(ZENIT Noticias – Porta Luz / París, 18.03.2024).- Sonia Drapeau, madre de familia y trabajadora en el parque temático histórico de Puy du Fou (Francia), vivía su vida sin ninguna creencia religiosa. Aunque había sido bautizada de niña, Sonia nunca se identificó como una creyente y vivió su vida como atea.
Sin embargo, todo cambió el 4 de marzo de 2016. Durante un evento en su lugar de trabajo, Sonia tuvo la oportunidad de ver y tocar el anillo de Santa Juana de Arco, una reliquia histórica que el parque había adquirido recientemente. Tocar esta joya de la Doncella de Orleans marcó el inicio de una transformación espiritual en su vida.
El Anillo de Santa Juana de Arco
El anillo de Santa Juana de Arco es una reliquia histórica de gran importancia. Según se describe, es una pieza de joyería hecha de una aleación de cobre y plata con remaches de oro. En él están grabados en letras góticas los nombres de Jesús y María, y está adornado con tres cruces.
El anillo fue adquirido por el parque temático histórico Puy du Fou en una casa de subastas en Londres en 2016. Desde entonces, ha sido objeto de veneración y admiración por parte de los visitantes del parque.
La Experiencia Sobrenatural
Cuando Sonia Drapeau (en imagen sobre este párrafo) tuvo la oportunidad de tocar el anillo de Santa Juana de Arco, experimentó lo que ella describió como una «irrupción de lo sobrenatural». Según Sonia, al tocar el anillo, sintió un calor abrasador que la inundó de un sentimiento de amor infinito, maravilloso e indescriptible. En ese instante, Sonia tuvo la certeza de la existencia de una entidad o ser invisible, y sintió que había estado ciega y sorda durante toda su vida. Así lo relata en las páginas 12 y 13 del libro Convertie par l’anneau de Jehanne d’Arc:
«En el mismo instante que mis dedos tocaron este anillo, lo sobrenatural hizo irrupción. Un fuego ardiente me invadió, tan intenso que humanamente es imposible de describir con palabras. Consumió todo mi ser. Fui invadida por un sentimiento de amor infinito, maravilloso, indescriptible. Mi corazón se funde, mi inteligencia vacila hacia lo Eterno. ¿Qué pasó? A la velocidad de un rayo, la evidencia se me impuso: Yo creo. Creo en una entidad o en un ser invisible. Mi mamá siempre me decía: ‘Eres como santo Tomás, crees solo en lo que ves’. Atea desde mi nacimiento, tuve la impresión de haber sido ciega y sorda durante 49 largos años vacíos de sentido. Comprendí, con una luminosa certeza, que fui amada por este ser inmenso escondido en el más allá. No habiendo jamás vivido algo parecido durante mi vida ‘de antes’, mi espíritu cartesiano se topó con este torrente de amor que me inundó desde la cabeza hasta los pies».
Esta experiencia fue tan impactante para Sonia, que incluso después de la misma, continuó sintiendo ese calor abrasador y ese amor infinito. Esta experiencia marcó el inicio de su transformación a la fe católica.
El camino de conversión
Después de su experiencia con el anillo de Santa Juana de Arco, Sonia Drapeau comenzó a buscar respuestas. Conversó con su marido, Philippe, y con una amiga de la infancia, Agathe, quienes eran creyentes.
Con el apoyo de su marido y bajo la guía de un sacerdote, Sonia comenzó a recibir una formación cristiana para prepararse a su Primera Comunión. Durante este tiempo, comenzó a asistir a misa y participar en la vida sacramental de la Iglesia.
La experiencia de Sonia no sólo transformó su vida, sino también la de su familia. Después de su conversión, sus cuatro hijos comenzaron a pedir ser bautizados y recibir los sacramentos. Aunque antes no habían tenido una formación religiosa, la experiencia de Sonia con el anillo de Santa Juana de Arco llevó a toda su familia a la fe católica.
La historia de Sonia Drapeau es un testimonio poderoso de cómo la gracia de Dios se manifiesta a través de hechos en apariencia triviales, cotidianos, inesperados, pero transformadores.
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