Esta mañana, después de saludar al personal de la Nunciatura Apostólica, el papa Francisco se ha trasladado en automóvil a la Pontificia y Real Universidad de Santo Tomás de Manila, la universidad más antigua y más grande de Filipinas y de toda Asia.
A su llegada, el Santo Padre ha sido recibido por el rector y el canciller junto al monumental «Arco de los Siglos», y ha saludado a los líderes de las principales confesiones religiosas del país.
Tras dar la bienvenida a los líderes religiosos, el Pontífice ha realizado un paseo en el papamóvil por el campus, donde lo esperaban decenas de miles de estudiantes y jóvenes. Todos los presentes no han dejado de corear «Viva el Santo Papa», «Viva Lolo Kiko» (viva el abuelo Kiko), el cariñoso apelativo que le han dado los filipinos.
En el campo deportivo de la Universidad católica de San Tomás, poco antes de las 10 hora local, el Papa celebrará un multitudinario encuentro con los jóvenes de Filipinas.
El acto, una Liturgia de la Palabra, será introducido por el presidente de la Comisión Episcopal para los jóvenes y obispo de Bangued, Mons. Leopoldo C. Jaucian, SVD, y el saludo de una familia.
Después de la entronización de la Cruz, tendrán lugar los testimonios de varios jóvenes –que plantearán también sus preguntas a Francisco– y las lecturas bíblicas. A continuación, el Santo Padre pronunciará un esperado discurso a la juventud filipina.
Por otra parte, cientos de miles de personas se han concentrado ya en el parque Rizal de Manila para la misa con Francisco que está prevista a las 15,30 hora local.
La zona cercana al gran altar de la gigantesca explanada, de unas 60 hectáreas, se encuentra prácticamente ocupada a pesar de que faltan varias horas para la ceremonia religiosa, y muchos de los fieles han pasado allí la noche.
Además, miles de personas siguen llegando andando al parque Rizal desde las avenidas paralelas, ya que se han cortado al tráfico todas las carreteras que conducen a la zona. Una decena de maxi-pantallas permitirán a los asistentes seguir la celebración.
En Manila muchos recuerdan la histórica visita papal de 1995, cuando vino Juan Pablo II y al menos 5 millones de personas fueron a la misa que ofició en este mismo lugar.