El papa Francisco recibió este sábado por la mañana al presidente de la ex República Yugoslava de Macedonia, Gjorge Ivanov. Al término de la audiencia papal en el Palacio Apostólico, el mandatario se reunió con el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, que estaba acompañado por el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados.
«Durante las conversaciones, transcurridas en un clima de cordialidad, se constataron con satisfacción las buenas relaciones bilaterales, y se manifestó el deseo de que se cumplan las aspiraciones del país para formar parte de la Europa unida, para lo que está realizando grandes esfuerzos», informó hoy la Oficina de Prensa de la Santa Sede en un comunicado.
Posteriormente, «se abordaron algunas cuestiones de política internacional, centradas en el contexto mundial actual, en las persistentes dificultades de tipo económico y social y en la necesidad de un compromiso compartido para proporcionar asistencia al gran número de prófugos que están llegando a la Región», añadió.
Por último, «se subrayó la importancia de fomentar cada vez más el diálogo y la convivencia entre las distintas realidades étnicas y religiosas de la antigua República Yugoslava de Macedonia».
El país tiene una población de dos millones de habitantes, de los cuales un cuarto son de etnia albanesa. Limita al norte con Serbia y Kosovo, al este con Bulgaria, al sur con Grecia y al oeste con Albania.
Durante el conflicto de los Balcanes, en la década de los 90, la ex República Yugoslava de Macedonia consiguió esquivar la violencia interétnica, pero a principios de 2001 a punto estuvo de caer en una guerra civil cuando los rebeldes exigieron una ampliación de derechos para la minoría albanesa. El conflicto que se desató generó una oleada de miles de refugiados. Finalmente, con la mediación de la OTAN, se firmó un acuerdo concediendo una serie de derechos a la población de etnia albanesa.
Actualmente el país es un candidato oficial para el acceso a la Unión Europea.