Congreso sobre teología después de la 'Veritatis gaudium', en Nápoles © Vatican Media

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La tarea de la teología debe ser «sintonizarse con el Espíritu de Jesús Resucitado»

Después de la ‘Veritatis gaudim’

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(ZENIT – 21 junio 2019).- La tarea de la teología después de Veritatis gaudium en el contexto del Mediterráneo debe ser «sintonizarse con el Espíritu de Jesús Resucitado, con su libertad de recorrer el mundo y de llegar a las periferias, incluso a las de los pensamientos», según el Papa Francisco.

En el acalorado mediodía de Nápoles, el Papa Francisco ha ofrecido este viernes, 21 de junio de 2019, a las 11:45 horas, una profunda reflexión sobre «la teología después de Veritatis gaudium en el contexto del Mediterráneo», con el que ha clausurado un encuentro de días organizado por la Pontificia Facultad de Teología del sur de Italia – Sección de San Luis, celebrado del 20 al 21 de junio de 2019.

El Papa ha devuelto «de todo corazón» el saludo del querido hermano, el Patriarca Bartolomé, quien ha agradecido a Francisco su participación en este Congreso a través de un mensaje personal. El Pontífice ha dicho de él que «un gran precursor de la Laudato si’«: «Gracias, Bartolomé, hermano querido».

Después de «Veritatis gaudium» 

El Papa ha agradecido a Mons. Zani, presente en el encuentro, su trabajo para elaborar la Veritatis gaudium.

«A los teólogos toca siempre la tarea de alentar el encuentro de las culturas con las fuentes de la Revelación y la Tradición», ha recordado el Santo Padre. Así, ha aclarado que en primer lugar, «es necesario partir del Evangelio de la misericordia»; y en segundo lugar, «se necesita una seria asunción de la historia dentro de la teología, como un espacio abierto al encuentro con el Señor».

Libertad teológica 

El Papa ha afirmado que es necesaria la libertad teológica. «Sin la posibilidad de experimentar nuevos caminos, no se crea nada nuevo, y no queda espacio para la novedad del Espíritu del Resucitado», ha indicado Francisco.

«A quienes sueñan con una doctrina monolítica defendida por todos sin matices, esto puede parecerles una imperfecta dispersión. Pero la realidad es que esa variedad ayuda a que se manifiesten y desarrollen mejor los diversos aspectos de la inagotable riqueza del Evangelioo «(Ex. ap. Evangelii gaudium, 40).

Sobre la libertad de reflexión teológica, el Papa ha hecho una distinción: «Entre los estudiosos, debemos avanzar con libertad; luego, en última instancia, será el magisterio el que diga algo, pero no se puede hacer una teología sin esta libertad. Pero al predicar al Pueblo de Dios, por favor, ¡no hagáis daño a la fe del Pueblo de Dios con cuestiones disputadas! Las cuestiones disputadas deben quedarse solamente entre los teólogos. Es vuestra tarea Pero al Pueblo de Dios es necesario darle la sustancia que alimenta la fe y que no la relativice».

Aporte indispensable de la mujer

De manera esencial, el Papa ha llamado a «dotarse de estructuras ligeras y flexibles«, que manifiesten la prioridad otorgada «a la acogida y al diálogo», al trabajo inter y trans- disciplinario y en la red.

Los estatutos, la organización interna, el método de enseñanza, la organización de los estudios deberían reflejar la fisonomía de la Iglesia «en salida». Todo debe orientarse en los horarios y en las formas destinadas a favorecer lo más posible la «participación de aquellos que desean estudiar teología: además de seminaristas y religiosos, también los laicos y las mujeres sea laicas que religiosas».

En particular, ha solicitado el apoyo a la participación de las mujeres en el estudio de teología, pues el aporte que ellas están dando y pueden dar a la teología es «indispensable», ha matizado. Cabe mencionar que precisamente antes del discurso del Papa, ha hablado la profesora Anna Carfora, de la sección de San Luis de dicha Facultad, ubicada en Nápoles.

Tras casi una hora de discurso, el Santo Padre ha expuesto la conclusión de que la teología después de Veritatis gaudium es una teología «kerygmática» (en busca del kerigma) una «teología del discernimiento», de la «misericordia» y de la «acogida», que se coloca «en diálogo con la sociedad, las culturas y las religiones para la construcción de la coexistencia pacífica de personas y pueblos».

