Una delegación de latinoamericanos residentes en Estados Unidos entregará este miércoles al papa Francisco una carta en la que le solicitan su mediación para que el presidente Obama detenga las extradiciones de personas ‘sin papeles’, mientas el Congreso estudia una reforma migratoria. La carta, que le agradece al Santo Padre todo lo que está haciendo por los inmigrantes en el mundo, será entregada al concluir la audiencia general de los miércoles en la plaza de San Pedro. Le pedirán también un mensaje para darle coraje a esos millones de personas que viven en el temor de ser deportados.
La entrega de la carta es un día antes del encuentro del Santo Padre con el presidente de Estados Unidos, fijada para el jueves 27. Entre los temas seguramente figurará el de los inmigrantes que allí viven y trabajan, y de la necesidad que estas personas puedan salir de esa zona gris e ingresar a la legalidad.
Para conocer más, ZENIT entrevistó al padre Marco Mercado, encargado para atender a la comunidad hispana por el cardenal de Chicago, Francis Eugene George.
El padre Mercado indicó que ya le han confirmado el ingreso en la zona reservada de la Plaza de San Pedro, en donde podrán encontrar al Santo Padre: “Sí está confirmado, somos 11 de la delegación de Chicago y además hay otra delegación de Los Ángeles. Le vamos a pedir al papa Francisco su mediación para solicitar al presidente Obama que ojalá pueda, en cuanto Poder Ejecutivo, detener las deportaciones mientras el Congreso pueda aprobar una reforma migratoria”.
“Como el tema que va a tratar con el Santo Padre –precisó el padre Mercado– es la lucha contra la desigualdad y la pobreza en el mundo, la inmigración es un tema atinente y por ello pedimos se detengan las deportaciones mientras el Congreso de Estados Unidos se ponga de acuerdo sobre una reforma de la actual legislación migratoria”.
“Le pediremos también al Santo Padre si puede enviar un mensaje de esperanza y de fortaleza a los tantos millones de personas que están viviendo la incertidumbre de la entre comillas ilegalidad”, dijo.
Sobre el número de personas que se encuentran en esta situación el encargado de la pastoral en Chicago con los latinos indicó: “Los deportables son 2,2 millones mientras 11,5 millones es el total de personas indocumentadas que tenemos en Estados Unidos”.
Interrogado sobre la labor de la Iglesia en Chicago precisó: “Proveemos todos los servicios que los inmigrantes necesitan a través de las 137 parroquias en las que hay personas que hablan idioma español y que atienden directamente a la comunidad hispana. Prestamos servicios espirituales, pero también los de solidaridad como: asesoría legal, de inmigración, clases de inglés, clases de ciudadanía, servicios sociales, etc”.
Sobre la atención sanitaria en Chicago, el sacerdote precisó: “Para la atención médica en Estados Unidos, tenemos algunos centros atentidos por entidades católicas. Aunque la comunidad emigrante sabe que a través de las ‘emergencias’ de los hospitales tienen que ser atendidos. Posteriormente allí, un trabajador social toma el caso y les cobrará de acuerdo a sus posibilidades. Si bien tenemos también algunas clínicas atendidas por comunidades católicas en las que damos servicios básicos mientras que para los más grandes se ingresa por ‘emergencias’”.
Sobre la comunidad de los latinoamericanos en Estados Unidos, el padre Mercado elogió la norma Dream Act, aprobada por el gobierno Obama, que concedió permiso de trabajo para todos los jóvenes de hasta 30 años que llegaron al país antes de los 16, que estuvieran estudiando, sin antecedentes penales en Estados Unidos. “O sea jóvenes que llegaron ilegalmente siendo pequeños y que toda su vida han vivido allí y que su primer idioma se puede considerar el inglés, pero debido a que no habían nacido en el territorio de Estados Unidos no tenían documentos”.
Sobre la actual legislación migratoria el padre Marco no tiene dudas: “La iglesia ha levantado su voz porque la ley actual es obsoleta y rinde difícil a un inmigrante llegar a una situación de legalidad”. Si bien reconoció: “Somos conscientes también que eso no depende sólo del presidente, se necesita el Congreso”. Entretanto consideró que “el presidente puede hacer una ‘resolución ejecutiva’ para detener las deportaciones mientas se realiza la reforma”.
“Al papa Francisco –concluyó– le vamos a entregar un pliego petitorio y una carta de agradecimiento por lo que ha hecho por los emigrantes de todo el mundo. Sabemos que uno de sus primeros actos oficiales fue precisamente ir a la isla de Lampedusa y que su voz se ha alzado fuerte como un reclamo y que ha recordado la obligación moral que los países ricos tienen de acoger y ayudar a aquellos que buscan un mejor nivel de vida y también a quienes huyen de guerras o persecuciones”.