(ZENIT Noticias / Pakistán, 02.05.2022).- Meerab Mohsin es una niña católica paquistaní de dieciséis años originaria de Orangi Town, una ciudad ubicada en la parte noroeste de Karachi. Meerab fue víctima tanto de violencia sexual, pues fue obligada a casarse con un musulmán, como de conversión forzada a la religión del presunto autor de esa violencia, Noman Abbas.
Este último tiene antecedentes penales por delitos similares, ya que vendió a dos niñas de Punjab después de casarse con ellas. El 19 de abril, la menor logró escapar, reunirse con sus padres y encontrar refugio, siguiendo la decisión del juez, en el Hogar de Acogida Panah en Karachi. Fuentes de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACS) anunciaron que el 28 de abril, el tribunal de West Karachi ordenó que la menor fuera confiada nuevamente a su padre, Mohsin Gulzar .
Su abogado, Tabassum Yousaf, abogado del Tribunal Superior de Sindh, en una entrevista con ACS declaró lo siguiente:
“Meerab está actualmente muy confundida, traumatizado psicológicamente y físicamente muy agotada. Necesita asistencia médica”.
En cuanto a la protección física de la menor, prosigue el abogado,
“nadie, a nivel institucional, vela por la seguridad de la niña o de la familia. Hay algunos voluntarios cristianos que se turnan para visitarlos por un sentido de solidaridad cristiana. Los tres primos del secuestrador, acusados por la familia de haberlo ayudado, ahora están libres bajo fianza y viven justo en la casa del secuestrador que está frente a la de al niña, en la misma calle. Evidentemente ellos, junto con los grupos islamistas, son una importante amenaza para la seguridad de la menor y su familia”.
Hay, sin embargo, un problema adicional, que aún no se ha resuelto. Tabassum Yousaf explica que a pesar de que la familia está feliz por el regreso de su hija, los padres “están muy preocupados por la ambigua decisión del tribunal”. Según los padres, esta decisión representa una espada de Damocles porque en cualquier momento la sentencia podría interpretarse de otra manera y la familia podría verse obligada a devolver a la hija a “su esposo, dado que el tribunal no anuló el matrimonio”.
En cuanto al fallo del tribunal, el abogado afirmó que
“Meerab Mohsan fue entregada a la familia por el tribunal de Karachi solo sobre la base de sus declaraciones y no en aplicación de la ley contra un delito. El tribunal no anuló el matrimonio ni lo declaró ilegal, aunque esto es posible en virtud de la Ley de Restricción del Matrimonio Infantil de Sindh de 2013. Hay muchas lagunas tanto en la ley como en la decisión del tribunal. Según la ley -continúa el abogado- una menor de 18 años no puede casarse por su propia voluntad y sin el consentimiento del tutor o de los padres, e incluso si Meerab, de dieciséis años, declara ante el tribunal que tiene, de hecho, dieciséis años, el juez no lo consideró «y en consecuencia no adoptó» la medida necesaria para la nulidad civil del matrimonio».
Hay unos 2.000 casos al año similares a los de Meerab, por lo que cabe preguntarse si hay un cambio de rumbo por parte de las instituciones, hasta ahora protagonistas de actitudes gravemente omisivas hacia las víctimas pertenecientes a minorías religiosas. Tabassum Yousaf comenta: “No creo que haya un cambio de rumbo a nivel de gobierno o estatal. Si las instituciones estuvieran libres de la presión de los grupos fundamentalistas islámicos no habrían tomado una decisión ambigua y poco clara”.
En cuanto a los próximos pasos a nivel judicial, el abogado añade: “En primer lugar, hay que anular el matrimonio ya que Meerab solo tiene dieciséis años, y esto representa un caso de matrimonio forzado y conversión forzada. Legalmente, la niña no debe ser abandonada y el caso no debe cerrarse porque de lo contrario nunca se podrá establecer un precedente para evitar que en el futuro haya otros casos de conversiones y matrimonios forzados. Gracias por tanto a Ayuda a la Iglesia Necesitada que ha decidido pagar las costas judiciales”, concluye.