La cerveza es producida por el trabajo de los monjes y su beneficio económico es destinado al sostenimiento de las mismas abadías, así como para obras de caridad. Foto: Martin Divisek/EFE.

Los monjes vencen: corte dicta que la fuente de agua no se toca y su cerveza queda a salvo

El litigio comenzó a raíz de que la una minera quería desviar el curso del agua para aumentar la capacidad de extracción de su cantera de cal.

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Por: P. Jorge Enrique Mújica, L.C.

(ZENIT News Agency, 05.07.2021).- Que la cerveza es uno de los grandes productos de consumo en el mundo es seguramente conocido por todos. Lo que tal vez no es tan conocido es que a la raíz de este invento que tantos disfrutan cotidianamente están unos monjes cistercienses primero, trapenses después, de Francia. Son de hecho estos monjes los que tienen hoy por hoy la única cerveza con denominación de origen: ‘Authentic Trappist Product’.

Una de esas cervezas que ha llegado hasta nuestros días es la cerveza trapista Rochefort. La cerveza es elaborada con agua de una fuente que en los últimos años ha estado en litigio legal entre los monjes de la abadía de Notre-Dame de Saint-Remy y la compañía minera Lhoist. El litigio comenzó a raíz de que la minera quería desviar el curso del agua para aumentar la capacidad de extracción de su cantera de cal. Los monjes trapistas se opusieron apelando a una concesión de 1833 que les concedía desde entonces servirse de la fuente. Los monjes, además, temían que los trabajos influyeran sobre la calidad del agua y que esto terminara afectando el sabor del producto. Recientemente la Corte de Apelaciones de Liegi, Bélgica, dio una sentencia favorable a los monjes.

Sobre la denominación de origen

Son sobre todo los buenos “catadores” de cerveza los que saben distinguir y valorar mejor la cerveza producida por máquinas de la producida por monjes. En particular la cerveza trapista goza de la denominación de origen tutelada por el logo ‘Authentic Trappist Product’. Ese logo sólo lo pueden tener las abadías cuya cerveza es producida por el trabajo de los monjes y cuyo beneficio económico es destinado al sostenimiento de las mismas abadías y de los monjes que las habitan, así como para obras de caridad.

Entre las cervezas más famosas producidas por monjes están la Rochefort, L´Orval, la Westmalle, la Chimay y la Westvletern, consideradas además entre las mejores del mundo. También es famosa la cerveza austriaca Engelszell, la holandesa Zundert e incluso la estadounidense Spencer Ale, de la abadía de Saint Joseph en Massachusetts.

A Santa Brígida de Irlanda debemos una oración de agradecimiento por la comida que es también una oración en la que se agradece la cerveza y que dice:

Quisiera un gran lago de la mejor cerveza
Para el rey de reyes.
Quisiera una mesa llena de las comidas más deliciosas
Para la familia del cielo.
Que la cerveza sea destilada por los frutos de la fe
Y la comida sea el amor que perdona.

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Jorge Enrique Mújica

Licenciado en filosofía por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, de Roma, y “veterano” colaborador de medios impresos y digitales sobre argumentos religiosos y de comunicación. En la cuenta de Twitter: https://twitter.com/web_pastor, habla de Dios e internet y Church and media: evangelidigitalización."

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