La Visita Ad Limina de los prelados españoles en el Vaticano está a punto de finalizar. El papa Francisco recibió este lunes a todo el grupo de los 83 obispos. Desde el día 28 de febrero y hasta el 8 de marzo, los obispos han ido visitando al Santo Padre y los dicasterios de la Santa Sede en grupos por provincias eclesiásticas. Monseñor Julián Barrio, arzobispo de Santiago de Compostela, visitó al Papa con su grupo el lunes día 3. ZENIT ha hablado con él y el arzobispo ha dado detalles sobre este encuentro con el Santo Padre, durante el cual, entre otros asuntos, pudieron charlar sobre el Camino de Santiago y la espiritualidad jacobea, realidad que Francisco conoce bien.
¿Cómo fue el encuentro con el Santo Padre?
–Monseñor Barrio: Yo lo calificaría de un encuentro gozoso y luminoso. Gozoso porque nos acogió con una gran bondad, afecto fraternal, cercanía y humildad que entusiasma. La verdad es que uno se siente muy a gusto, te da ese margen de confianza con el que se tiene el sentimiento de estar con el hermano mayor. Te acoge e invita con sencillez y claridad las pautas que podemos seguir a la hora de vivir nuestro ministerio episcopal. Y luminoso porque el Papa nos dio unas claves que se basan en el convencimiento de una experiencia pastoral vivida. Hace constante referencia a su experiencia, y desde ahí va indicando qué claves y camino podemos seguir. Él hace fácilmente una lectura de la realidad del creyente y lo hace desde esa experiencia. Así, uno se siente muy orientado porque en el diálogo se habló de todo lo que considerábamos que podíamos hablar y preguntarle y él fue respondido a todo. Hablamos de la familia, de los jóvenes, de los sacerdotes. Conmigo también habló del camino de Santiago y la espiritualidad jacobea. Al Papa se le ve que está muy en contacto con las realidades concretas que estamos viviendo en la Iglesia en España.
Yo le pedí que nos diera unas pautas para vivir la llamada «pastoral de éxodo» que él refleja sobre todo cuando nos habla de las periferias. En eso él incidió de manera especial de salir al encuentro de las personas, estar cercanos y acompañarles sabiendo que la Iglesia hoy es ese hospital en medio de las batallas. Hay que preocuparse de todo, pero especialmente de aquellas heridas y tenemos que tratar de curarlas. Nos recordó que en un campo de batalla, tratar el colesterol es bueno pero hay que incidir en lo que afecta duramente a las personas que vienen a nosotros. Por eso él nos ha hablado de que tenemos que tener siempre esa actitud misericordiosa, acercarnos como el buen samaritano.
Y hablando todos estos temas con gran paz y sencillez, la hora y veinte minutos que estuvimos con él a mí me parecieron cinco minutos. Hay una gran lección también: no hubo por su parte ningún reproche.
Y sobre el camino de Santiago, ¿qué pudo comentar con el Santo Padre?
–Monseñor Barrio: Él conoce bien lo que está significando la realidad del Camino y la peregrinación jacobea, no solo para Santiago sino para Europa. Él también es consciente de que el Camino de Santiago es referente no solo para Europa, como fue al inicio, sino que hoy podemos decir que a Santiago llegan personas de todo el mundo. El Camino como peregrinación al encuentro con la tradición apostólica que es la que fundamenta nuestra fe tiene un valor muy importante y el Papa es conocedor de ello. La acogida, la hospitalidad, los valores del cristianismo son realidades que dan contenido a lo que es el Camino. Yo le decía que nuestra gran preocupación es que el Camino se nos desvirtúe, es decir, perdiendo esa dimensión espiritual el Camino sería una realidad muerta. Él sabe que lo propio del Camino es la conversión de la persona en el encuentro con el Señor de mano del apóstol Santiago, lo que le da un carácter propio a la peregrinación. Yo le dije que le esperamos allí, y el me dijo de forma simpática ¡Sí, ya me esperan tantos!
El Camino de Santiago atrae tanto a creyentes como no creyentes y también a personas de otras religiones. ¿Cómo se trabaja desde la diócesis la pastoral con los peregrinos?
–Monseñor Barrio: Esta es una preocupación muy vivida por nosotros. No solo en la meta. He tenido encuentros con los obispos franceses y portugueses del Camino de Santiago para de alguna manera programar unas líneas pastorales que nos sirvieran a todos a la hora de acompañar al peregrino. Hay gente que comienza el Camino por deporte, por ecologismo… pero mi experiencia es, y siempre lo digo, que a Santiago se llega siempre como peregrino.
