Navidad - cuadro del Pinturicchio (Foto ZENIT cc)

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Solemnidad de la Epifanía del Señor – 6 de enero

Para descubrir a Dios es necesario tener fe, cuyo símbolo es esa Estrella, y salir de sí mismo, como hicieron los Reyes Magos

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P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor de Humanidades Clásicas en el Centro de Noviciado y Humanidades y Ciencias de la Legión de Cristo en Monterrey (México).
¡Ciclo A – Textos: Isaías 60, 1-6; Efesios 3, 2-3.5-6; Mateo 2, 1-12
Idea principal: el proceso interior que siguieron los Magos para encontrarse con Cristo.
Resumen del mensaje: Dios se da a conocer también al mundo pagano (Epifanía significa justamente manifestación). Dos cosas se necesitan para descubrir a Dios y encontrarse con Él: el don divino de la fe, cuyo símbolo es esa Estrella, y también el esfuerzo del hombre para salir de sí mismo, como hicieron estos Magos, vencer las dificultades del camino y con fe caer de rodillas ante ese Niño que es Dios y Rey.

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, veamos quiénes son los Magos. Los Magos eran posiblemente reyes ricos y poderosos, jefes de pueblo, de ciudad. Y eran magos, no con el significado que hoy le damos a la palabra mago, sino en el sentido de hombres sabios, conocedores de las leyes naturales, que cultivaban la medicina y la astrología. ¿Religiosamente inquietos? Tal vez abiertos a la transcendencia, buscadores con la razón y con la tendencia natural religiosa -que todo hombre porta dentro de sí- del sentido y razón del mundo.

En segundo lugar, meditemos ahora en el proceso interior -¿de fe inicial?- que tuvieron que hacer hasta llegar a la Luz de Belén, siguiendo el resplandor de la Estrella. Salen de su comodidad, movidos por una inspiración divina y anhelando ver el Mesías del que ya se hablaba en varias culturas. Ven, con sus ojos honestos e curiosos, la luz de una estrella misteriosa que les brilla, que a decir de santo Tomás de Aquino, fue una estrella creada por Dios exclusivamente para guiar a estos hombres. Vienen las dificultades del camino y esa estrella se esconde, justo en Jerusalén, donde vivía Herodes, indigno de presenciar aquel prodigio del cielo. Consultan a los sabios y entendidos. Se fían de ellos y se ponen de nuevo en camino, y la estrella vuelve a brillar. Se alegran. Llegan. Entran y encuentran al Niño con María, su Madre. Creyendo, caen de rodillas y ofrecen vasallaje al verdadero Rey de cielos y tierra. Regresan a su tierra por otro camino –el de la fe cristiana- y según san Juan Crisóstomo, trabajaron por la conversión de los pueblos paganos y finalmente murieron mártires.

Finalmente, ¿qué regalos le ofrecieron a Jesús? Oro, incienso y mirra. San Gregorio Magno dice que el oro simbolizaba la sabiduría; el incienso, el dulce afán por la sagrada Palabra; y la mirra, la mortificación de la carne.

Para reflexionar: ¿He salido de mi comodidad para encontrar a Jesús en esta Navidad? Si lo he encontrado, ¿qué tengo yo para regalarle? No puedo ir a Belén con las manos vacías. Ese Niño es también mi Señor, mi Dios y se merece un regalo de mi parte; es más, se merece mi vida y vasallaje. Así hicieron los Magos de Oriente.

Para rezar:

Señor Jesús: que a imitación de los Magos de Oriente
vayamos también nosotros frecuentemente
a adorarte en tu Casa que es el Templo
y no vayamos jamás con las manos vacías.
Que te llevemos el oro de nuestras ofrendas,
el incienso de nuestra oración fervorosa,
y la mirra de los sacrificios que hacemos para permanecer fieles a Ti,
y que te encontremos siempre junto a tu Madre Santísima María,
a quien queremos honrar y venerar siempre
como Madre Tuya y Madre nuestra.
Amén.

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Antonio Rivero

El padre Antonio Rivero nació en Ávila (España) en 1956. Entró a la congregación de los Legionarios de Cristo en 1968 en Santander (España). Se ordenó de sacerdote en Roma en la Navidad de 1986. Es licenciado en Humanidades Clásicas en Salamanca, en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma y en Teología por la Universidad de santo Tomás también en Roma. Es doctor en Teología Espiritual por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma) donde defendió su tesis el 16 abril del año 2013 sobre la dirección espiritual en san Juan de Ávila, obteniendo “Summa cum laude”. Realizó su ministerio sacerdotal como formador y profesor de Humanidades clásicas en el seminario en México y España. Fue vicario parroquial en la ciudad de Buenos Aires durante doce años. Durante diez años fue director espiritual y profesor de teología y oratoria en el Seminario María Mater Ecclesiae en são Paulo (Brasil), formando futuros sacerdotes diocesanos. Actualmente es profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y ayuda en el Centro Logos, en la formación de sacerdotes y seminaristas diocesanos. Ha dedicado y dedica también parte de su ministerio sacerdotal a los Medios de Comunicación Social. Ha publicado catorce libros: Jesucristo, Historia de la Iglesia, Los diez mandamientos, Breve catequesis y compendio de liturgia, El tesoro de la Eucaristía, El arte de la predicación sagrada, La Santísima Virgen, Creo en la Vida eterna, Curso de Biblia para laicos, Personajes de la Pasión, G.P.S (Guía Para Santidad, síntesis de espiritualidad católica), Comentario a la liturgia dominical ciclo A, Comentario a la liturgia dominical ciclo B, Comentario a la liturgia dominical ciclo C. Ha grabado más de 200 CDs de formación. Da conferencias en Estados Unidos sobre pastoral familiar, formación católica y juventud. Y finalmente imparte retiros y cursos de formación a religiosas, seminaristas y sacerdotes diocesanos en México, Centroamérica y donde le invitan.

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