Amy Balog
(ZENIT Noticias / Burundi, 26.07.2023).- Mientras la paz sigue siendo «frágil» en Burundi y el recuerdo de los genocidios del pasado sigue vivo, es necesario hacer más para garantizar los derechos humanos, según una importante organización caritativa católica.
Desde su independencia en 1962, Burundi ha sufrido tres genocidios y otros conflictos violentos entre las etnias hutu y tutsi.
Maxime François-Marsal, responsable de proyectos para los países francófonos de África Central de la organización caritativa católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), habló de los intentos de paz duradera tras su viaje al país.
François-Marsal afirmó que el Presidente de Burundi, Évariste Ndayishimiye, reconoció el «importante papel» desempeñado por el Vaticano «en el proceso de paz y reconciliación del pueblo burundés, esfuerzos que han dado como fruto una paz frágil».
Destacó que sigue existiendo «una creciente amenaza de violencia por motivos políticos dentro del país». Afirmó: «Las tensiones internas y las circunstancias externas corren el riesgo de afectar a todos los derechos humanos. Por eso hay que prestar especial atención al proceso de educación y formación de quienes serán los actores de la vida de la Iglesia y del desarrollo del país». Y añadió: «Hay un clima de desconfianza en todas partes, incluso entre amigos y familiares. Me contaron que la gente nunca invita a sus amigos a su casa, porque temen que entonces puedan conocer su casa y darles caza cuando empiece la próxima guerra civil. Por esta razón, AIN apoya proyectos para promover y salvaguardar a las familias católicas».
François-Marsal subrayó que el trabajo de AIN en Burundi está «dirigido a difundir la Buena Nueva en el corazón de las personas, para que puedan resistir la tentación de la violencia».
Añadió que, al haber sido evangelizada hace sólo 125 años, la sociedad burundesa «aún no ha abrazado profundamente la fe cristiana y sigue basándose en costumbres y tradiciones derivadas de las religiones indígenas».
En los últimos 10 años, AIN ha contribuido a más de 200 proyectos en el país, centrados en la formación de sacerdotes y religiosas, así como en el apoyo a la catequesis y a diversas actividades pastorales.
François-Marsal afirmó que AIN mantiene su compromiso de apoyar a la Iglesia y ayudar a mantener la paz en Burundi.