El Santo Padre recibió hoy en el Vaticano a los todos los obispos de México presentes en Roma por motivo de la visita ‘ad límina’, a quienes les dirigió unas palabras. Un poco más tarde en una rueda de prensa el cardenal arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, comentó algunos particulares no solamente del encuentro, sino también de la visita que están realizando.
El cardenal Robles recordó que esta primera visita se desarrolló con una nueva modalidad: antes era un encuentro personal de unos 15 minutos, mientras que ahora es en grupo. “He encontrado ventajoso este sistema, porque al estar compartiendo al Santo Padre la realidad de la Iglesia, mis hermanos obispos allí presentes escuchan lo que yo vivo. Y al expresar cada uno su realidad me enriquecen. Y las respuestas y orientaciones que el Papa da a las preguntas que cada uno le plantea, iluminan la realidad de todos” dijo.
“Estuvimos –indicó el purpurado– unos 70 obispos aunque el total en la Conferencia Episcopal somos unos 110, entre residenciales y auxiliares”. Y contó que “el Papa nos ha ofrecido su bendición a nosotros ya todos los fieles de México y como es tradición nos pidió que oremos por él”. Añadió que “en el rostro de cada obispo se percibe el bien que nos ha hecho encontrar al Papa, así como en el corazón de cada uno de nosotros”.
Interrogado si se abordó el tema del narcotráfico con el Santo Padre en los encuentros que han tenido hasta ahora, el cardenal quizo puntualizar que el problema se sufre specialmente en algunas partes del País. “El Papa abordó el tema y nos ha recordado que el pueblo de Dios se espera de parte nuestra, no respuestas técnicas o políticas a este gravísimo mal, sino la cercanía de pastores a la gente y que desde el Evangelio aportemos el consuelo, la misericordia y la determinación de vivir en paz, en armonía y en justicia”.
Sobre el tema inmigración, indicó el que “el Papa en su mejsaje reconoce: ‘Ustedes han atendido las necesidades de los más pobres, de los marginados, de los campesinos, de los emigrantes…’. El Santo Padre sabe que si alguien ha hecho algo en la línea de atender sus necesidades y derechos, es la Iglesia en México. Así como el mismo Gobierno reconoce todos los centros de atención a los migrantes que hay todo a lo largo y ancho país, en particular en las rutas del Pacífico y del Golfo”.
Por lo que se refiere al los encuentros que los obispos han tenido con el Santo Padre y los encuentros que aún están en calendario, Mons. Eugenio Lira indicó que el de hoy fue un encuentro conjunto, y que hasta ahora el Papa recibió cinco grupos pertenecientes a diez diócesis, o sea unos 65 obispos con los de Ciudad de México y Monterrey. Vale a decir que faltan cuatro grupos. El jueves y viernes recibirá a dos grupos y después a otros dos cuando regrese de Tierra Santa, el 30 y 31 de mayo.
El obispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, intervino también en la rueda de prensa, precisando que él participó en uno de los grupos, y que el Santo Padre les agradeció “porque le habíamos hablado con mucho realismo”, y añadió que dada su proveniencia del norte del país le presentó “lo que llamé de un cocktail venenosos: el tema de los migrantes, de las víctimas de la violencia organizada y de la pobreza extrema, con nota de mendicidad. También alguno de los obispos habló del tema de la trata de blancas, que no es más que un corolario de todo esta temática” dijo.
“Se habló con realismo y el Papa nos respondió con serenidad, y nos ha invitado a que hagamos discernimiento. Nos ha invitado a crecer en la cultura del encuentro, del diálogo y de la paz. Y nos pidió tener una mirada hacia el cielo y otra mirada hacia aquí. Mirada hacia el cielo: quiere obispos que hagan oración que luche por Dios por su Pueblo, pero también nos pidió algo muy importante, la cercanía con la comunidad” dijo. Y concluyó: “Creo que si tenemos eso, los obispos de México daremos al pueblo un camino para afrontar esos sufrimientos. Porque no son problemas teóricos sino un mundo de sufrimiento, el de los migrantes y las víctimas de la violencia”.
El cardenal Rivero por su parte añadió que “en nuestro mensaje denunciamos algunas de las causas como la corrupción, la impunidad, la falta de legalidad, la mala administración de justicia. Son elementos que contribuyen a que el escenario se agrave, aunque no está en nosotros dar la solución, sino en parte denunciar y por otra parte hacer nuestra labor que nos pide el Papa: la cercanía con las comunidades con el pueblo para que desde el Evangelio impulsemos cambio de las personas desde su interior, para hacer una cultura de justicia, de encuentro, de diálogo y de paz”.
Y concluyó indicando que al papa Francisco “le preocupa mucho que nosotros los obispos en general estemos cerca de la realidad de nuestro pueblo, con un cuidad especial a las familias, los jóvenes, las vocaciones y con los mismos sacerdotes. Si los sacerdotes están bien y viven su condición sacerdotal en plenitud el pueblo de Dios va a estar bien”.
Y al terminar la rueda de prensa recordó la devoción del Santo Padre a Nuestra Señora de Guadalupe, «hacia la cual siempre tuvo expresiones de referencia, como lo hace en su mensaje citando la frase en que le llaman La madre del verdaderísimo Dios«.