluso ha organizado en algunas ciudades iniciativas de prevención para los jóvenes, como en la provincia de Meta, donde el reportaje indica que «una banda de música desfiló por la ciudad y se organizó un partido de fútbol para los jóvenes de la ciudad. Se entregaron bicicletas y estéreos como premios. Soldados comunes y corrientes vestidos con camisetas y gorras de béisbol entregaron globos”.
Según los datos oficiales en los primeros seis meses de este año, la tasa de deserción de los combatientes se ha incrementado en un 40 por ciento respecto al mismo período del año pasado. El aumento habría coincidido con el inicio de las conversaciones de paz entre las FARC y el gobierno.
Para la psicóloga de bienestar infantil entrevistada por la BBC, Carolina Maya Rivera, que opera en el centro de rehabilitación, muchos de los niños soldados “no tenían apenas opción cuando fueron reclutados”. Y la recíproca también existiría, como “niños y niñas que fueron amenazados por las FARC porque se enteraron que estaban haciendo operaciones de inteligencia en la nómina del ejército o a la policía», dice Campo, acusación negada rotundamente por el viceministro de Defensa Jorge Bedoya.
En 2014 se cumplen 50 años del inicio del conflicto en Colombia, que ha dejado cientos de miles de muertos y 4,5 millones de personas desplazadas por la violencia, con daños materiales pero también morales incalculables, dos generaciones de niños que se volvieron adultos sin conocer lo que es la paz.