El arzobispo Silvano Tomasi, representante permanente de la Santa Sede ante la Organización de Naciones Unidas en Ginebra, afirmó que “el imperativo moral de respetar y proteger la naturaleza no es un tema nuevo para las tradiciones religiosas”. Ya que, añadió, “el hombre no es el dueño de la creación, sino su administrador”.
Con motivo de la 68 Asamblea Mundial de la Salud, el nuncio apostólico señaló que “la Iglesia Católica ha expresado públicamente y con fuerza su preocupación por el daño causado a la naturaleza por unos pocos privilegiados, mientras que la salud y el bienestar de la inmensa mayoría de los seres humanos están siendo amenazados por causas ajenas a su voluntad”.
Durante su breve intervención, se refirió también a un foro de científicos y líderes religiosos organizado el pasado 28 de abril en el Vaticano por la Pontificia Academia de las Ciencias, bajo el lema “Proteger la Tierra, Dignificar la Humanidad: Dimensiones Morales del Cambio Climático y Desarrollo Humano Sostenible”.
En este encuentro, recordó Mons. Tomasi, los participantes señalaron que “el cambio climático inducido por los humanos es una realidad científica”, y destacaron que “su mitigación decisiva es un imperativo moral y religioso para la humanidad”.
El arzobispo italiano prosiguió indicando que, como sostuvieron los asistentes a la citada conferencia convocada por la Santa Sede, la cumbre sobre el cambio climático que se celebrará en diciembre en París “podría ser la última oportunidad efectiva para negociar acuerdos que mantengan el calentamiento provocado por los humanos por debajo de los 2 grados Celsius”.
Además, advirtió de “la especial responsabilidad que debe ser asumida por aquellos que viven en países de ingresos altos de unirse en solidaridad con la familia humana global en nuestro intento de reparar el daño ya hecho a nuestro medio ambiente, evitar una mayor degradación y preservar el vínculo integral entre la salud y el desarrollo”.
“Los ciudadanos de los países más ricos no pueden ignorar, sino que tiene que expresar concretamente su solidaridad con los pobres, tanto en casa como en el extranjero”, insistió el diplomático vaticano. “Tienen la especial obligación de ayudar a sus semejantes en los países en vías de desarrollo, para hacer frente al cambio climático mediante la mitigación de sus efectos”. “Hay muchas evidencias que muestran cómo el cambio climático puede ser devastador para la salud, especialmente entre los más pobres y vulnerables del mundo”, enfatizó.
Monseñor Silvano Tomasi concluyó sus palabras citando al papa Francisco. En una audiencia del pasado año, el Santo Padre dijo que “la creación no es una propiedad, de la cual podemos disponer a nuestro gusto; ni, mucho menos, es una propiedad sólo de algunos, de pocos: la creación es un don, es un don maravilloso que Dios nos ha dado para que cuidemos de él y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con gran respeto y gratitud”.
El Pontífice nunca ha ocultado su enorme preocupación ante el que considera uno de los más grandes desafíos de la humanidad, la custodia de la creación. El propio secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, habló recientemente con Francisco sobre su esperada encíclica dedicada a la ecología. Para el dirigente de Naciones Unidas, este documento “transmitirá al mundo que proteger nuestro medio ambiente es un imperativo moral urgente y un deber sagrado para toda la gente con fe y conciencia”.