Audiencia con miembros de los Caballeros de Colón, 10 febrero 2020 © Vatican Media

Francisco: Caballeros de Colón, “signo del infinito amor de Dios”

Por su compromiso en Oriente Medio

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(ZENIT – 10 febrero 2020).- El Papa Francisco agradeció a los Caballeros de Colón su compromiso en favor de las comunidades de Oriente Medio, víctimas de guerra, pobreza y persecución porque “veis en el hermano y la hermana perseguidos y desplazados de esa región a vuestro prójimo, para el que sois un signo del infinito amor de Dios”.

Hoy, 10 de febrero de 2020, el Santo Padre recibió en audiencia a los miembros del Consejo de administración de los Caballeros de Colón con motivo de la peregrinación anual a Roma y de la celebración del centenario del nacimiento de la Fundación.

Francisco recordó la ayuda humanitaria proporcionada por esta asociación a los jóvenes y a otras personas en Roma desde después de la I Guerra Mundial y destacó cómo hoy prosiguen su obra de caridad evangélica y fraternidad en varios sectores. En particular, “en vuestro fiel testimonio de la sacralidad y  de la dignidad de la vida humana, tanto a nivel local como nacional”, que les lleva a sostener “tanto material como espiritualmente, a las comunidades cristianas de Oriente Medio que padecen los efectos de la violencia, de la guerra y de la pobreza”.

“En nuestro mundo, marcado por las divisiones y las desigualdades, vuestro generoso compromiso de servir a todos los necesitados ofrece, especialmente a los jóvenes, una importante inspiración para superar la globalización de la indiferencia y construir juntos una sociedad más justa e inclusiva”, subrayó el Papa.

A continuación sigue el saludo completo del Papa Francisco.

***

Saludo del Santo Padre

Queridos amigos,

Os doy una calurosa bienvenida con motivo de vuestra peregrinación a Roma, en el año que marca el centenario de la actividad caritativa de los Caballeros de Colón en esta ciudad.

En efecto, ha pasado un siglo desde que mi predecesor Benedicto XV invitó a los Caballeros de Colón a proporcionar ayuda humanitaria a los jóvenes y a otras personas en Roma después de la terrible Primera Guerra Mundial. Los Caballeros respondieron generosamente, fundando centros deportivos para la juventud que rápidamente se convirtieron en lugares para la educación, la catequesis y la distribución de alimentos y otros bienes esenciales tan necesarios en aquel momento. Vuestra Orden demostró así ser fiel al ideal de su fundador, el Venerable Michael McGivney, que se inspiró en los principios de la caridad cristiana y de la fraternidad para ayudar a los más necesitados.

Hoy los Caballeros de Colón prosiguen su obra de caridad evangélica y fraternidad en varios sectores. Pienso en particular en vuestro fiel testimonio de la sacralidad y  de la dignidad de la vida humana, tanto a nivel local como nacional. Esta convicción también os ha llevado a sostener, tanto material como espiritualmente, a las comunidades cristianas de Oriente Medio que padecen los efectos de la violencia, de la guerra y de la pobreza. Os  doy las gracias porque veis en el hermano y la hermana perseguidos y desplazados de esa región a vuestro prójimo, para el que sois un signo del infinito amor de Dios.

Desde su fundación, los Caballeros de Colón han mostrado una devoción incondicional al Sucesor de Pedro. La creación del Fondo Vicarius Christi lo atestigua, así como el deseo de  participar en  la solicitud del Papa por todas las Iglesias y a su misión universal de caridad. En nuestro mundo, marcado por las divisiones y las desigualdades, vuestro generoso compromiso de servir a todos los necesitados ofrece, especialmente a los jóvenes, una importante inspiración para superar la globalización de la indiferencia y construir juntos una sociedad más justa e inclusiva.

Queridos hermanos y hermanas, con estos pensamientos y sentimientos os encomiendo a la amorosa intercesión de la Santísima Virgen María. Acompaño con la oración a los miembros de vuestra Orden, a vuestras familias y a las buenas actividades realizadas por los grupos locales en todo el mundo. A vosotros, aquí presentes y a vuestros seres queridos os imparto mi bendición de todo corazón, pidiéndoos, por favor, que recéis por mí. ¡Gracias!

© Librería Editorial Vaticana

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Larissa I. López

Larissa I. López es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla, Máster en Artes de la Comunicación Corporativa y Doctora en Comunicación por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Su trayectoria profesional ha transcurrido entre el ámbito de la comunicación y el de la docencia. Como redactora, ha colaborado con medios como Aceprensa, Pantalla 90 o CinemaNet. Como profesora, por su parte, ha impartido clases en la universidad y en centros de FP y bachillerato. En estos últimos realizaba también tareas relacionadas con la comunicación (redes sociales y edición de contenidos). Cordobesa de nacimiento también ha vivido en Sevilla, Madrid y Roma.

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