Este año se cumplen los 200 del nacimiento de Don Bosco. Su obra se ha expandido por todo el mundo. Su rector mayor, Ángel Fernández Artime cuenta a ZENIT en esta segunda parte de la entrevista algunos particulares. Entre ellos la expansión de la orden en América Latina, la opción preferencial por los pobres en sus escuelas y talleres, los misioneros que hoy vienen a Europa, y cómo supo de la congregación, decidió hacerse salesiano y de qué manera conoció y es posible aún hoy conocer a Don Bosco.
¿América Latina es realmente el continente de la esperanza?
-- Don Ángel Fernández: Creo sinceramente, que América tiene algo que no se hadado de igual manera por ejemplo en Africa o Asia, y es que tiene una profunda y valiosa reflexión teológica pastoral, todas las asambleas: Puebla, Medellín, Aparecida, en donde el Papa ha estado muy activo. Es una proyección justamente de la reflexión pastoral teológica del pueblo de Dios. Esa madurez en otras partes del mundo no se ha logrado.
Los salesianos pensaron y se volcaron mucho hacia América Latina
-- Don Ángel Fernández:Comenzando por Argentina, el punto de nexo inicial estaba el acompañar a tantos inmigrantes italianos para dar después el salto al sur, a la Patagonia, despoblada donde no había presencia evangelizadora. Creo que la Iglesia se ha hecho presente con estos 135 años de presencia salesiana. Desde el 14 de diciembre de 1875, con en vida Don Bosco, pudo mandar varias expediciones, primero a Uruguay, en seguida se llegó a Argentina y después fue la expansión hacia Brasil y Ecuador.
En las fotos a los primeros misioneros con una cruz cada uno, se los ve con mucha carga
-- Don Ángel Fernández:Creo que hay que situarlos en el contexto histórico de final del siglo XIX. En todos ellos hay un gran crucifico, como era costumbre en todos los misioneros. Desde aquella expedición misionera de Don Bosco, hasta la que tendremos este año en septiembre será el envío 146 sin interrupción. Todos los años. He podido asistir a la última el 23 de septiembre pasado con el envío de un grupo de 20 salesianos, unas 24 hijas de María Auxiliadora y un grupo de misioneros laicos. Y este año un poquito más. Envío a otras partes del mundo, el sentido de la palabra misionero no es el mismo que al inicio, pero es el salesiano que estando por ejemplo en un lugar muy pobre de Asia o Africa quiere ir a compartir la vida, la cultura y el Evangelio, y a darse en otra parte del mundo necesitado.
¿Este nuevo envío dónde va?
-- Don Ángel Fernández: Hacia toda parte del mundo. Incluso algunos de otras parte del mundo, vendrían a lo que se llama 'Proyecto Europa', que inició con mi predecesor, y que tiene como finalidad no el de tapar algún huequecito, porque Europa tiene pocas vocaciones. Sí en cambio, por ejemplo un país de Europa donde hay una fuerte migración, sea de Libia, sea de Siria, de América Latina, allí es donde intentamos que otro salesiano pueda ir para ese espacio de frontera. Sea para un campo de refugiados, o en frontera con esos grupos de inmigrantes. Tiene la finalidad de hacernos presentes en donde haya necesidad
En Génova, por ejemplo...
-- Don Ángel Férnadez: No necesariamente ecuatoriano, sino uno de otro país... incluso el idioma se aprende relativamente pronto. Pero no para llenar un huequecito, sino teniendo como finalidad una opción preferencial por los necesitados y pobres, con gran sintonía con el papa Francisco. Y si bien me he repetido diversas veces, porque creo que es esencial: podremos ser más fieles o menos fieles, pero hemos nacido en las periferias. Y recuerdo, qué ha sido Baldocco si no la periferia de Turín, donde nadie iba, incluso un lugar no muy aconsejable. Qué era Mornese, con la fundación de las Hijas de María Auxiliadora sino una periferia rural, que aún hoy es un pueblo pequeñito, era un pueblo de campesinos. Muchísimas de las obras salesianas, el 95 por ciento han nacido en las periferias. Después el desarrollo de las ciudades no nos ha dejado en la periferia. En Buenos Aires qué era Almagro, sino el lugar más pobre de la inmigración del siglo XIX, y hoy está andando a 20 minutos del Congreso. Madrid, qué era Atocha sino la periferia de Madrid, aunque hoy está en el corazón de Madrid. Y aún así intentamos muchos que sean espacios en los que tengan menos oportunidades puedan ir.
¿En qué sentido dar posibilidades a quienes tienen menos oportunidades?
