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El Papa dialoga con las superioras generales sobre los abusos y el diaconado femenino

Audiencia con la Unión Internacional

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(ZENIT – 13 mayo 2019).- El Santo Padre Francisco ha recibido esta mañana en audiencia a las participantes en el encuentro de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), con motivo de la XXI Asamblea Plenaria, titulada «Sembradoras de esperanza profética», en la que han tomado parte  850 Superioras Generales de 80 países diferentes (6-10 de mayo, Roma).

Después de entregar a las presentes el discurso preparado para la ocasión, el Papa improvisó unas palabras dirigidas a las presentes y respondió también a las preguntas formuladas por algunas de ellas.

Publicamos a continuación el discurso improvisado por el Santo Padre, dirigido a las religiosas.

***

Discurso del Papa Francisco (improvisado)

Gracias por vuestra presencia. He preparado un discurso, pero leer los discursos es aburrido, así que se lo doy a la Presidenta que os hará llegar el discurso oficial. Me gustaría dialogar con vosotros. Pero primero me gustaría hablar sobre dos o tres cosas que ha dicho la Presidenta.

Sois más o menos 850  de 80 países diferentes – es muy variado. Pensaba en hace treinta años, una reunión de las Superioras Generales, cada uno con su propio hábito [ríen]: todas iguales en el esconderse. Hoy, cada uno tiene el hábito que la congregación ha elegido: el hábito secular, el hábito tradicional, un hábito más moderno, por lo tanto, un hábito nacional: la presidenta… Creo que le daremos el premio a la Superiora de las Hermanas de Jesús y María porque es realmente elegante con el hábito hindú.

Muchas gracias. Gracias por el camino de actualización que estáis recorriendo. Es arriesgado Siempre. Crecer siempre es arriesgado, pero es más arriesgado tener miedo y no crecer. Porque ahora no ves la crisis, el peligro, pero al final serás pusilánime, pequeña. No una niña: un bebé, es peor. Gracias por vuestro trabajo.

El problema de los abusos: el problema de los abusos no se resuelve con las soluciones de la Iglesia de un día para otro. Ha comenzado un proceso. Ayer salió otro documento y, así, lentamente, llevamos adelante un proceso. Porque es algo de lo que desde hace 20 años hasta ahora no teníamos conciencia y nos estamos dando cuenta de ello, con tanta vergüenza, pero ¡bendita vergüenza! Porque la vergüenza es una gracia de Dios. Y sí, es un proceso pero tenemos que seguir adelante, adelante con el proceso, paso a paso, para resolver este problema.

Algunas de las organizaciones contra el abuso no se han quedado contentas con el encuentro de febrero [de los presidentes de las conferencias episcopales]: «No,  no han hecho nada». Las entiendo, porque hay sufrimiento dentro. Y dije que si hubiéramos ahorcado a cien sacerdotes abusadores en la Plaza de San Pedro, todos habrían estado contentos , pero el problema no se habría resuelto. Los problemas en la vida se resuelven a través de procesos, no ocupando espacios.

Entonces, el abuso de las religiosas es un problema grave, es un problema grave; soy consciente de ello. También aquí, en Roma, son conscientes de los problemas, de las informaciones que llegan. Y no solo el abuso sexual de la religiosa: también el abuso de poder, el abuso de conciencia. Debemos luchar contra ello. Y también el servicio de las religiosas: servicio, no servidumbre. No te hiciste religiosa para convertirte en la criada de un clérigo, no. Pero en esto, ayudémonos unos a otros. Nosotros podemos decir que no, pero si la Superiora dice que sí… No, todos juntos: servidumbre no, servicio sí.. Tú trabajas en los dicasterios, en este, en el otro, incluso administrando una nunciatura como administradora, fenomenal, así está bien. Pero doméstica, no. Si quieres ser empleada doméstica haz lo que hacían y hacen las hermanas del padre Pernet de la Assomption, que son enfermeras, empleadas domésticas en los hogares de los enfermos: sí, porque es servicio. Pero la servidumbre no. En esto, ayudémonos unos a otros.

Luego, el diaconado femenino. Cuando me sugeristeis que hiciera una comisión, -porque la idea fue vuestra- dije que sí, la hice, la comisión ha trabajado bien, todos eran inteligentes, teólogos y teólogas, y llegaron hasta un punto determinado, todos de acuerdo. Después, cada uno tenía una idea propia así que… Yo se la doy a la Presidenta, -la entrego oficialmente hoy- el resultado de lo poco a lo que han llegado todos de acuerdo. Tengo, además, conmigo la relatio personal de cada uno que va más allá, uno que se detiene en un punto determinado… Y hay que estudiar la cuestión, porque yo no puedo hacer un decreto sacramental sin un fundamento teológico, histórico. Pero se ha trabajado bastante. Poco, es cierto: el resultado no es genial. Pero es un paso adelante. Por supuesto, había una forma de diaconado femenino al principio, especialmente en Siria, en esa zona; Lo dije [en la conferencia de prensa] en el avión [en el vuelo de regreso de Macedonia]: ayudaban en el bautismo, en caso de disolución del matrimonio, estas cosas… la forma de ordenación no era una fórmula sacramental, era por así decirlo. –esto es lo que me dice la información, porque yo no soy experto en esto- como hoy es la bendición abacial de una abadesa, una bendición especial para el diácono de las diaconisas. Se seguirá adelante, porque de aquí a poco podría llamar a los miembros de la comisión, ver cómo han ido adelante. Doy oficialmente el informe común; yo me quedo, – si alguna está interesada,- se la puedo dar, la opinión personal de cada uno. Pero hicieron un buen trabajo, y se lo agradezco.

Luego, sobre la función en la Iglesia. Buscad… Debemos continuar con la pregunta: ¿Cuál es el trabajo de la religiosa en la Iglesia, de la mujer y de la mujer consagrada? Y no hay que equivocarse pensando que sea solo un trabajo funcional… Puede ser, sí, que lo sea, un jefe de dicasterio… En Buenos Aires tuve una cancillera; hay tantas cancilleras en los obispados… Sí, puede ser, también funcional; pero lo importante es algo que va más allá de las funciones, que aún no ha madurado, que aún no hemos entendido correctamente. Yo digo «la Iglesia es femenina», «la Iglesia es mujer», y alguien dice: «Sí, pero esta es una imagen». No, es la realidad. En la Biblia, en el Apocalipsis la llaman «la esposa», es la esposa de Jesús, es una mujer. Pero sobre esta teología de la mujer, debemos avanzar.

Esto es lo que quería deciros.

© Librería Editorial Vaticano

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Redacción zenit

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