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Sábado 16 de diciembre

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El Papa advierte: ‘No hay conciencia del bien que puede hacer un educador’
El Congreso Interamericano de Educación Católica en Brasil recibe un vídeo mensaje del Papa donde les anima a educar como lo hizo Jesús

El papa Francisco invita a los educadores a crear una cultura del encuentro entre los jóvenes, en el vídeo mensaje enviado a los participantes del XXIV Congreso Interamericano de Educación Católica en Brasil, que se celebró en San Pablo del 13 al 15 de enero. De este modo, el Santo Padre saluda a los docentes de América organizados por la Confederación Interamericana de Educación Católica. Y les agradece lo que hacen por la educación, “es probablemente uno de los desafíos más grandes”.
Al respecto, advierte que “el pacto educativo está roto”. Del mismo modo explica que la educación, en un mundo donde al centro de la organización mundial no está el hombre sino el miedo, “se está volviendo cada vez más elitista la educación” e incluso, observa Francisco, “nominalista, en el sentido de darle contenidos de nociones, de manera que no completa todo lo humano porque la persona, para sentirse persona, tiene que sentir, tiene que pensar, tiene que hacer”.
En esta misma línea, el Pontífice reconoce que el trabajo de los profesores, “es muy grande” pero que a la vez “son los que sufren, en general, la injusticia más grande, son los peores pagados, o sea, no hay conciencia del bien que puede hacer un educador”.
Por eso, pide abrir el plano de la educación hacia la cultura del encuentro, “que los jóvenes se encuentren entre ellos, sepan sentir, sepan trabajar juntos, sean de la religión que sean, sean de la etnia que sean, de la cultura de la cual vengan, pero juntos por la humanidad”.
En su mensaje, el Santo Padre pide a los profesores que “sigan adelante, que no se cierren a nuevas propuestas, a propuestas audaces de educación.” Y les pide que busquen siempre la cultura del encuentro, no del desencuentro o de la no integración, de la exclusión, “donde solamente una élite, a través de una educación selectiva, va a tener el poder el día de mañana o el día de hoy mismo”.
Finalmente, el Santo Padre les recuerda que ser educador es lo que hizo Jesús: “nos educó”. Y explica que “contra todo un sistema educativo, de los doctores de la Ley, de la rigidez” Jesús nos educa en dos columnas muy grandes: “las bienaventuranzas”, y el protocolo sobre el cual vamos a ser juzgados, “que está en Mateo 25”. Con eso destruyó, advierte al concluir su discurso, todo un sistema educativo basado en normas y en preceptos.

