En una plaza de San Pedro y Via de la Conciliación repleta al menos por unos 300 mil, entre estudiantes, profesores y docentes de las escuelas católicas de Roma, el papa Francisco entró este sábado por la tarde espertando el entusiasmo. El jeep descubierto que le llevaba pasó entre la gente, en medio de vivas, aplausos cantos y sombreros o gorros que volaban por el aire. El Papa llegó así hasta el otro extremo de vía de la Conciliación, repleta de personas, y como es ya costumbre, durante el recorrido saludo, besó y bendijo a muchos niños.
Al evento promovido por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) participaron también diversas asociaciones, como la Acción Católica y los operadores de la pastoral escolar, familiar y juvenil.
El Santo padre una vez llegado al estrado, después de escuchar a algunas personas que se dirigieron a él contando sus experiencias, de ver coreografías y cantos, dirigió unas palabras a los presentes.
Les agradeció porque haber realizado este evento de encuentro de la escuela italiana, “realmente lindo”, todos, profesores, docentes, alumnos, estatales y no estatales. “He escuchado --añadió Francisco-- tantas cosas lindas que me han hecho tanto bien a mi”.
“No es una manifestación contra, es pro, no es un lamento, es una fiesta por el colegio” dijo, y aunque sepamos que hay cosas que no van, “pero estamos aquí porque amamos la escuela, y digo nosotros, porque yo amo la escuela. La he amado como alumno, como profesor y después como obispo”.
Y confió que recordaba cuando tenía seis años “a la maestra que me hizo amar el colegio, y después fui siempre a encontrarla durante toda la vida hasta que falleció a los 98 años”.
Añadió que la escuela tienen que ser “apertura hacia la realidad en la riqueza de sus aspectos y dimensiones”. Y que es necesario siempre "aprender a aprender". Además dijo “la escuela no es un estacionamiento, es un lugar de encuentro en el camino de la vida” e “integra a la familia”.
Recordó también que “la educación no puede ser neutra, o es positiva o negativa, o enriquece o degrada”. Y que para educar a un niño es necesaria una población: docentes, profesores, ayudantes, etc. Y tomando la frase dicha por un atleta olímpico que acababa de hablar allí, dijo: “Es mejor una derrota limpia que una victoria sucia”, e invitó a los niños a repetirla...
Precisó también que la escuela debe ayudar “a desarrollar el sentido de la bondad, verdad y belleza” y que son tantos los elementos que se suman para enseñar. Y porque en la escuela y el colegio “no aprendemos solamente conocimientos, sino también actitudes y valores”.
“Les deseo un buen camino escolar, y que les haga crecer los tres idiomas: el saber, el querer, y el hacer, “el de la mente, el del corazón y el de las manos, armoniosamente”, dijo.
Y concluyó: “Por favor no nos dejemos robar el amor por la escuela”. El evento terminó con una oración que el Santo Padre rezó junto a los presentes, y un Ave María a la Virgen por todos los que enseñan en las escuelas. E impartió su bendición.
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