(ZENIT Noticias / Roma, 27.05.2025).- En una era de liturgias transmitidas en vivo y devociones digitales, una melodía antigua captó inesperadamente la atención mundial. El domingo 11 de mayo, el Papa León XIV se presentó ante miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro y cantó el Regina Caeli desde el balcón central de la basílica: un gesto sencillo que resonó mucho más allá de los adoquines del Vaticano. Cuando repitió el canto el domingo siguiente, quedó claro que se trataba de algo más que una decisión aislada: era una declaración de intenciones.
Para el fraile dominico Robert Mehlhart, presidente del Pontificio Instituto de Música Sacra, el momento fue electrizante. Entre la reacción de la multitud —silencio reverente, lágrimas en los ojos, voces indecisas que se unían— notó algo más: muchos fieles querían cantar con el Papa, pero no sabían cómo.
Esa observación se convirtió en la semilla de una iniciativa litúrgica digital que ahora se extiende por todos los continentes. Titulada «Cantemos con el Papa», una serie de tutoriales de canto creada por Mehlhart y presentada por el Instituto se ha convertido en un fenómeno inesperado, con cientos de miles de visualizaciones en línea. El objetivo es ambicioso y profundamente pastoral: dotar a los católicos comunes de las herramientas necesarias para participar activamente, y musicalmente, en los momentos más sagrados de la Iglesia.
Ver esta publicación en Instagram
Los tutoriales, publicados en las redes sociales del Instituto, enseñan piezas sencillas y fáciles de cantar de la tradición gregoriana de la Iglesia, muchas de las cuales se utilizan en misas papales y celebraciones oficiales. Cada video está elaborado con claridad y cuidado, pensado para quienes quizás nunca hayan leído una sola nota musical. La respuesta ha sido asombrosa. Lo que comenzó como un recurso para 153 estudiantes de 44 países que estudiaban en el Instituto ahora está llegando a una congregación global de estudiantes entusiastas.
Según el Instituto, la misión del proyecto no es solo educativa, sino también espiritual. El canto gregoriano, a menudo considerado el lenguaje musical nativo de la Iglesia, es más que solo sonido; es oración. “Nuestra esperanza es que este legado sea accesible para todos, no solo para coros o profesionales”, declaró Mehlhart en una entrevista. “No se trata de interpretación. Se trata de participación. Se trata de amor”.
Las raíces teológicas del proyecto son profundas. “Los cristianos cantan”, añadió Mehlhart, citando a San Agustín. “Los amantes cantan, y los cristianos son amantes porque aman a Dios”. Con ese espíritu, se anima a unirse incluso a quienes se sienten inexpertos en música. El énfasis, insiste Mehlhart, no está en el tono, sino en la presencia. Es la voz de la Iglesia, reunida y viva.
Si bien muchos esperaban que el pontificado del Papa León XIV enfatizara la continuidad con su predecesor, este enfoque temprano en el canto marca un tono distintivo, uno que está transformando silenciosamente la vida litúrgica. En un mundo a menudo dividido por el ruido, la decisión del Papa de alzar la voz en el canto podría ser una de las decisiones más unificadoras de todas. Y gracias a un fraile dominico con un teléfono inteligente y una visión, toda la Iglesia está invitada a cantar.
Gracias por leer nuestros contenidos. Si deseas recibir el mail diario con las noticias de ZENIT puedes suscribirte gratuitamente a través de este enlace.