La paciencia se convierte en un gran tesoro para quien sabe amar

Cartas desde la guerra (día 84): “El enemigo no ha alcanzado ningún objetivo militar de los que se había propuesto en nuestras tierras”

“Que el Señor nos ayude, especialmente en estas circunstancias de guerra, en nuestro amor al prójimo a apagar los diferentes tipos de conflictos que surjan en el interior de nuestras familias, de nuestras parroquias y de nuestras comunidades. Esta longanimidad en la paciencia por amor, como manifestación de la longanimidad en la paciencia que nos tiene Dios, se convierte en un gran tesoro para quien sabe amar”, dice Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk.

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(ZENIT Noticias / Kiev, 18.05.2022).- Soportar con paciencia es la obra de misericordia en la que hoy se detiene el líder de los greco católicos en esta nueva comunicación. Una vez más da también al inicio el parte de la situación que se vive en Ucrania. A continuación el texto en español.

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¡Cristo ha resucitado!

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy es miércoles 18 de mayo de 2022 y Ucrania lleva ya 84 días resistiendo la invasión rusa que destruye nuestra tierra y va guerreando contra nuestras ciudades, contra nuestros pueblos, contra nuestros hogares.

Por lo que podemos observar en los distintos frentes, hay una extraña ralentización de los combates. Ucrania se defiende con éxito. Detiene estos ataques del enemigo y, de hecho, el enemigo no ha alcanzado ningún objetivo militar de los que se había propuesto en nuestras tierras.

Sin embargo, continúan los intensos combates, especialmente en la provincia de Luhansk, en la provincia de Donetsk. La provincia de Dnipropetrovsk en particular fue atacada con misiles a primera hora del día de hoy. Pero Ucrania se mantiene en pie y lucha.

Hoy sentimos cada vez más plenamente que Ucrania es capaz. Que es capaz de perseverar en esa lucha, en esa lucha difícil, en esa lucha en desigualdad de fuerzas. Sentimos que el Señor Dios bendice a nuestro ejército porque rezamos por él. Dios apoya a aquellos que saben amar. Amar a su Patria, a sus familiares. El Señor Dios está allí donde las personas saben ayudarse mutuamente en la desgracia y en la angustia. Y así la presencia de Dios nos hace invencibles.

Hoy quisiera reflexionar con ustedes sobre otra obra de misericordia por el alma de nuestro prójimo. Una obra de misericordia que en medio de la guerra se hace muy especial. Esta obra de misericordia dice lo siguiente: “Soportar con paciencia los agravios”. Tal obra de misericordia, en primer lugar, manifiesta en nuestro amor al prójimo las características de Dios mismo. Porque es Dios quien es longánimamente paciente con nosotros. Es Él quien es paciente y espera largo tiempo a que el pecador se arrepienta y se convierta. Si el Señor Dios hubiera castigado toda la injusticia humana y todo el pecado humano de una vez, tal vez entonces ninguno de nosotros estaríamos hoy vivos. Pero la longanimidad de Dios en el amor permite al hombre tomar conciencia de su condición y así después cambiar su conducta. El Señor Dios espera, dando al hombre la oportunidad de ser mejor.

Y es obvio que, en nuestras relaciones, en particular en nuestras relaciones personales, en nuestras relaciones con nuestros seres más queridos, con los más cercanos, es tan importante no apresurarse a responder inmediatamente al mal con el mal. ¡Es tan importante ser capaces de sobrellevar de buen modo incluso aquellas situaciones que llamamos crisis en las relaciones humanas! Dar tiempo al prójimo para ser mejor. Nuestro amor, en particular a los que están a nuestro lado, a los más queridos, no debe cambiar en base a cómo me trate la otra persona. Cuando yo amo, comparto lo que hay en mí. Amo y comparto el amor que el Señor Dios me ha dado. Por eso, el amor que es probado en la longanimidad de la paciencia se hace visible y efectivo, y es capaz de cambiar a la otra persona.

Por eso podemos decir que, la longanimidad en la paciencia, la capacidad de esperar, de aguardar en el amor la conversión del otro, es como si dijéramos un tiempo de convalecencia, de recuperación. Todo médico, cuando trata a un enfermo, tiene que esperar a que se cure, porque es un proceso.

Que el Señor nos ayude, especialmente en estas circunstancias de guerra, en nuestro amor al prójimo a apagar los diferentes tipos de conflictos que surjan en el interior de nuestras familias, de nuestras parroquias y de nuestras comunidades. Esta longanimidad en la paciencia por amor, como manifestación de la longanimidad en la paciencia que nos tiene Dios, se convierte en un gran tesoro para quien sabe amar.

Oh Dios, bendice a Ucrania. Oh Dios, bendice al ejército ucraniano. Oh Dios, bendice la longanimidad en la paciencia de nuestro pueblo. Oh Dios, danos en esa larga paciencia crecer en Tu Amor, ser más fuertes cada día en la oposición a la injusticia. Oh Dios, muestra tu amor a los niños ucranianos. Que el Señor pague el ciento por uno a todos los que apoyan a aquellos a quienes hoy les es más difícil.

La bendición del Señor y su misericordia descienda sobre ustedes por su divina gracia y amor y permanezcan ahora y siempre y por los siglos de los siglos, amén.

¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!

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Redacción Zenit

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