Seis premisas

«¿Cómo hacer que prevalezca en nuestras comunidades la acogida del otro y de los que son diferentes a porque pertenecen a una tradición religiosa y cultural diferente de la nuestra?»; «¿Cómo pueden las religiones ser caminos de hermandad en lugar de muros de separación?», ha planteado Francisco.

En respuesta a estas cuestiones, el Pontífice ha estructurado su discurso en seis premisas: Una teología de la acogida y el diálogo; Ejemplos de diálogo para una teología de la acogida; Una teología de la acogida es una teología de la escucha; Una teología interdisciplinaria; Una teología en red y La teología después de «Veritatis gaudium» en el contexto del Mediterráneo.

En el centro, la evangelización

El Papa se refiere en este punto a una acogida y un diálogo «sincero» con las instituciones sociales y civiles, con la universidad y los centros de investigación, con los líderes religiosos y con todas las mujeres y hombres de buena voluntad, para construir en la paz de una «sociedad inclusiva y fraterna» y también para la «custodia de la creación».

Cuando el Proemio de Veritatis gaudium menciona la «profundización del kerygma» y el «diálogo» como «criterios para renovar los estudios», se quiere decir  que están al servicio del camino de una Iglesia que coloca cada vez más la «evangelización en el centro», ha señalado. «No la apologética, no los manuales: evangelizar. En el centro está la evangelización, que no significa proselitismo».

El discernimiento es «un don»

Del mismo modo, Francisco ha aclarado que el «discernimiento espiritual» no excluye los aportes de sabidurías humanas, existenciales, psicológicas, sociológicas o morales. «Pero las trasciende». Ni siquiera le bastan las sabias normas de la Iglesia. «Recordemos siempre que el discernimiento es una gracia, un don», ha descrito.

Y así, ha explicado que las escuelas de teología se renuevan «con la práctica del discernimiento y con un modo de proceder dialógico capaz de crear un clima correspondiente de práctica espiritual e intelectual»: Un diálogo «capaz de integrar el criterio vivo de la Pascua de Jesús» con el movimiento de analogía, que «lee en la realidad», en la creación y en la historia, nexos, signos y referencias teológicas.

«Síndrome de Babel»

Francisco ha hecho referencia a San Francisco de Asís en este importante acontecimiento teológico e intelectual. «Me impresiona tanto aquel consejo de Francisco a los frailes: ‘Predicad el Evangelio; si fuera necesario también con las palabras’. ¡Es el testimonio!», ha expuesto a los académicos, teólogos y profesores, reunidos en Nápoles esta mañana.

Asimismo, el Papa ha alertado contra un «síndrome peligroso», que es el “síndrome de Babel”. «Nosotros pensamos que el “síndrome de Babel” sea la confusión que se origina en no entender lo que dice el otro. Este es el primer paso. Pero el verdadero ‘síndrome de Babel’, es el de no escuchar lo que dice el otro y creer que yo sé lo que el otro piensa y lo que el otro dirá. ¡Esto es la peste!».

Fraternidad, convivencia

Los estudiantes de teología tendrían que educarse al diálogo con el judaísmo y el islamismo «para comprender las raíces comunes y las diferencias de nuestras identidades religiosas», y así contribuir más eficazmente a construir una sociedad que «aprecia la diversidad y favorece el respeto, la fraternidad y la convivencia pacífica», ha expuesto.

En este contexto, ha sido presentado en la Conferencia el documento sobre “Fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia” que el Santo Padre firmó junto con su hermano y amigo, el Gran Imán de Al-Azhar, el 4 de febrero de 2019, en Abu Dhabi, primera visita de un Papa a la península arábiga.

Dos ejemplos de diálogo 

De este modo, el Pontífice ha dado dos ejemplos concretos de cómo el diálogo que caracteriza a una teología de la acogida puede aplicarse a los estudios eclesiásticos.

El diálogo puede ser un método de estudio, así como de enseñanza, ha dicho en primer lugar. Los textos de las grandes tradiciones monoteístas –la Biblia, el Talmud y el Corán– en algunos casos son «el resultado de un diálogo entre ellas», ha asegurado.

El segundo ejemplo es que el diálogo se puede cumplir como «hermenéutica teológica en un tiempo y lugar específicos». En nuestro caso: el Mediterráneo a principios del tercer milenio. «No es posible leer este espacio de manera realista si no es en diálogo y como un puente -histórico, geográfico, humano- entre Europa, África y Asia».

