La Casa Blanca ha aprobado el envío de medio centenar de soldados al norte de Siria e Irak, en calidad de asesores, un grupo que supone la primera expedición de tropas sobre el terreno a aquella zona de Oriente Medio. El objetivo principal es la creación de un equipo de fuerzas especiales de intervención en un intento de liquidar a la cúpula del autodenominado Estado Islámico (Daesh, por su acrónimo en árabe).
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha autorizado también el despliegue de aviones A-10 y F-15S desde la base aérea norteamericana de Incirlik, en Turquía, junto al envío de material militar para las tropas que combaten al yihadismo.
La decisión del mandatario estadounidense, para cuyo despliegue se espera contar con el visto bueno del primer ministro de Irak, Haider el Abadi, incluye además la expansión de la cooperación en materia de seguridad en Líbano y en Jordania.
Estas medidas coinciden con el relevo del enviado de la Casa Blanca para coordinar la coalición que combate a los terroristas de Daesh, el general John Allen, quien acaba de ser sustituido por un asesor de la máxima confianza del presidente, Brett McGurk, quien ya hacía las veces de segundo del general. Hasta ahora, Estados Unidos se limitaba a los ataques aéreos contra los milicianos fundamentalistas.