“El fenómeno insostenible del envejecimiento de la población se puede resolver solamente promoviendo la vida familiar y la fertilidad”, porque para sostener y mantener a los ancianos es necesario tener “generaciones futuras más numerosas, no escasas, que puedan contribuir económicamente al sistema social y proveer al apoyo familiar intergeneracional”.
Lo indicó el observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, el arzobispo Francis Chullikat en su discurso pronunciado en New York, este jueves 10 de abril.
El arzobispo en el discurso realizado en el ámbito de la 47 sesión de la Comisión de las Naciones Unidas dedicada a población y desarrollo precisó que algunas interpretaciones sobre este tema “parecen considerar la fertilidad y embarazo como una enfermedad que los gobiernos tienen que prevenir o curar”. Si bien esta actitud puede reflejar las preocupaciones de algunos países desarrollados, esta visión “en escala universal deforma la realidad de las poblaciones y del desarrollo de la mayor parte de los países del mundo, para los cuales en cambio otros temas tienen mayor prioridad”.
El enfoque justo debería tener en vista por lo tanto “menos lo que se refiere a la reducción de la fertilidad y más atención a los programas que aporten desarrollo humano integral” como “el acceso a la educación, a las oportunidades económicas, a los servicios sanitarios de base y el apoyo a la familia, que deberían ser las líneas guías para el desarrollo”.
Por ello el observador de la Santa Sede pidió poner atención “ante la insistente promoción de los llamados ‘derechos’ de la salud reproductiva” que esconde en realidad “el intento de favorecer la legalización del aborto”. Y que “los gobiernos deberían ayudar a las mujeres a evitar la interrupción voluntaria del embarazo”.
Al concluir el arzobispo toma una cita de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, del papa Francisco, en la que indica: “No es progresista querer resolver los problemas eliminando a una vida humana”, y reitera que “al promover los servicios accesibles y de calidad en el campo de la formación, de la sanidad, alimentación y en el respeto de todos los derechos humanos, la Santa Sede demuestra que la atención y compasión por los pobres, es mejor que centrarse sobre una reducción de la fertilidad, como modelo para un desarrollo verdaderamente humano”.
(Texto de la Radio Vaticano traducido y adaptado por Hernán Sergio Mora)