Parece que la libertad religiosa es sólo para quienes comulgan con ciertas ideologías de la izquierda sexual. Foto: C-Fam

ANÁLISIS: Para los países occidentales, la libertad religiosa termina donde comienzan los derechos LGBT

Las mismas delegaciones occidentales que expresaron su apoyo a la libertad de religión en la Asamblea General también apoyan los esfuerzos para limitar la libertad de religión cuando se trata de cuestiones homosexuales/trans. Sólo se asocian con grupos religiosos pro-homosexuales/trans e intentan racionalizar dichas políticas a nivel internacional.

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Stefano Gennarini y Iulia Cazan

(ZENIT Noticias – Center for Family and Human Rights / Nueva York, 11.11.2023).- Los gobiernos occidentales expresaron su apoyo a la libertad religiosa en la Asamblea General de la ONU, incluso mientras atacaban las creencias religiosas tradicionales sobre el matrimonio y la familia en todo el mundo.

En el comité de política social de la Asamblea General de finales de octubre, la Unión Europea prometió un «fuerte apoyo» a la libertad religiosa y dijo que «todo el mundo tiene derecho a creer y a no creer.» Estados Unidos estuvo de acuerdo y animó a los gobiernos a trabajar con las personas de fe como «socios».

Estas declaraciones no pueden tomarse al pie de la letra porque, durante años, los gobiernos occidentales sólo han apoyado un tipo de libertad religiosa, y es la que celebra y promueve las cuestiones homosexuales/trans.

De hecho, las mismas delegaciones occidentales que expresaron su apoyo a la libertad de religión en la Asamblea General también apoyan los esfuerzos para limitar la libertad de religión cuando se trata de cuestiones homosexuales/trans. Sólo se asocian con grupos religiosos pro-homosexuales/trans e intentan racionalizar dichas políticas a nivel internacional.

La oficina de derechos humanos de la ONU ha pedido recientemente a los gobiernos que limiten la libertad de religión cuando los líderes y grupos religiosos se opongan a las cuestiones homosexuales/trans. El informe, del que se hizo eco el Friday Fax a principios de año, instaba a los gobiernos a censurar a los líderes religiosos con creencias tradicionales. Además, el informe pide que se apoye a los grupos religiosos disidentes que agitan en contra de las creencias tradicionales sobre el matrimonio y la familia. Quieren que los disidentes cambien las enseñanzas de las religiones desde dentro.

Ese informe de la ONU no era mera retórica. Estaba plenamente respaldado por el gobierno de Estados Unidos y funcionarios de la UE, y se basa en docenas de políticas y programas occidentales ya existentes que pretenden controlar la religión para promover cuestiones homosexuales/trans.

La agencia de desarrollo estadounidense publicó el mes pasado una política denominada «Construir puentes en el desarrollo: USAID’s Strategic Religious Engagement Policy«, que exige explícitamente a los socios religiosos de USAID que acepten condiciones relacionadas con cuestiones homosexuales/trans en sus contratos. Tales condiciones han existido en USAID desde la administración Obama y se mantuvieron durante la administración Trump. Ahora, la administración Biden ha dejado claro que no se permitirá a los grupos religiosos que no estén de acuerdo con la agenda homosexual/trans.

En 2020, durante el apogeo de la pandemia de COVID-19, la Comisión de la UE adoptó la primera estrategia a escala de la UE para cuestiones homosexuales/trans, que incluía un amplio conjunto de medidas de ingeniería social para imponer políticas uniformes en toda la Unión Europea. También prometió intensificar los esfuerzos diplomáticos y de ayuda exterior de la UE para promover las cuestiones homosexuales/trans en todo el mundo.

La Unión Europea es uno de los principales contribuyentes a proyectos que atacan a los líderes cristianos de toda Europa que se oponen al matrimonio entre personas del mismo sexo. La UE financia ILGA-Europa, el principal lobby europeo de defensa de los homosexuales y transexuales. Este grupo, famoso por negarse a condenar las relaciones sexuales entre adultos y niños, ha atacado recientemente a sacerdotes ortodoxos y otros líderes religiosos de Ucrania, Chequia, Eslovaquia y Turquía que no reconocen las uniones entre personas del mismo sexo y consideran pecaminosos los actos homosexuales.

Los líderes políticos europeos también están detrás de los ataques a la Iglesia católica por oponerse a la «ideología de género». Un informe del Parlamento de la UE afirma que oponerse a la «ideología de género» es una «invención católica, con la Iglesia católica como principal defensora». El informe critica a los grupos católicos fieles por «presentarse como las verdaderas víctimas, como defensores de la fe, frente a los revolucionarios culturales intolerantes.»

La UE no se limita a condenar a los líderes religiosos que mantienen creencias tradicionales sobre el matrimonio y la familia. También quiere influir en las creencias religiosas y cambiarlas.

Un informe de la ONU publicado a principios de este año -con el apoyo de la UE- pedía a los gobiernos y fundaciones que apoyaran a los líderes religiosos favorables al matrimonio entre personas del mismo sexo y al aborto para «ofrecer un contrapeso práctico a la tendencia de los actores contrarios al género y a la familia a afirmar que hablan en nombre de comunidades religiosas enteras y a utilizar la religión como arma para restringir los derechos a la autonomía sexual y corporal».

Parece que la libertad religiosa es sólo para quienes comulgan con ciertas ideologías de la izquierda sexual.

 

Traducción del original en lengua inglesa realizada por el director editorial de ZENIT.

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Redacción Zenit

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