 Francisco asegura que la ilegalidad es como un pulpo que no se ve pero que se aferra y envenena
En la audiencia con el Movimiento Cristiano de Trabajadores, el Pontífice indica que frente a las personas en dificultad y situaciones complicadas, no sirve hacer predicaciones, sino que es necesario transmitir esperanza
La “vocación del trabajo” ha estado en el centro del discurso del papa Francisco en la audiencia con el Movimiento Cristiano de Trabajadores, este sábado, en el Aula Pablo VI en el Vaticano. Y para responder a esta vocación, el Santo Padre ha propuesto tres palabras: educación, compartir y testimonio.
Tal y como ha explicado el Papa, educar es la “capacidad de sacar lo mejor del propio corazón”. No es solo enseñar –ha advertido– algunas técnicas o impartir algunas nociones, sino hacernos más humanos a nosotros mismos y la realidad que nos rodea. Asimismo ha precisado que es necesario formar un nuevo “humanismo del trabajo” donde el hombre y no el beneficio, esté en el centro; donde la economía sirva al hombre y no se sirva del hombre. Otro aspecto que ha subrayado es que “educar ayuda a no ceder a los engaños de quien quiere hacer creer que el trabajo, el compromiso cotidiano, el don de sí mismo y el estudio no tienen valor”. Y a propósito ha destacado que es urgente educar huyendo de los atajos de los favoritismo y de las recomendaciones. El Santo Padre ha asegurado que es necesario combatir la ilegalidad que lleva a la corrupción de la persona y de la sociedad. La ilegalidad –ha observado– es como un pulpo que no se ve: está escondido, sumergido, pero con sus tentáculos aferra y envenena, contaminando y haciendo mucho mal. En contraste, el Pontífice ha subrayado que educar es una gran vocación.
La segunda palabra del discurso de Francisco ha sido “compartir”. Por eso, ha explicado que “el trabajo no es solamente una vocación de la persona individual, sino que es la oportunidad de entrar en relación con los otros”. A propósito ha indicado que “el trabajo debería unir a las personas, no alejarlas, haciéndolas cerradas y distantes”. El trabajo, ha añadido el Santo Padre, nos ofrece la ocasión para compartir lo cotidiano, para interesarnos por quien está cerca de nosotros, para recibir como un don y como una responsabilidad la presencia de los otros.
Proyectar para los otros –ha mencionado– permite dar un paso adelante: pone la inteligencia al servicio del amor, haciendo la persona más íntegra y la vida más feliz, porque es capaz de donar.
Y finalmente, la última palabra sobre la que ha reflexionado es “testimonio”. Al respecto, el Santo Padre ha asegurado que la misericordia divina nos interpela.  Por eso, frente a las personas en dificultad y situaciones complicadas, “no sirve hacer predicaciones, es necesario transmitir esperanza, consolar con la presencia, sostener con la ayuda concreta”.
Para finalizar su discurso, el Obispo de Roma les ha animado a dar testimonio a partir del estilo de vida personal y asociativo: testimonio de gratuidad, de solidaridad, de espíritu de servicio.
¿Es la homosexualidad una opción de género, una disfunción teratogénica u otra cosa?
Observatorio de Bioética, Universidad Católica de Valencia