«Escucha consciente»

El Papa apunta a una «escucha consciente», como una de las principales claves para seguir avanzando en el campo de la teología.

Pienso en los estudiantes de nuestras facultades de teología –ha indicado– o de las universidades «laicas» o de otras inspiraciones religiosas. «Cuando la Iglesia – y, podemos agregar, la teología – abandona esquemas rígidos y se abre a la escucha disponible y atenta de los jóvenes, esta empatía la enriquece, porque «permite que los jóvenes den su aportación a la comunidad, ayudándola a abrirse a nuevas sensibilidades y plantearse preguntas «inéditas».

Teología «de rodillas»

Es importante que los teólogos «sean hombres y mujeres compasivos», ha anunciado Francisco, deteniéndose a subrayarlo. Así, sean «tocados por la vida oprimida de muchos, por la esclavitud de hoy, por las heridas sociales, por la violencia, por las guerras y de las enormes injusticias sufridas por tantos pobres que viven en las orillas de este ‘mar común'».

«Sin comunión y sin compasión –ha reiterado– nutrida constantemente por la oración, -esto es importante: se puede hacer teología solamente “de rodillas”- la teología no solo pierde su alma, sino que pierde su inteligencia y su capacidad para interpretar la realidad de una manera cristiana».

Teología abierta a la transdisciplinariedad

El Papa ha hecho un llamamiento a los teólogos a trabajar juntos y de forma interdisciplinaria. «Necesitamos teólogos (hombres y mujeres, presbíteros, laicos y religiosos) que, en un profundo arraigo histórico y eclesial y, al mismo tiempo, abiertos a las inagotables innovaciones del Espíritu, sepan cómo escapar de la lógica autorreferencial, competitiva y, de hecho, cegadora que a menudo también existen en nuestras instituciones académicas y escondidas, tantas veces, entre las escuelas teológicas».

La interdisciplinariedad que interpreta la historia «puede ser una profundización del kerygma y, si está animada por la misericordia, puede estar abierta a la transdisciplinariedad», ha dicho Francisco refiriéndose «en particular a todas las actitudes agresivas y guerreras que han marcado la manera de habitar el espacio mediterráneo de los pueblos que se llamaban a sí mismos cristianos», y ha añadido: «También nosotros hemos sido persecutores».

La interdisciplinariedad «como criterio para la renovación de la teología» y los estudios eclesiásticos implica el «compromiso de revisitar y re-interrogar continuamente la tradición». «¡Revisitar la tradición! Y reinterrogar», ha exhortado el Papa.

Teología en red

«No se puede hacer teología en un clima de miedo » ha enunciado el Papa. La teología después de la Veritatis gaudium puede ayudar a la Iglesia y la sociedad civil a «reanudar el camino en compañía de muchos náufragos», alentando a las poblaciones mediterráneas a «rechazar cualquier tentación de reconquista y cierre de identidad».

El trabajo de las facultades de teología y de las universidades eclesiásticas debe llevar a trabajar en la «red evangélica» –ha señalado– es decir, en comunión con el Espíritu de Jesús, que es el Espíritu de paz, el Espíritu de amor que actúa en la creación y en los corazones de los hombres y las mujeres de buena voluntad de todas las razas, culturas y religiones… «Partiendo de la comprensión de la Palabra de Dios en su contexto mediterráneo original, es posible discernir los signos de los tiempos en nuevos contextos».

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Rosa Die Alcolea

Profesional con 7 años de experiencia laboral en informar sobre la vida de la Iglesia y en comunicación institucional de la Iglesia en España, además de trabajar como crítica de cine y crítica musical como colaboradora en distintos medios de comunicación. Nació en Córdoba, el 22 de octubre de 1986. Doble licenciatura en Periodismo y Comunicación Audiovisual en Universidad CEU San Pablo, Madrid (2005-2011). Ha trabajado como periodista en el Arzobispado de Granada de 2010 a 2017, en diferentes ámbitos: redacción de noticias, atención a medios de comunicación, edición de fotografía y vídeo, producción y locución de 2 programas de radio semanales en COPE Granada, maquetación y edición de la revista digital ‘Fiesta’. Anteriormente, ha trabajado en COPE Córdoba y ABC Córdoba.

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