Lo que yo percibo es que la persona hoy vive en una actitud de búsqueda constante. Y cuando uno empieza a buscar, ya encuentra. Porque en el hecho mismo de buscar, uno ya ha encontrado. También es verdad que me he encontrado con personas que llegan a Santiago y no han encontrado aquello que tal vez ellos pensaban, pero yo les digo siempre ‘sigan buscando porque seguro lo van a encontrar’. Y por eso la necesidad de este acompañamiento espiritual que le debemos como signo de hospitalidad al peregrino. Las condiciones en que se peregrina hoy y las condiciones en las que se peregrinó en los siglo XI, XII … nada tienen que ver. Pero quizá en aquel momento los peregrinos venían «más armados espiritualmente». Hoy las condiciones materiales son muy buenas pero espiritualmente quizá vienen más desestructurados. Y por eso nosotros tenemos que tratar ofrecerles a lo largo de todo el Camino ese acompañamiento.
Por eso estas reuniones de programación que hemos podido tener con los obispos franceses y portugueses nos ayudan precisamente a lograr este objetivo. Por otra parte he tenido oportunidad de viajar a países como Polonia, Alemania o Italia y con las personas responsables tratar de dar cauce a esta preocupación. Por ejemplo, la Conferencia Episcopal de Alemania, desde el mes de abril y hasta octubre tienen cada mes un sacerote y dos o tres seglares para acoger a los peregrinos de lengua alemana en Santiago. Los franceses han empezado ahora y los italianos también.
Y volviendo al tema de la Visita Ad Límina, ¿qué puntos de luz han recibido estos días?
–Monseñor Barrio: El Papa nos ha insistido mucho en el acompañamiento a las familias. Él vive una gran preocupación por los jóvenes, no solamente en el ámbito eclesial y espiritual sino también en el laboral. Él nos decía de estos jóvenes que no tienen trabajo, quizá no pasan hambre porque está la familia, Cáritas u otras instituciones. Pero estos jóvenes se ven afectados en su dignidad personal porque no pueden hacer una aportación a su casa por medio de su trabajo. Por eso hay que estar preocupado y tratar de afrontar la ‘actitud del descarte’, no podemos mirar para otro lado ante esto. También tocamos el tema de la escasez de vocaciones, ya que es una preocupación muy generalizada para todos. Pero él nos decía que si tenemos familias cristianas bien formadas, es más fácil que también podamos tener vocaciones sacerdotales. Nos habló también de cuidar mucho la vida religiosa, el compromiso de los laicos. Son temas comunes o no novedosos, pero el Papa nos decía que tenemos que vivir esta preocupación con una gran esperanza, nosotros tenemos hoy motivos para la esperanza. Y esto es lo que tiene que dinamizar nuestra preocupación pastoral.
Estoy seguro que esta Visita Ad Limina nos va a ayudar a todos los obispos a situarnos ante la realidad de la Iglesia en España, y cada uno en sus circunstancias a enfocar las realidades concretas. Y hacer que nos sirva para esa Nueva Evangelización de la que tanto estamos necesitados.
Durante estos días también han visitado las Congregaciones y los Consejos Pontificios ¿Cómo han sido los encuentros?
–Monseñor Barrio: Me llevo la impresión de gran cercanía y el deseo de estar a nuestro lado y ofrecernos la colaboración que pudiéramos necesitar de los distintos dicasterios. En todos he visto un común denominador, ese ‘tenemos mot
ivos para la esperanza’ aunque las cosas no sean fáciles pero con la Gracia de Dios podemos llevar adelante este proceso de evangelización que necesita nuestra sociedad.
En estos días recordamos la renuncia del papa emérito y la elección de Bergoglio como su sucesor. ¿Qué lectura hace de este último año en la vida de la Iglesia?
–Monseñor Barrio: Yo tengo el convencimiento total de que el Señor nos da en cada momento aquello que necesitamos. Por eso no se puede comparar a los papas, porque el Señor nos da lo que necesitamos. Y desde esa mirada providencial que no podemos perder en la vida, estoy seguro que uno percibe día a día como el Señor se manifiesta de distintas formas. Todo tiempo tiene sus luces y sus sombras, y en todo tiempo el Señor nos da la persona para la Iglesia que providencialmente debe conducir la barca de Pedro. El Señor no abandona a su Iglesia. Y no podemos entender a Cristo sin la Iglesia, ni a la Iglesia sin Cristo.