Mons. Tomasi en Ginebra 2 expone la posición de la Santa Sede

Recuerda que ‘ha llegado el momento de tomar medidas concretas para poner en práctica las buenas intenciones expresadas por todas las partes involucradas

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El arzobispo Silvano M. Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, intervino ayer miércoles en la Conferencia Internacional sobre Siria que se realizó en Suiza, en la localidad de Montreux.

<p>A continuación las palabras de Mons. Tomasi

1. Los representantes de la población siria y de la comunidad internacional se encuentran hoy en esta conferencia de Ginebra 2, para dar pasos concretos hacia un futuro de paz en favor del pueblo de Siria y de Oriente Medio.

Delante al indecible sufrimiento del pueblo sirio, un sentido de responsabilidad común nos impulsa a empeñarnos en un diálogo basado en la honestidad, confianza recíproca y pasos concretos. El diálogo es el único camino para ir hacia adelante. La Santa Sede está convencida de que la violencia no lleva a ninguna parte sino a la muerte, a la destrucción y a la falta de futuro.

2. Mi delegación tiene el gusto de contribuir a este proceso fundamental, que es signo de una voluntad política que da la prioridad a las negociaciones respecto a las armas, a la gente respecto al poder extremo. Por esta razón todo los líderes religiosos, en particular, convergen en la convicción de que la violencia deba terminar porque a todo el pueblo de Siria y a toda la región ya le ha sido infligido demasiado sufrimiento. Los recientes encuentros de los representantes religiosos de diversas confesiones han reiterado esta visión constructiva basada en la par dignidad de cada persona creada a imagen de Dios y abierta a los otros.

3. Ha llegado el momento de tomar medidas concretas para poner en práctica las buenas intenciones expresadas por todas las partes involucradas en el actual conflicto. En este contexto, la Santa Sede renueva su urgente llamado a las partes involucradas, para que respeten plenamente y de manera absoluta el derecho humanitario y presenta las siguientes propuestas.

a. Como pedido por todos los hombres y mujeres de buena voluntad, el alto el fuego inmediato e incondicional y el fin de la violencia de cualquier tipo como prioridad y objetivo urgente de estas negociaciones. Todas las armas tiene que ser depuestas es necesario tomar medidas específicas para detener flujo de armas y el financiamiento de las mismas, que alimentan el aumento de la violencia y de la destrucción, para dejar espacio a los instrumentos de paz. El dinero que se invierte en armas tiene que ser empleado en asistencia humanitaria.

El cese inmediato de las hostilidades está en el interés de todos. Es un imperativo humanitario y constituye el primer paso hacia la reconciliación.

b. La cesación de las hostilidades tiene que ser acompañada por una mayor asistencia humanitaria y por el inicio inmediato de la reconstrucción. Millones de personas han sido desplazadas y su vida se encuentra en situación de peligro. La vida familiar fue convulsionada. Las estructuras educativas y sanitarias fueron destruidas o vueltas inutilizables.

c. La guerra ha llevado al derrumbe económico de muchas regiones de Siria. Los esfuerzos de reconstrucción tienen que iniciar junto a los negociados y deben ser apoyados por la generosa solidaridad de la comunidad internacional. En este proceso es necesario dar una atención preferencial a los jóvenes, de manera que a través de su empeño y trabajo puedan volverse protagonistas de un futuro pacífico y creativo en su país. La reconstrucción de la comunidad exige un diálogo y una reconciliación que sea sostenida por una dimensión espiritual.

d. En ese sentido, “la Santa Sede alienta encarecidamente a todas las confesiones y las comunidades religiosas en Siria a conocerse mejor, a una mejor comprensión y al restablecimiento de la confianza”.

e. “Es importante que las potencias regionales e internacionales propicien el diálogo constante y que enfrenten los problemas regionales. La paz en Siria podría convertirse en un catalizador de la paz en otras partes de la región, y en un modelo de esa paz que se necesita con tanta urgencia”.

4. “Más allá de la tragedia de la crisis actual, puede haber nuevas oportunidades y soluciones originales para Siria y sus vecinos. Un enfoque justo sería reconocer que la existencia de la diversidad cultural, étnica y religiosa y del pluralismo no debe ser un factor negativo, o peor, una fuente inevitable de conflicto, sino más bien una posibilidad para cada comunidad e individuo de dar su propia contribución al desarrollo de una sociedad más rica y más bella. Existe un rol para todos en donde la ciudadanía ofrece igual participación en una sociedad democrática con iguales derechos y deberes.
Por ello nadie está obligado a dejar su país a causa de la intolerancia y la incapacidad para aceptar las diferencias. De hecho, la igualdad garantizada por la ciudadanía común puede permitir que el ser humano exprese, solo y en comunidad con otros, los valores fundamentales que todas las personas consideran indispensables para mantener su identidad interior. Una tal comprensión y un tal desarrollo de la sociedad abren el camino a una paz duradera y fecunda.

Señor secretario general:
5. Desde el inicio de la crisis siria, la Santa Sede ha seguido su desarrollo con profunda preocupación y ha constantemente pedido a todas las partes relacionadas a empeñarse para prevenir la violencia y dar asistencia humanitaria a las víctimas. El Santo Padre ha hecho sentir su voz en numerosas ocasiones para recordar a la gente la futilidad de la violencia, invitando a una solución negociada de los problemas, deseando una participación justa y ecuánime de todos en la vida de la sociedad. Más allá de la invitación a rezar por la paz, él ha promovido una respuesta activa por parte de las organizaciones y de las instituciones católicas a las necesidades emergentes. Es memorable la propuesta del Santo Padre de una jornada de oración y de ayuno por la paz en Siria y en Medio Oriente, que ha recibido en todo el mundo una respuesta extraordinariamente positiva.

6. Permítanme concluir retomando las palabras del papa Francisco: “Pido a las partes en conflicto que escuchen la voz de la propia conciencia, de no se cerrarse en los propios intereses, pero de mirar al otro como a un hermano, de emprender con coraje y con decisión el camino del encuentro y de la negociación, superando la contraposición ciega. No es la cultura del conflicto la que construyen la convivencia en los pueblos y entre los pueblos, pero esta: la cultura del encuentro, la cultura del diálogo; esta es el único camino hacia la paz.

Señor secretario general, el pueblo de Siria ha convivido en paz en la historia y puede volver a hacerlo.

(Original en italiano, traducción de H. Sergio Mora)

Ver entrevista de Mons. Tomasi a ZENIT

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ZENIT Staff

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