(ZENIT – 20 junio 2018).- Los obispos mexicanos hacen un fuerte llamado al gobierno de Estados Unidos, a «salvaguardar la integridad de las familias migrantes y el derecho que, tanto padres e hijos tienen de permanecer unidos».
En este sentido, han expresado su «grave preocupación ante el anuncio que el gobierno de los Estados Unidos ha hecho respecto de que casi 2 mil niños migrantes han sido separados de sus padres en las últimas semanas».
Así lo han expresado el Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara y Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), y Mons. Alfonso Miranda Guardiola, Obispo Auxiliar de Monterre y Secretario General de la CEM, en un comunicado de prensa, hecho público el 19 de junio de 2018.
Casi 4.000 niños
«De esta manera –continúan los obispos mexicanos– se eleva el total de niños en esta situación a casi 4 mil del año pasado a la fecha. En esta misma línea el Papa Francisco ha manifestado su preocupación sobre el creciente número de niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados que existen en algunas partes del mundo».
Los prelados recalcan que las familias «no deben ser separadas» y reivindican: «Al contrario, el bien común se consolida con la unidad de las familias».
Soberanía de las familias
En este contexto, los obispos señalan que la soberanía política de cualquier Estado descansa en una soberanía anterior y mucho más fundamental: la soberanía de las familias. «Las familias poseen una dignidad que les es propia y que no es fruto del estatus migratorio de sus integrantes sino de su propia naturaleza como célula esencial de la vida social», escriben en el comunicado.
Además, separar a las familias –aseguran los obispos– genera consecuencias más peligrosas y dañinas para los niños, porque los hace más vulnerables y los expone a otros riesgos que, sin el cuidado y resguardo de los padres no podrán afrontar. El interés superior de los niños tiene primacía sobre cualquier otra cuestión o discusión en esta materia.
Política migratoria
Este es el resultado de una política migratoria de «tolerancia cero», que promueve el arresto a todos los adultos que intentan entrar de manera ilegal a los Estados Unidos, incluyendo aquellos que buscan asilo y huyen de condiciones de peligro y vulnerabilidad en sus países de origen. Mientras los adultos son arrestados y detenidos, los niños acompañantes son separados de sus familiares y enviados a diferentes instalaciones de detención.
Asimismo, los obispos indican que les preocupa que existen muchos niños migrantes solos o que se encuentran en compañía de personas que no son sus padres o sus tutores oficiales, en cuyo caso, «están más expuestos a ser presa del crimen organizado o de la trata de personas», denuncian. «Estos niños es preciso rescatarlos por razones humanitarias y tratarlos de manera justa, respetando con gran cuidado sus derechos humanos».
«Confiamos a Santa María de Guadalupe las esperanzas y el cuidado de todos los migrantes y refugiados, y muy especialmente de los niños y niñas latinoamericanos que padecen esta situación en los Estados Unidos», concluyen los obispos en el comunicado.