El arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares, ha entregado esta miércoles una réplica del Santo Cáliz que se venera en la Catedral de Valencia al Custodio de los Santos Lugares, padre Pierbattista Pizzaballa, dentro de la peregrinación diocesana a Tierra Santa que el purpurado preside desde el pasado lunes.
La réplica, que será colocada junto al Cenáculo donde Cristo celebró con sus discípulos la Última Cena, ha sido entregada «en señal de agradecimiento y de que es aquí, en este lugar, prolongación del santo Cenáculo, donde se nos entregó la mayor riqueza, la única que tiene la Iglesia y que es la redención de Jesucristo”, ha indicado el cardenal Cañizares en la misa que ha presidido en el convento de San Salvador.
Asimismo, ha exhortado a que “lo que aquí vivimos no lo callemos ya que estamos demasiado callados y no podemos hacerlo, hay que decir a los demás, a todos, que Jesucristo no ha muerto, está vivo y que es la salvación”.
A este respecto, ha insistido en que Jesucristo “es la verdadera esperanza hacia un futuro nuevo, que es el que Dios quiere para los hombres, es la presencia y la alianza definitiva de Dios con los hombres para que vivamos en el amor, precisamente con la vida misma que Él nos otorga con su resurrección”.
Igualmente, el purpurado ha hecho entrega a los peregrinos de una Cruz de Jerusalén que bendijo ayer. En la jornada de hoy, los peregrinos valencianos han visitado también el Santo Sepulcro, ha informado hoy la agencia diocesana AVAN.
La peregrinación a Tierra Santa, que se desarrollará hasta el próximo lunes, presidida por el cardenal Cañizares, ha sido programada por el Arzobispado con motivo del final del Itinerario Diocesano de Renovación que se desarrolló en la archidiócesis, entre los años 2010 y 2014, y participan 180 fieles que partieron el pasado lunes desde Valencia.
Esta localidad española alberga el Santo Cáliz desde hace 578 años. El 18 de marzo de 1437 ingresaba en la Catedral de Valencia el relicario de los reyes de Aragón, en el que desde 1399 figuraba la copa de la Última Cena, conservada por entonces en el monasterio pirenaico de San Juan de la Peña. El Santo Cáliz quedó depositado en el principal templo de la ciudad por orden de Alfonso el Magnánimo.
Durante la guerra de la Independencia, entre 1809 y 1813, fue llevado por Alicante e Ibiza hasta Palma de Mallorca, huyendo de los invasores napoleónicos. En el año 1916, fue finalmente instalado en la antigua Sala Capitular de la Catedral, habilitada como Capilla del Santo Cáliz.
En los últimos años, la venerada reliquia ha salido de la Catedral en dos momentos, con ocasión de las visitas a Valencia de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI.
La Santa Sede ha aceptado recientemente que la capital del Turia celebre con un Año Santo Jubilar la custodia del Santo Cáliz. Este acontecimento eclesial tendrá lugar cada lustro en Valencia, conmemorándose por primera vez a partir del próximo 29 de octubre de 2015.