(ZENIT Noticias / Roma, 26.05.2025).- En un momento clave para el futuro de la Iglesia católica en Alemania, cuatro obispos han decidido poner un freno y dar un paso al costado. Su negativa a participar en el comité sinodal, encargado de dar forma a un nuevo órgano nacional con participación equitativa de obispos y laicos, plantea no sólo una fisura interna, sino también interrogantes de alcance eclesial global.
Los obispos Rainer Maria Woelki (Colonia), Gregor Maria Hanke (Eichstätt), Stefan Oster (Passau) y Rudolf Voderholzer (Ratisbona) hicieron pública su postura a través de una carta enviada el 19 de mayo al presidente de la Conferencia Episcopal, Georg Bätzing, y a la presidenta del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), Irme Stetter-Karp. En ella expresaron con claridad que no reconocen al comité ni su autoridad para incluirlos como miembros: “No somos ni miembros de iure ni patrocinadores”, afirmaron con claridad.
La decisión, lejos de ser un gesto aislado, tiene profundas raíces en la controversia que desde hace años rodea al proceso sinodal alemán. Nacido en medio de la tormenta de los escándalos de abusos en Alemania, el camino sinodal iniciado en 2019 se propuso revisar estructuras, repensar la autoridad eclesial y abrir el debate sobre temas hasta ahora intocables: el papel de la mujer, el celibato, la moral sexual o la participación laical en el gobierno eclesial.
Aunque muchas de estas propuestas obtuvieron apoyo en las cinco asambleas sinodales, también generaron resistencias, tanto dentro del episcopado alemán como en el Vaticano. Roma, de hecho, advirtió en 2023 que los obispos alemanes no tienen potestad para establecer un órgano con competencias deliberativas a nivel nacional. Las recientes advertencias de la Santa Sede —que pidió incluso que no se utilice el término “consejo sinodal”— no han impedido que el proceso avance, aunque ahora lo haga con un obstáculo evidente: la falta de consenso episcopal.
Los cuatro obispos que se desmarcan no son figuras menores. Representan una línea crítica con el rumbo que ha tomado la Iglesia alemana y, aunque son minoría, su gesto es simbólicamente potente: al retirarse del comité, socavan la narrativa de un proceso plenamente representativo y unitario.
En su misiva, los prelados no se limitan a rechazar la mecánica del comité. Van más allá, proponiendo una sinodalidad “a la romana”, fiel al modelo de escucha, discernimiento y comunión impulsado por el papa Francisco a nivel universal. En lugar de estructuras permanentes con poder de decisión compartido, abogan por fortalecer la sinodalidad espiritual y pastoral, centrada en la Eucaristía como fuente y culmen de la vida eclesial.
Este gesto adquiere aún mayor carga simbólica en el contexto de la reciente elección del Papa León XIV, quien, en su etapa como prefecto del Dicasterio para los Obispos, conoció de cerca las tensiones del caso alemán. Aunque todavía es incierto cómo se posicionará el nuevo pontífice ante esta iniciativa nacional, su interlocución con los obispos germanos y su apertura a nuevas reuniones sugiere que el debate está lejos de cerrarse.
Irme Stetter-Karp, en tanto, ha reiterado la voluntad del ZdK de dialogar con Roma y someter los estatutos del nuevo órgano al escrutinio vaticano. La próxima etapa del proceso está prevista para octubre, cuando el comité sinodal interino podría tomar decisiones definitivas sobre el futuro “Consejo de la Iglesia” en Alemania.
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