Drogas ligeras. Foto: Archivo

Un nuevo estudio confirma los peligros de las “drogas ligeras”

Una investigación de la Universidad de la Columbia Británica, publicada en el New England Journal of Medicine, lanza una fuerte alarma -datos en mano- sobre los efectos de la legalización de la marihuana en Canadá, especialmente en la conducción. Una razón más para detener el impulso pro-droga en Italia.

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Por: Giuliano Guzzo

(ZENIT Noticias – La Bussola Quotidiana / 22.01.2022).- La legalización de las llamadas «drogas blandas» será uno de los temas que se debatirán ampliamente en 2022, probablemente también a través de un referéndum. Por eso, y para hacerse una idea del tema, es muy útil observar lo que ocurre en los lugares donde ya se ha despenalizado la comercialización de determinadas sustancias. Como en Canadá, donde, desde octubre de 2018 la marihuana es legal: puedes comprarla en tiendas, con impuestos del gobierno, y cultivarla en casa. Ahora bien, las consecuencias de este cambio son múltiples y conciernen -atención- también a lo que ocurre en las calles.

Así lo demuestra un nuevo estudio de la Universidad de la Columbia Británica (UBC) publicado en el New England Journal of Medicine, una de las principales revistas científicas del mundo y la más antigua en medicina (se publica desde hace más de dos siglos). El estudio da la alarma sobre los efectos de estas políticas en la conducción. Veamos por qué.

Este trabajo, realizado por el doctor Jeffrey Brubacher, profesor asociado de la UBC, examinó los valores encontrados en las muestras de sangre de más de 4.300 conductores (4.339 para ser exactos) que resultaron «moderadamente heridos» y recibieron tratamiento en cuatro centros de traumatología entre 2013 y 2020. Pues bien, de esta muestra se observan al menos dos resultados alarmantes.

El primero es que, mientras que antes de la legalización del cannabis, el 3,8% de los conductores lesionados tenían concentraciones de Thc superiores al límite legal canadiense para conducir (dos nanogramos/ml), este porcentaje aumentó al 8,6% tras la legalización. Un verdadero aumento en sólo dos años.

No menos grave es el segundo resultado de la encuesta, que muestra que el número de conductores lesionados con una concentración de THC superior a cinco nanogramos/ml también aumentó del 1,1% antes de la legalización al 3,5% tras el cambio de la ley. Ahora bien, si bien es cierto que estos valores no son necesariamente la causa principal de los accidentes en los que se ven implicados, ciertamente tampoco se pueden subestimar; y su aumento es, sin duda, algo que debe preocupar. «Esperamos que los responsables políticos utilicen nuestros hallazgos» -dijo el profesor Brubacher- «para diseñar campañas de información pública y medidas de aplicación de la ley que animen a los conductores, especialmente a los de mayor edad, a separar el consumo de cannabis de la conducción». Al mismo tiempo, es importante no perder de vista la conducción bajo los efectos del alcohol, que supone un riesgo muy elevado, especialmente cuando se combina con el cannabis». Palabras, la del erudito, comentando lo que es, de hecho, un fracaso.

Sí, porque con la legalización de las «drogas blandas», el gobierno federal canadiense ya había tomado sus precauciones de buen grado, modificando el código penal y dando a la policía mayores poderes para realizar pruebas a los conductores sospechosos de conducir bajo los efectos de las drogas. El objetivo era evitar el aumento del número de conductores sospechosos de conducir bajo los efectos de las drogas. Desde este punto de vista, el estudio de Brubacher constituye, pues, a todos los efectos, la denuncia de un fracaso político, así como de posibles riesgos muy graves para la seguridad vial.

Al fin y al cabo, el estudio canadiense no es el único que plantea esta cuestión crítica. Otro estudio reciente, publicado en 2021 en la revista Frontiers in Psychiatry, que había tenido en cuenta hasta cinco meta-análisis anteriores, concluyó que «los cinco meta-análisis coinciden en que el consumo de cannabinoides está relacionado con un mayor riesgo de accidentes de tráfico», e incluso se ha demostrado que «el consumo de cannabis aumentaba el riesgo de accidentes de tráfico hasta en un 50%».

No hace falta mucho a estas alturas, incluso sin tener en cuenta otros aspectos relacionados con la legalización de las drogas (y vinculados tanto a la salud individual como a la delincuencia), para entender cómo la liberalización de la comercialización de ciertas sustancias es algo profundamente peligroso; con unos costes, incluso humanos, que no son grandes, pero sí verdaderamente enormes. Por eso es de esperar que la política, incluso en Italia, reflexione detenidamente sobre esta cuestión antes de emprender caminos peligrosos en los que basta un momento, hay que decirlo, para estrellarse, y hacer mucho daño.

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Traducción del original en lengua italiana bajo el nombre “Cannabis e guida, un nuovo studio conferma i pericoli”, realizado por el director editorial de ZENIT.

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Redacción Zenit

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