Introducción
Con frecuencia se plantea que la homosexualidad sea de causa genética o que únicamente se deba a influjo del ambiente durante el desarrollo embrio-fetal o tras el nacimiento, lo que puede condicionar de forma profunda su interpretación antropológica. Aquí hacemos una pequeña reflexión sobre estas circunstancias. Aunque dicha reflexión puede parecer un tanto técnica, somos de la opinión que es indispensable conocer los hechos biológicos para poder establecer un juicio antropológico sobre la homosexualidad.
Bases genéticas del dimorfismo sexual
El sexo viene determinado genéticamente en el individuo aún antes de la exposición a distintos niveles de hormonas, como testosterona o estrógenos. Concretamente, de los 23 pares de cromosomas de la especie humana, el par XX ó XY determina el sexo. Ello depende del espermatozoide que fecunda el óvulo, que puede aportar un cromosoma X o un Y, que formará el par XX ó XY, junto al cromosoma aportado por la madre, que siempre es el X. Por otro lado, el gen SRY, en la región 1 del brazo corto del cromosoma Y, determina el proceso de masculinización en la séptima semana de gestación y el gen Tfm, situado en el cromosoma X codifica el receptor de las hormonas masculinas. También la región ODF del cromosoma X favorece el desarrollo del ovario e inhibe el del testículo.
En el desarrollo embrionario, la activación de ciertos genes de carácter sexuado lleva al silenciamiento de sus homólogos del otro sexo. Así, el gen H19 se silencia en el cromosoma de origen paterno y el gen Igf2 se silencia en el materno.
Pero aún hay más control genético. No sólo los cromosomas X e Y están implicados en la diferenciación sexual, también el gen que codifica la síntesis de la hormona antimulleriana, por las células de Sertoli del testículo, está en el brazo corto del cromosoma 19 y el gen Gadd45g, que se encuentra en el cromosoma 9, es también determinante en la masculinización, e interacciona con el gen SRY [1].
¿Cuándo comienza la diferenciación sexual en el individuo?
Las diferencias sexuales pueden evidenciarse en el embrión y en la fase preimplantatoria, es decir, en los primeros 15 días de vida, donde la influencia hormonal del entorno todavía no se ha manifestado. A partir de las primeras divisiones celulares del cigoto, en la fase preimplantatoria, se observa que los embriones masculinos y femeninos recorren trayectorias distintas. Así, por ejemplo, los niveles de consumo de glucosa son  significativamente diferentes en el varón y la mujer, con velocidades de crecimiento y morfologías también diferentes, aún en una fase tan temprana del desarrollo embrionario [2].
Tras el nacimiento, y antes de que el entorno pueda inclinar la balanza hacia uno u otro comportamiento sexual, se constata que hay una predisposición innata para un comportamiento social diferenciado por sexo en humanos. Tal comportamiento es independiente del entorno y la educación recibida. “Los bebés neonatos varones muestran un mayor interés en el móvil físico-mecánico, mientras que los neonatos hembras muestran un mayor interés en el rostro de su madre. Los resultados de esta investigación demuestran claramente que las diferencias sexuales son en parte biológicas en su origen [3].”
Hormonas y diferenciación sexual
Tanto en el desarrollo embrionario posterior, como tras el nacimiento, los niveles hormonales resultan decisivos en la progresión de la diferenciación sexual ya orientada desde la genética. Las hormonas maternas influirán en esta progresión, pero también las del propio individuo, que, así como los receptores de estas hormonas, se irán configurando según su programa genético. Por ejemplo, el estradiol, que es sintetizado en el hipocampo y en la corteza prefrontal de nuestro cerebro, es un modulador de los procesos cognitivos de aprendizaje y memoria y también del humor, del comportamiento social y de diversos desórdenes psiquiátricos [4]. Finalmente, los niveles altos de testosterona reducen la expresión de la enzima DNA metiltransferasa. Esto provoca un descenso de la metilación  del DNA (mecanismo epigenético), permitiendo la expresión de genes relacionados con la masculinización [5].
Ambiente y diferenciación sexual
Dicho lo anterior, no puede excluirse una influjo del “entorno molecular”, esto es, hormonas, medicamentos, tóxicos, etc. sobre la progresión de la masculinización o feminización durante la gestación. Pero en ningún caso es una “definición sexual hacia lo masculino o femenino”, sino una interferencia en grado variable en la progresión de la definición ya establecida genéticamente.
Podríamos decir que los distintos grados de expresión genética, junto al entorno bioquímico del feto, pueden marcar grados de intensidad en los procesos de masculinización o feminización, pero no intercambios entre una u otra condición que, como hemos dicho, viene orientada desde el sobrecruzamiento cromosómico.
Pero ¿aún existe una nueva posibilidad de modificación genómica? ¿Pueden producirse anomalías en el genoma formado tras la fecundación que provoque que el “libro de ruta genético” masculino o femenino se vea distorsionado o indefinido? Aparte de determinados síndromes bien conocidos, como los de Turner y Klinefelter, con cromosomas sexuales anormales, muy raros por otro lado, u otros también infrecuentes, no se ha podido evidenciar una base genética en el comportamiento homosexual [6].
Por último, la posibilidad de que el genoma pudiera sufrir cambios epigenéticos propiciados por estímulos procedentes del entorno, en tal grado que fueran capaces de modificar el comportamiento sexual hacia la homosexualidad, ha sido propuesta como una posible explicación a esta conducta, pero a día de hoy, no existen evidencias científicas de que esto sea así.
Aun habiéndose constatado estos cambios epigenéticos en nuestros genomas, no se ha evidenciado que justifiquen por sí mismos una modificación en el comportamiento sexual de la entidad del comportamiento homosexual.
Conclusión
En cualquier caso, el sexo determinado genéticamente, el sexo fenotípico (funcional, endocrino, anatómico y psicológico) y el comportamiento sexual masculino o femenino deberían, en condiciones de homeostasis, constituir una unidad, de modo que las diferentes intensidades en los procesos de masculinización o feminización descritas, debidas a las posibles causas enumeradas, no deberían confundir lo masculino y lo femenino, sino dentro de cada fenotipo sexual, propiciar diferencias individuales en la gradualidad de lo masculino o femenino, sin dejar, por esto, de ser lo que son.
Así varones o mujeres con distintos niveles de hormonas sexuales, o con experiencias provenientes de su entorno, diversas en lo afectivo, cultural, ambiental o social, mostraran diferencias en su comportamiento, aptitudes, psicologías o inclinaciones, lo cual no debería cuestionar su masculinidad o feminidad sino, más bien, la personalizaría haciéndola distintiva de su individualidad, pero no otra cosa de lo que son sexualmente.
Julio Tudela y Justo Aznar
Observatorio de BioéticaUniversidad Católica de Valencia.
Referencias
[1] Johnen H, González-Silva L, Carramolino L, Flores JM, Torres M, Salvador JM. Gadd45g Is Essential for Primary Sex Determination, Male Fertility and Testis Development. Plos One 2013; 8(3):2–8. doi:10.1371/journal.pone.0058751[2] Gardner DK, Larman MG, Thouas GA. Sex-related physiology of the preimplantation embryo. Molecular Human Reproduction, 2010;16(8):539–47. doi:10.1093/molehr/gaq042)[3] Connellan J, Baron-cohen S, Wheelwright S, Batkia A, Ahluwalia J. Sex differences in human neonatal social perception. Infant Behavior and Development. 2000; 23(1): 113-8[4] Luine VN. Estradiol and cognitive function: past, present and future. Hormones and Behavior. 2014;66(4):602-18.   doi:10.1016/j.yhbeh.2014.08.011[5] Nugent BM, Wright CL, Shetty AC, Hodes GE, Lenz KM, Mahurkar A. … Mccarthy M. Brain feminization requires active repression of masculinization via DNA methylation. Nature Neuroscience. 2015;18(5):690-7.  doi: 10.1038/nn.3988. 2014)[6] Jouve N. La homosexualidad a la luz de la genética. Jornada sobre La Homosexualidad: una reflexión científica y moral. 24 de Noviembre de 201. Instituto Pontificio Juan Pablo II. http://mercaba.org/Filosofia/Etica/la_homosexualidad_a_la_luz_genet.htm.
 
