El Estado Islámico decapita a otro periodista estadounidense

Steven Sotloff, fue secuestrado en Siria en agosto del 2013. Los yihadista han llamado al vídeo del asesinato: Un segundo mensaje a América

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«Rezamos por el fin de la violencia insensata y por un alba de paz y reconciliación entre todos los miembros de la familia humana», este era el deseo que expresó el santo padre Francisco en la carta que envió a la misa celebrada para recordar al periodista Foley tras conocer la noticia de su asesinato.

Hace dos semanas el mundo se estremecía antes las imágenes de la decapitación del periodista James Foley a manos de los yihadistas del Estado Islámico. Ayer, de nuevo, otro brutal asesinato, más «violencia insensata». Esta vez ha sido Steven Sotloff, también periodista estadounidense.

Comentando el asesinato del periodista, monseñor Shimoun Nona, arzobispo caldeo de Mosul, ha afirmado que «no es un hecho excepcional» para personas que no conocen «el valor de la vida humana». De este modo, ha indicado que no se trata «de un acto de guerra, sino de un gesto brutal».

«Matar a una persona de una forma así de brutal no es humano, en el siglo XXI no se debería asistir a este tipo de asesinatos tan tristes y bárbaros». Así lo ha indicado monseñor Nona a la agencia AsiaNews. Asimismo, el prelado añade que «no estamos frente a actos excepcionales» porque para las milicias del Estado Islámico esta modalidad de operar «es una cosa norma», basta recordar «lo que han hecho a nuestros cristianos iraquíes y a las otras minorías. No piensan en las otras personas, no tienen en cuenta el valor de la vida humana».

Por su parte, los servicios de Inteligencia de Estados Unidos han confirmado que el vídeo difundido ayer por los milicianos -llamado ‘Un segundo mensaje a América’- con las imágenes de la decapitación del periodista, son auténticas. Sotloff, de 31 años, trabajaba como freelance y había escrito para publicaciones como ‘Time’ y ‘Foreign Policy’. Fue secuestrado en agosto de 2013 en Siria, donde se encontraba para cubrir la guerra civil.

Para monseñor Nona este gesto de la decapitación «no es un acto de guerra», sino un «asesinato bárbaro» contra personas inocentes, que su única la culpa es «pertenecer a otras religiones, pensar de forma diferentes». Y subraya: «no se trata de un acto de guerra, sino de un gesto bárbaro y brutal».

Además, monseñor Nona ha afirmado que la decapitación y la difusión en Internet de las imágenes son «índice de la modalidad de actuar» de los milicianos pero, al mismo tiempo, una señal del «miedo» y de la debilidad» frente a los ataques aéreos y a los bombardeos estadounidenses que han bloqueado el avance.  

Finalmente, el arzobispo invita a combatir a los islamistas «no solo con las armas», sino trabajando en lo profundo de la sociedad y los jóvenes. «Es necesario entender por qué la gentes, sobre todo los jóvenes -concluye- se sienten atraídos por esta ideología y trabajar en una verdadera reconstrucción del país», tanto en la capital, Bagdad, como en las periferias de Irak.

Sotloff – que también aparecía de la decapitación de Foley- aunque era judío, estaba fascinado por la cultura islámica hasta tal punto que aprendió muy bien la lengua árabe. «Conocía los riesgos pero no tenía miedo», han dicho los padres desde Miami, quienes hace diez  días enviaron una petición a la Casa Blanca pidiendo al presidente Barack Obama «hacer todo lo posible». La madre del periodista publicó hace unos días un vídeo en el que dirigía un mensaje a los secuestradores del hijo para que le salvaran la vida.

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ZENIT Staff

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