El papa Francisco recordó este sábado la beatificación del sacerdote Pedro de Asúa y Mendía (1890-1936), que tuvo lugar en Vitoria (España). «Sacerdote humilde y austero, predicó el Evangelio con la santidad de vida, la catequesis y la dedicación a los pobres y necesitados», señaló el Santo Padre. «Detenido, torturado y asesinado por haber expresado su deseo de permanecer fiel al Señor y a la Iglesia, representa para nosotros un maravilloso ejemplo de la fuerza en la fe y de testimonio de la caridad», añadió.
El nuevo beato, nacido en Balmaseda (Vizcaya) en 1890 y arquitecto de profesión, dejó su trabajo a los 29 años para ser sacerdote. En su vida sacerdotal abundaron también los encargos arquitectónicos, entre ellos la realización de los planos del seminario de Vitoria. En 1936 fue capturado por milicianos del Frente Popular, que lo asesinaron por odio a la fe.
Pedro de Asúa y Mendia fue beatificado ayer ante cientos de fieles que abarrotaban la catedral María Inmaculada de Vitoria. La ceremonia estuvo presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y delegado pontificio, que concelebró la Eucaristía junto al nuncio en España, Mons. Renzo Fratini, y 18 arzobispos y obispos.