Barcelona acoge las reliquias de san Pío de Pietrelcina
Los Jóvenes de San José convocan a una vigilia de oración al templo del Sagrado Corazón de Jesús del Tibidabo

Las reliquias de san Pío de Pietrelcina estarán, este sábado 16 de enero, en Barcelona en el templo del Sagrado Corazón de Jesús del Tibidabo. En esta vigilia de oración con los Jóvenes de San José (jovenesdesanjose.org) se rezará en primer lugar por el nuevo arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, a quien se encomendará a la protección del Corazón de Jesús y de san Pío de Pietrelcina. Además, se rezará también en esta Hora Santa por los frutos del Año de la Misericordia. Asimismo, habrá tiempo para el sacramento de la reconciliación. También pediremos, indican los jóvenes, “por los enfermos y los que sufren para que el Señor les dé consuelo y alivio, y como enseñaba el Padre Pío, sepan unir su sufrimiento al del Señor en la Cruz”.
En la vigilia, se realizará un acto de desagravio, por todas las profanaciones que se realizan contra el Señor Sacramentado. Y de forma especial se tendrá presente la ofensa realizada con la exposición blasfema de Pamplona.
Los asistentes a la vigilia tendrán la oportunidad de ganar el Jubileo al pasar la Puerta Santa del templo.
“Animamos a todos los que puedan a acercarse el 16 de enero de 2016 al templo del Tibidabo de 21:30 a 23:00 para participar de este acto que les llenará de amor al Corazón de Jesús”, indica la convocatoria de Jóvenes de San José.
 