--Don Ángel Fernandez: Doy un ejemplo en Argentina, en Bahía Blanca, en donde he pasado los últimos cinco años. Allí tenemos una obra salesiana, escuela de formación profesional, en donde el criterio que es: no entra ningún muchacho que tenga otros medios en la gran ciudad de Bahía Blanca, si antes no han entrado los de los barrios marginales que quieren aprender un oficio. Y lo mantenemos de manera sagrada. Todo joven es especial, pero otros muchachos tienen otras oportunidades y si no entran en la escuela de La Piedad, pueden ir a otros centros de calidad y luego sus papás los podrán enviarlos a otras universidades. Los muchachos de nuestro barrio en aquella zona de Bahía Blanca, o van a la clase salesiana y aprenden un oficio o no van a ninguna parte. Y estas opciones nos dan salud como congregación y como familia salesiana. No siempre conseguimos ser enteramente fieles pero el norte lo tenemos muy claro.
¿Cómo conoció usted la obra de Don Bosco?
-- Don Ángel Fernández: La conocí accidentalmente por una mediación, una turista que veraneaba en mi pueblecito, cuando mi padre estaba preparando las redes para ir a la mar. Por aquel primer contacto dos años después fui a estudiar con los salesianos, porque en el pueblo no tenía posibilidades. Les conocí bien, estuvo bien. Volví al pueblo terminados mis estudios para después ir a la universidad. Iba a estudiar medicina o química. Era un buen estudiante, tenía todos los medios gracias a una beca para poder hacer eso que me gustaba mucho y que sigo teniendo esa inclinación siempre, con mi puntito de eso. Y siente uno eso, misteriosamente esa necesidad. Con mi padre estuve seis años antes yendo al mar antes de ir al noviciado. Tuve que decirles a mis padres: 'Papá, mamá tendría que saber si esto es lo mio, porque siento un deseo'. Me gustó lo que hacían con nosotros. Forma parte de un misterio que no puedo explicar. Lo podemos leer desde la fe. Por qué esa actitud.
¿Y si sus padres le hubieran dicho que no?
-- Don Ángel Fernández: Si mi padre me hubiera dicho: no mi hijo, tienes que trabajar, somos una familia humilde y yo te necesito para ir al mar los veranos. Así que tu vas a la universidad y en el verano al mar. Si mi padre me dice esto me corta esa inquietud y ya está... Y hoy no se que sería de mi vida, pero salesiano quizás no. Ellos muy humildes me dijeron: hijo si es para tu bien que sea lo que Dios quiera. Gente muy humilde, sin escuela, sin universidad salvo la de la vida.
¿Ha conocido a Don Bosco?
Don Ángel Fernández: A través de muchos salesianos que he conocido sí, sí. A través de lo que he podido leer y acercarme a él, sí. Y ocurre como hoy cuando como cristianos testimoniamos la fe. No hemos conocido al Señor físicamente pero hay un espíritu que trasciende.
Estuve en el Chaad, me impresionó las presencias salesianas con la gente más humilde, en una sociedad aún muy agrícola. Simplemente estando con ellos y ofreciendo salidas para salir adelante con una mínima formación profesional y la evangelización.
Ver el campo de refugiados de Yuva, en nuestra casa, en Sudan del Sur, dos mil personas, mujeres y niños, casi ningún hombre, me toca el corazón. Viven en las tiendas y carpas que les consigue las Naciones Unidas. Todavía hoy comen el arroz que les buscamos con la ayuda de las Naciones Unidas, pero llegaron que no tenían nada ni adonde ir. Uno dice aquí está presente Don Bosco, o en Haití de donde vengo, que con mucha ayuda de la congregación y de tantos bienhechores, hemos conseguido rehacer tantas obras cuando tantas obras públicas están a medias. He podido verlo, hay reconstruidas ocho obras salesianas nuevas. Incluso con la cooperación de argentina, española, italiana. El dinero se ha destinado bien.
Estuve en Sudan del Sur, nunca antes había estado allí un rector mayor. Ver el poblado que mis hermanos salesianos y algunas hermanas salesianas hicieron para los leprosos me conmueve. Nada de construcción grande, de cañas, y una pequeña capillita. Fueron expulsados de su poblado por causa de la lepra. Hay allí un grupo de doscientos niños sanos, porque la lepra hoy tiene cura. El testimonio de esas personas conmueve. Visitando a los salesianos en el mundo el carisma de Don Bosco se ve.
Ver la primera parte de la entrevista: El carisma de Don Bosco conserva toda su frescura