Otra política es posible

Felipe Arizmendi Esquivel obispo de San Cristóbal de Las Casas

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VER

Ante la proximidad de las elecciones en Chiapas para presidentes municipales y diputados locales, el próximo domingo 19 de julio, se han suscitado eventos preocupantes:

En Trinitaria, camiones de volteo y de carga impedían el paso de trailers y de otros vehículos que llevaban regalos a comunidades con el interés de obtener el voto para un partido, y los responsables inmediatos de esos repartos quemaron varios vehículos y golpearon a personas, para liberar el paso, hacer llegar sus obsequios a tiempo y, así, asegurar el triunfo. No intentan convencer con propuestas de gobierno, sino comprar con regalos la benevolencia de los ciudadanos. ¿Eso es política? ¿Eso es construcción de democracia?

En Tila y Petalcingo, dos partidos se pelean la hegemonía, no con argumentos y plataformas, sino con piedras, palos y armas. La obsesión por el poder ciega las mentes y endurece los corazones. Se han hecho peregrinaciones para pedir por la paz, pero los intereses de grupos y familias parecen no reparar en métodos para obtener su intento.

Varios candidatos se han acercado a dialogar conmigo. Platicamos sobre sus propuestas, les comparto mis puntos de vista y les planteo las necesidades más apremiantes que percibo en la comunidad. Todo muy bien hasta allí. Pero no faltan algunos de sus colaboradores que intentan sacarnos fotos, no por un recuerdo desinteresado, sino para usar esas imágenes como atractivos electorales. Siempre me he negado a ello, pero hay quienes no lo comprenden.

Algunos responsables de pequeñas ermitas, sin consentimiento del párroco, dirigen escritos a los candidatos para solicitarles alguna ayuda para la comunidad creyente, ofreciéndoles a cambio su voto. Y no faltan candidatos que por su cuenta llegan a ofrecerles algún apoyo, siempre con la intención no disimulada de lograr que voten por ellos. Incluso llegan a usar atrios y plazuelas para mítines partidistas, sin permiso nuestro. No se los daríamos.

Hay un partido formado básicamente por protestantes, que obtuvo su registro en las pasadas elecciones federales, con muy buenas intenciones, pero que pareciera fincar su fortaleza en que muchos pastores presionen a sus fieles a votar por sus candidatos. Esto no está permitido por la ley de asociaciones religiosas y culto público. Los ministros de culto no podemos ni debemos hacer propaganda a favor ni en contra de candidatos y partidos, pues la fe no está atada a un partido.

 

PENSAR

El Papa Francisco escribió: “¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo! La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común. Tenemos que convencernos de que la caridad no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas. ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres! Es imperioso que los gobernantes y los poderes financieros levanten la mirada y amplíen sus perspectivas, que procuren que haya trabajo digno, educación y cuidado de la salud para todos los ciudadanos. ¿Y por qué no acudir a Dios para que inspire sus planes? Estoy convencido de que a partir de una apertura a la trascendencia, podría formarse una nueva mentalidad política y económica, que ayudaría a superar la dicotomía absoluta entre la economía y el bien común social” (EG 205).

E hizo suya la afirmación del episcopado norteamericano: “El ser ciudadano fiel es una virtud y la participación en la vida política es una obligación moral” (EG 220).

 

ACTUAR

Es posible hacer otra política, con candidatos que no busquen el poder con regalos y violencia, sino con una actitud permanente de servir, aunque no salgan victoriosos en esta contienda electoral; con ciudadanos responsables, participativos y críticos al votar, y con nuestra oración.

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Felipe Arizmendi Esquivel

Nació en Chiltepec el 1 de mayo de 1940. Estudió Humanidades y Filosofía en el Seminario de Toluca, de 1952 a 1959. Cursó la Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, España, de 1959 a 1963, obteniendo la licenciatura en Teología Dogmática. Por su cuenta, se especializó en Liturgia. Fue ordenado sacerdote el 25 de agosto de 1963 en Toluca. Sirvió como Vicario Parroquial en tres parroquias por tres años y medio y fue párroco de una comunidad indígena otomí, de 1967 a 1970. Fue Director Espiritual del Seminario de Toluca por diez años, y Rector del mismo de 1981 a 1991. El 7 de marzo de 1991, fue ordenado obispo de la diócesis de Tapachula, donde estuvo hasta el 30 de abril del año 2000. El 1 de mayo del 2000, inició su ministerio episcopal como XLVI obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, una de las diócesis más antiguas de México, erigida en 1539; allí sirvió por casi 18 años. Ha ocupado diversos cargos en la Conferencia del Episcopado Mexicano y en el CELAM. El 3 de noviembre de 2017, el Papa Francisco le aceptó, por edad, su renuncia al servicio episcopal en esta diócesis, que entregó a su sucesor el 3 de enero de 2018. Desde entonces, reside en la ciudad de Toluca. Desde 1979, escribe artículos de actualidad en varios medios religiosos y civiles. Es autor de varias publicaciones.

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