San Antonio Abad – 17 de enero
Es uno de los padres del desierto, un gran asceta que fue tentado por el maligno de muy diversas formas. Es también uno de los santos que suscita gran devoción popular al ser considerado protector de los animales
Es uno de los santos más populares, al menos en España, por cuanto este día existe la tradición de llevar a los animales a las iglesias para ser bendecidos. Su biógrafo fue san Atanasio. Antonio nació en el Alto Egipto hacia el año 251, y siendo joven quedó conmovido por el pasaje evangélico del joven rico que escuchó en una iglesia. Entregó su patrimonio a los pobres (pertenecía a una familia pudiente) y emprendió una vida de severo ascetismo. Durante un tiempo su “lecho” fue un sepulcro vacío, y después las ruinas de una fortaleza de fortaleza militar que se hallaba en ruinas en el desierto de Nitria hasta que se afincó en un promontorio cerca del Mar Rojo morando en una humilde choza que se construyó él mismo.
Muchos jóvenes de su tiempo conmovidos por esta vida de silencio, oración y penitencia, acudían allí para materializar sus sueños de perfección en el yermo. Se había convertido en el punto de referencia para los que llevaban una vida de oración compartida a ratos comunitariamente y otras en la soledad de las oquedades que convirtieron en sus moradas. Veinte años permaneció Antonio haciendo frente a las tentaciones que querían atentar contra su castidad. La violencia de las mismas se aprecia en las palabras que dirigió a sus seguidores: «Terribles y pérfidos son nuestros adversarios. Sus multitudes llenan el espacio. Están siempre cerca de nosotros. Entre ellos existe una gran soledad. Dejando a los más sabios explicar su naturaleza, contentémonos con enterarnos de las astucias que usan en sus asaltos contra nosotros».
La bibliografía sobre este santo ermitaño refleja las múltiples artimañas de toda índole empleadas por el maligno para seducirle. Lo intentó todo con objeto de apresarlo entre sus pérfidas redes, acosándolo de una forma tremebunda. En una ocasión en la que el rugido de la horda brutal de fieras manipulada por Satanás hacía temblar todo en derredor de Antonio, una inmensa luz desterró instantáneamente las fieras que campeaban entre tinieblas, y del mismo modo que siglos más tarde le sucedería a Santa Catalina de Siena, exclamó: «¿Dónde estabas, mi buen Jesús? ¿Dónde estabas? ¿Por qué no acudiste antes a curar mis heridas?». La voz de lo alto replicó: «Contigo estaba, Antonio; asistía a tu generoso combate. No temas; estos monstruos no volverán a causarte el menor daño». Pero prosiguieron atormentándole durante un tiempo con otras estrategias más sutiles, hasta que el acoso del inmundo diablo que prosiguió tras él no le causaba ni la más mínima turbación. Solía decir: «Los rezos y las lágrimas purifican hasta lo más impuro»; «Los más puros son los que con más frecuencia se ven acosados por las arteras mañas del demonio».
El denominado «padre de los monjes», de vez en cuando abandonaba el desierto y misionaba en Alejandría combatiendo el arrianismo. Su máxima fue: «esforcémonos en no poseer nada que no nos podamos llevar a la tumba, es decir, la caridad, la dulzura y la justicia. Toda prueba nos es favorable. Si no hay tentaciones no se salva nadie». Para todos los que se acercaban a él, que fueron multitudes, tenía un sabio consejo: «Nada es tan vano como la desesperación. Llorad, que las lágrimas lavan el alma; llorad sin descanso, hasta que la losa de plomo que pesa sobre vosotros se derrita con el calor de vuestras lágrimas», decía a los que se hallaban al borde del desánimo, sopesando su fragilidad espiritual. Un día del año 356, siendo de avanzadísima edad, parece que superó con creces los cien años, sintió que su vida se apagaba. Y dio las últimas indicaciones a sus discípulos. Les dejó su cilicio, el único objeto material que poseía, y entregó su alma a Dios. San Atanasio conservó su túnica. Antonio fue canonizado el año 491.

 

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ZENIT Staff

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